José Doroteo Arango Arámbula, mejor conocido como Pancho Villa, es uno de los personajes históricos más controversiales de la historia de la Revolución Méxicana. Este audaz caudillo se ganó el respeto de muchos hombres gracias a su liderazgo y valentía demostrada durante el movimiento armado.
Es importante recordar que el general Villa participó en dos etapas de la lucha, primero luchó fervientemente junto a Francisco I. Madero para derrocar al dictador Porfirio Díaz y, una vez que logró que el general Díaz presentara su renuncia, se dirigió a continuar con su lucha al norte del país en donde planificó su estrategia en contra de las campañas de Victoriano Huerta, quien subió al poder después de un golpe de estado.
Su auténtica habilidad en el manejo de armas y su gran conocimiento del territorio mexicano, lo llevaron a dirigir por años a sus Dorados, hombres que compartían la ideología del Centauro del Norte y que lo acompañaban lealmente por todo el país.
Ya para 1914 las tensiones entre Francisco Villa y Venustiano Carranza se agudizaron debido a un mal entendido durante la toma de Zacatecas, en el afán de mantener la paz entre ambos revolucionarios, se firmó el Pacto de Torreón en el cuál se acordó que Carranza seguiría siendo el primer jefe y Francisco Villa estaría al mando de la División del Norte siendo totalmente externo a las órdenes de Álvaro Obregón y Pablo González.
No obstante, a Pancho Villa le empezaron a causar desconfianza algunas de las medidas administrativas que Venustiano Carranza estaba tomando como por ejemplo, su intervención en el manejo de los ferrocarriles que dependían de la División del Norte. De esta forma, el Pacto de Torreón duró solo un par de meses hasta que en agosto se rompió y el Centauro del Norte optó por dirigirse al norte del país junto a sus tropas.
Fue así como el 13 de marzo de 1915, Francisco Villa llegó acompañado de sus hombres a la estación de tren “Unión” de Monterrey. Actualmente en aquella antigua estación se encuentra el cruce de las avenidas Cuauhtémoc y Colón.
El Centauro del Norte se hospedó en el famoso hotel Ancira en Monterrey; diversas versiones apuntan a que Pancho Villa ingresó al vestíbulo del recinto montado en su caballo junto a sus Dorados. También se cuenta que el caudillo solicitó una habitación para su corcel y disparó en una de las paredes, aunque esto último no ha sido comprobado.
El motivo de su visita era recaudar fondos para su causa y para lograrlo convocó a los empresarios más importantes de Monterrey y al entonces gobernador del estado Raúl Madero, quienes no lo recibieron precisamente con los brazos abiertos.
Al percatarse de la indiferencia de los hombres, el general revolucionario optó por un trato duro y firme; primero apresó al entonces presidente de la Cámara de Comercio y les exigió a los empresarios entregarle en un plazo de tres días un millón de pesos para su causa y en caso de no cumplir, amenazó con fusilarlos.
Tras dichas advertencias sólo algunos de los empresarios donaron dinero a la causa de Villa y durante su visita a Monterrey únicamente recaudó la cantidad de 280 mil pesos.
Aunque el Centauro del Norte tenía claro su objetivo, su única visita a Monterrey solo fue el primer paso del fin de la era Villista, pues aunque consiguió fondos para continuar su lucha contra las tropas carrancistas, su poder y número de seguidores habían disminuido considerablemente.
Tiempo más tarde las tropas de Pancho Villa serían derrotadas en Celaya por las de Álvaro Obregón con quien, a pesar de haber trabajado juntos, siempre tuvo diferencias.
Aunque su estancia en Monterrey fue corta, significó mucho para la edificación de la ciudad y del hotel Ancira, mismo que hasta el día de hoy continúa recibiendo y encantando a huéspedes con su impresionante arquitectura e historias que guardan sus muros, como esta que relata el día que el general revolucionario Pancho Villa se hospedó junto a sus hombres y caballos en las habitaciones del recinto.
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