Portando el uniforme de reo color caqui, con la camisa fajada en el pantalón, zapatos cafés y sin bigote y su cabellera negra, así se veía Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera uno de los tantos días que estuvo en el Centro Federal de Readaptación Social Número 1 “El Altiplano”, según se observa en dos fotografías inéditas del narcotraficante que fueron entregadas a Infobae México.
A seis años de la última detención del fundador del Cártel de Sinaloa, aún hay material inédito que está saliendo a la luz y esta vez se trata de imágenes que ilustran uno de los encuentros que tuvo el narcotraficante con la criminóloga mexicana Mónica Ramírez Cano, quien a través de estas entrevistas logró entrar en la mente de quien fue uno de los máximos objetivos de los gobiernos de México y Estados Unidos.
Con bolígrafo en mano, las fotos reviven el momento justo en el que Joaquín Archivaldo Guzmán Loera firma a Ramírez Cano una autorización para usar su perfil psicológico con fines de investigación, con el objetivo de crear protocolos, ilustrar ejemplos, publicar extractos y evidenciar “focos rojos”.
De frente a un gran escritorio café en donde se reflejaban los barrotes de una ventana, se ve al narcotraficante a un lado de una silla vacía y otras más apiladas mientras, con las manos entrelazadas entre sus piernas ligeramente abiertas, detiene la mirada en la criminóloga, quien mantiene en la mesa varias pilas de documentos. También hay un pedazo de papel de baño, en donde “El Chapo” se limpió los dedos luego de pasarlos por una almohadilla de tinta.
El retrato también deja ver lo pequeño que el narcotraficante lucía en su ropa carcelaria, pues el hombre de 1,68 metros de estatura se veía obligado a hacer un doblez en la parte inferior del pantalón.
La especialista en perfiles de criminales de la talla de Servando Gómez Martínez, ”La Tuta”, líder de Los Caballeros Templarios, y Dámaso López Núnez “El Licenciado” compadre de “El Chapo”, ha dado en distintas ocasiones detalles de los diálogos que mantuvo con Guzmán Loera.
Una de las anécdotas que recién ha hecho públicas fue cuando la investigadora se entrevistó con él luego de que autoridades estadounidenses lo visitaran en Almoloya, previo a su inminente extradición. En esa ocasión, “El Chapo” se decía “contento” pues tenía conocimiento de que no existían imputaciones directas, por lo que estaba dispuesto a negociar con el gobierno estadounidense.
―Pues contento porque ya vinieron autoridades del otro lado para explicarme lo de la extradición―, decía Guzmán.
―¿Cómo y qué tal le fue? ― lo cuestionó Mónica Ramírez.
―Muy bien, no tengo ninguna imputación directa, así que me explicaron que me echaría en la cárcel de unos 8 a 10 años, así que acepté la extradición, voy a negociar con los gringos porque aquí, en México, no puedo hacer nada―, reveló la criminóloga en su cuenta de Twitter.
Ante la incredulidad de Ramírez Cano, la criminóloga preguntó nuevamente al narcotraficante si estaba seguro y si entendía cómo funcionaba la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).
―Sí, y me dijeron eso, que máximo unos 8 a 10 años. Así que acepté mi extradición―, le contestó la pareja de Emma Coronel, quien precisó que ya había dado instrucciones a sus abogados para que promovieran su traslado.
Según cuenta Mónica Ramírez, al principio el sinaloense se mostraba a la negativa de aceptar la extradición, pues su defensa le aseguraba que pasaría toda su vida encerrado “sin poder ver ni a mi mamá, a mis cuatas, a mi mujer, solo en un hoyo sin casi ver la luz”, pero luego de esa reunión con las autoridades habría optado por dar un giro a su postura.
“No sabía que esa decisión le cambiaría la vida para siempre. Había firmado su sentencia de muerte”, aseveró la criminóloga, quien además se dijo sorprendida cuando al iniciar el juicio en EEUU Guzmán Loera no negoció y, por el contrario, se selló el llamado “juicio del siglo” con una cadena perpetua.
La anécdota de la criminóloga también termina con una tercera fotografía, una imagen que salió a la luz días después del 11 de junio de 2015, cuando “El Chapo” Guzmán se escapó por segunda vez del penal de máxima seguridad. Se dice, se movió vía terrestre al estado de Querétaro y de ahí a Sonora con apoyo de un piloto que tiempo después fue detenido por la entonces Fiscalía General de la República (PGR, hoy FGR).
En la imagen, a Guzmán Loera se le ve relajado en la cabina de una avioneta mientras en ese instante se desataba una cacería internacional en su contra.
No hay escapatoria
Los últimos días no han sido los mejores para Joaquín “El Chapo” Guzmán, la única ventana que el fundador del Cártel de Sinaloa tenía para librarse de la cadena perpetua fue cerrada, por lo que el capo pasará el resto de su vida en una cárcel en EEUU.
El pasado 25 de enero, el Segundo Circuito de la Corte de Apelaciones de Nueva York, en Estados Unidos, rechazó la apelación que la defensa de Guzmán Lorea promovió contra la sentencia de culpabilidad que su cliente recibió el 12 de febrero de 2019 de parte de un jurado conformado por 12 personas.
