México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, prueba de ello es que en las tres primeras semanas del año han sido asesinados tres periodistas: Lourdes Maldonado, Margarito Martínez y José Luis Gamboa, desde el año 2000, la organización Artículo 19 tiene el registro de 148 comunicadores, cuyos homicidios tienen relación directa con su trabajo por dar cobertura a información sobre grupos criminales, corrupción en la policía o en el gobierno.
Por esta razón, más de tres docenas de periodistas de diversas fuentes y medios tomaron las calles del país el martes 25 de enero para protestar contra la inseguridad a la que se tienen que enfrentar a diario asimismo, exigieron justicia por los recientes asesinatos de sus colegas.
Bajo las consignas de “¡no estás solo!” y “¡justicia!” protestaron en 47 ciudades de todo el país en el marco de las acciones bajo el lema “Periodismo en riesgo”.
Las protestas se concentraron al exterior de dependencias gubernamentales, como en la Ciudad de México, donde cientos de periodistas se dieron cita frente a la Secretaría de Gobernación (Segob) con carteles en los que se podía leer “no se mata la verdad.”
En Baja California, lugar en donde se perpetraron dos de los tres asesinatos, con la ayuda de un megáfono se leyó un pronunciamiento frente al Palacio de Gobierno y se colocó un altar como homenaje a los comunicadores que perdieron la vida en la entidad.
No sólo son asesinados, antes de llegar a ese punto, reporteros, camarógrafos y periodistas sufren agresiones y amenazas, por lo que tienen que solicitar protección, mientras que otros optan por salir del país para mantenerse seguros.
De acuerdo con la Segob, desde el inicio del sexenio de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se tiene el registro de 47 periodistas asesinados, al corte de octubre de 2021.
Sin embargo, sólo en cinco casos se ha dictado sentencia, siete casos siguen en judicialización, 33 en fase de investigación y dos casos no tienen ejercicio de la acción penal.
En términos generales, el 95 por ciento de los crímenes contra periodistas quedan impunes, de acuerdo con el Comité para la Protección de los Periodistas, con sede en Nueva York.
En este sentido, quienes terminan tras las rejas son delincuentes de bajo nivel mas no quienes ordenaron el asesinato de los periodistas, es decir, los autores intelectuales.
Pese a las protestas y manifestaciones en las que los periodistas no exigen algo extraordinario, sólo seguridad y justicia, la ola de inseguridad no ha cesado en el país, tampoco se han creado medidas más estrictas para salvaguardar su integridad y que puedan ejercer su profesión sin temor a ser asesinados.
Por el contrario, el gobierno de López Obrador ha promovido la crítica a los medios de comunicación, específicamente a quienes hacen señalamientos contra su gobierno o hacia algún miembro de su gabinete.
Estas acciones más allá de ayudar a erradicar esta problemática en el país, incentivan a tener un mal concepto de la prensa en México y lo que representa la libertad de expresión en el país.
En cuanto se dio a conocer la noticia de la ejecución de Lourdes Maldonado, los usuarios de redes sociales recuperaron la participación que tuvo en una conferencia matutina durante 2019, cuando acudió con AMLO para pedirle ayuda por su caso y donde aseguró que temía por su vida.
Dicho suceso ocurrió el 26 de marzo del 2019. En ese momento, solicitó la palabra y se presentó como periodista del Semanario Séptimo Día. Durante su participación, cuestionó al mandatario sobre temas de comercio, aunque también le contó sobre su situación legal que incluía a un “personaje fuerte de la política”.
“Vengo para pedirle apoyo, ayuda y justicia laboral porque hasta temo por mi vida. Se trata de un pleito que tengo seis años con él (...) Vengo a pedirle ese apoyo, esa justicia y lo hago porque se trata de un personaje fuerte en política que no pretende pagarme ni mucho menos”
En cuanto Maldonado terminó, el jefe del Ejecutivo le aseguró que hablaría con Jesús Ramírez Cuevas, coordinador General de Comunicación Social de la Presidencia de la República, para atenderla, apoyarla y pedir justicia por ella. “Que no haya influyentismo, que se actúe”, aseveró el mandatario.
Sin embargo, esa ayuda nunca llegó y el 23 de enero, el cuerpo de Lourdes quedó dentro de su auto encendido, con varios impactos de bala.
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