Que si surgió del náhuatl o maya, que si viene de la combinación de chile y chango o huachinango, que si es un término ofensivo... Hay múltiples versiones que explican cuál es el posible origen de “chilango(a)”, una de las palabras que más se usan en la actualidad para hablar de las personas que son habitantes de la Ciudad de México (CDMX). Acá se confirma si algunas de estas teorías son ciertas.
La Real Academia Española (RAE) define la palabra como un adjetivo coloquial que se utiliza para hablar de algo “perteneciente o relativo al Distrito Federal (DF)”, también se refiere a algo “natural del DF”. Cabe aclarar que esta información se encuentra un poco desactualizada, ya que desde el año 2016 la entidad cambió su nombre oficial a CDMX.
Por otra parte, la Academia Mexicana de la Lenga (AML) apunta que el vocablo sirve para designar a las personas que residen en la capital del país, “ya sea a los nacidos ahí como a aquellos que se han asentado en ella”. También agrega que la población de este lugar se reconoce como chilanga, puesto que “la mayoría considera aceptable esta designación, aun cuando es más propia de la lengua hablada coloquial, que del registro formal o culto y pese a que, para algunos, aún conserva cierto valor peyorativo”.
De igual forma, el Diccionario del español de México de El Colegio de México y el Diccionario breve de mexicanismos agregan que también puede ser un sustantivo que se emplea para hablar de todo aquello que “es originario, pertenece o se relaciona a la CDMX”.
No obstante, ninguna de estas instituciones de la lengua aporta algún dato que indique el origen etimológico o si el término se deriva de otras palabras, a diferencia del poeta mexicano Gabriel Zaid, quien argumentó que una de las posibles explicaciones se encuentra en el maya xilaan, palabra maya que significa “desgreñado”, la cual nació en el estado de Veracruz.
El mismo autor comenta que el escritor César Corzo Espinosa propuso en 1978 que chilango venía del náhuatl chilan-co que significa “donde están los colorados”. El registro se hizo en el estado de Chiapas y explicó que este vocablo hace “alusión al color de piel de los habitantes de la CDMX”.
Por otro lado, la Revista Consideraciones del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM) afirma que el primer registro de la palabra en cuestión apareció en 1954 en una tesis de Alfred Bruce titulada El habla popular y la conciencia colectiva. En ésta se dice que el término se usó en Veracruz para hablar de las personas de la capital y “desde entonces se empezó a relacionar con vocablos mayas y nahuas”.
Sin embargo, en un artículo de la UNAM, José Moreno de Alba, integrante del Instituto de Investigaciones Filológicas aclara que es un término complejo y complicado porque no se tienen estudios que revelen a ciencia cierta que “chilango” se origine de alguna lengua prehispánica.
Recalca que no es un gentilicio porque la palabra no se desprende del nombre del estado. Aunque antes se utilizaba “defeño” por el antiguo nombre de Distrito Federal, hoy en día lo correcto es llamar a los residentes de esa entidad “capitalino(a)s”.
La única certeza que existe en torno a la palabra es que “fue utilizada para referirse a los habitantes de la Ciudad de México en la primera mitad del siglo XX”. Moreno de Alba indica que surgió porque antes no se sabía de qué forma llamar a las personas que venían de este lugar, misma situación que pasó con la gente del Estado de México, ya que fue hasta que la Cámara de Diputados envió una carta a la AML que se aceptó la palabra “mexiquense” para referirse a todo lo referente a este estado.
Asimismo, hay una teoría que circula en la población mexicana que dice que la voz nació de la combinación de “chile” y “chango” o “huachinango” para nombrar con intención despectiva a los integrantes de esta región.
Respecto a todas estas confusiones el investigador agregó: “Chilango no tiene una raíz visible, lo que provoca que los hablantes o incluso algunos especialistas hagan falsas etimologías”.
Finalmente, a pesar de que no se tenga un registro exacto de este vocablo, la realidad es que ya se encuentra muy presente en la jerga de todo el país, por lo mismo, los diccionarios han decido agregarla a su listado de palabras. Ya sea que se diga chilango o capitalino, es un hecho que ambas son aceptadas socialmente.
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