Esa Corte de Apelación era el último recurso de Joaquín Guzmán para que su sentencia fuera cancelada, se repitiera el juicio en su contra y así tuviera una oportunidad de salir de prisión.
El argumento de la apelación por parte de los abogados de Guzmán Loera fue que miembros del jurado violaron algunas de las reglas que el juez del caso, Brian Cogan, les enlistó al iniciar el caso, lo que alteró su imparcialidad.
La evidencia de las violaciones que acusaba la defensa del capo vino de la entrevista que uno de los miembros del jurado realizó con el periodista estadounidense Keegan Hamilton, y que fue publicada en el medio Vice News. En la entrevista, el miembro del jurado confiesa haber roto al menos dos de las reglas del juez: no seguir el juicio a través de las noticias y redes sociales, así como ignorar las pruebas que no fueron incluidas en el caso.
El miembro del jurado dijo en la entrevista que siguió noticias sobre el juicio en Twitter y que conoció pruebas que fueron excluidas del caso, como que Guzmán Loera habría drogado y violado a menores de edad.
La desobediencia de este miembro del jurado, según la defensa del narcotraficante, puso en duda su imparcialidad a la hora de señalarlo como culpable. También argumentaron que, de rechazar la apelación, se dejaría un precedente peligroso para próximos casos de alto nivel.
El Departamento de Justicia de EEUU, por su parte, rechazó el argumento de la defensa desestimando la veracidad de la entrevista de Vice News a uno de los miembros del jurado, calificándola como proveniente de una fuente anónima y no corroborada.
Al respecto, la Corte de Apelaciones determinó que el juez Brian Cogan condujo el juicio, durante los tres meses que duró, de forma diligente e imparcial, rechazando la apelación de la defensa de Guzmán Loera y ratificando sentencia, así como la cadena perpetua contra “El Chapo”.
La Corte de Apelaciones aseguró que el juez Brian Cogan indagó, durante el juicio, si el jurado estuvo expuesto a noticias sobre el caso y hubo miembros que reconocieron haberlo estado, el juez habló con ellos al respecto y les pidió imparcialidad.
Sobre la entrevista que realizó el miembro del jurado, la Corte de Apelaciones aseguró que no muestra que algún miembro del jurado no haya sido imparcial durante el juicio o que tuviera prejuicios y calificó de “inofensivo” cualquier posible prejuicio del jurado contra el acusado ante la “abrumadora evidencia” que el Departamento de Justicia presentó durante los tres meses de juicio.
Nuevos golpes
Joaquín Guzmán Loera fue declarado culpable por 10 delitos entre los que destacan liderar una empresa criminal, tráfico de drogas, uso de un arma de fuego, conspiración por lavado de dinero y para asesinar. El juicio, que duró tres meses, tuvo como evidencia más de mil documentos y más de 50 testigos, entre ellos funcionarios federales, aliados y hasta amores de “El Chapo”.
Desde su sentencia de culpabilidad, Guzmán Loera se encuentra recluido en la prisión de máxima seguridad ADX Florence, en Colorado, también conocida como el “Alcatraz de las Rocosas”, donde también están otros capos de las drogas como Osiel Cárdenas Guillén, exlíder del Cártel del Golfo, Francisco Javer Arellano Félix, miembro del Cártel de Tijuana, así como peligrosos terroristas, tal es el caso de Zacarias Moussaoui, uno de los hombres detrás del atentado a las Torres Gemelas el 11 de septiembre del 2001, y Dzhokhar Tsarnaev, autor del atentado en el Maratón de Bostón el 15 de abril del 2013.
Luego de su caída, otro golpe vino… pero a su corazón, cuando su esposa y madre de sus dos hijas gemelas, Emma Coronel Aispuro, fue detenida por el gobierno de EEUU acusada de lavado de dinero y tráfico de drogas, debido a su complicidad con Guzmán Loera y el Cártel de Sinaloa.
Emma Coronel, con fama internacional por su relación con el narcotraficante, su extravagante estilo de vida y su actividad en redes sociales, se declaró culpable y le dieron apenas 36 meses de prisión. A diferencia de su esposo, Coronel Aispuro sí podrá ver crecer a sus pequeñas.
Tras la sentencia de Joaquín Guzmán Loera, el Cártel de Sinaloa mantiene una disputa interna por el control de la organización, la cual es protagonizada principalmente por los hijos de “El Chapo” llamados los Chapitos, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, así como Joaquín y Ovidio Guzmán López; en contra de Ismael “El Mayo” Zambada.
En una tercera ala criminal estaría Rafael Caro Quintero, aunque no está confirmado si forma parte del Cártel de Sinaloa, pues actualmente le disputa parte de Sonora con el Cártel de Caborca y, se rumora, tiene rencillas con los hijo de “El Chapo”. Un cuarto bloque dentro del cártel estaría encabezado por Aureliano Guzmán Loera, El Guano, tío de los Chapitos.
El Gobierno de Estados Unidos ofrece una recompensa por datos que den con el paradero de la gran mayoría de estos personajes: Por Caro Quintero se ofertan hasta 20 millones de dólares; por “El Mayo” Zambada, 15 millones de dólares; mientras que por los cuatro Chapitos y El Guano, 5 millones de dólares cada uno.
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