En la noche del 22 de enero, los restos de Tadeo, el bebé fallecido hallado en el Penal de San Miguel, en Puebla, fueron trasladados de regreso a la Ciudad de México (CDMX), donde se le volverán a dar sepultura.
Así lo anunció la Fiscalía General de Justicia capitalina (FGJCDMX) en su cuenta de Twitter, luego de confirmarse el parentesco con la pareja que denunció la exhumación del recién nacido ante las autoridades.
“Ayer por la noche, el cortejo fúnebre viajo de la ciudad de Puebla a la capital del país, para sepultar los restos del recién nacido”.
A través de una tarjeta informativa publicada este 23 de enero, el órgano relató que elementos de la Fiscalía se trasladaron a Puebla, donde establecieron contacto directo con la madre y el padre del menor para ofrecer apoyo en el traslado, así como en la gestión de la gratuidad de los servicios funerarios.
En ese tenor, la Fiscalía refrendó su compromiso de brindar acompañamiento económico, jurídico, económico, psicológico y social a familiares del pequeño Tadeo.
“Brinda FGJCDMX acompañamiento a familia de menor de edad, cuyo cuerpo fue hallado en Puebla, y amplía la investigación”, expresó.
Respecto a la investigación aún en curso, la Fiscalía puntualizó que ese mismo día del traslado, personal ministerial, peritos y detectives de la Policía de Investigación (PDI) llevaron a cabo una inspección en el campo santo del cual fue sustraído.
Durante el operativo, detalló, se entrevistó a personal del lugar, con el objetivo de ahondar en los hechos ocurridos - esto, en apoyo con la Fiscalía General del Estado (FGE) de Puebla, cuyo fiscal, Gilberto Higuera, aseveró que ya se ha identificado a la persona que depositó al bebé en el contenedor de basura.
Asimismo, el órgano poblano descartó que se haya extraído algún miembro funcional del cuerpo tras desenterrarlo; aclaró que la herida en su abdomen correspondía a la de una operación efectuada a raíz del padecimiento intestinal que causó su muerte el pasado 05 de enero.
“Se adviritó que conservaba todos sus órganos en su lugar y que presentaba una herida quirúrgica de 7 centímetros con sus puntos de sutura originales”.
El indignante hallazgo del 10 de enero sucedió en el área de los talacheros, como se conoce a los presos que ayudan a los custodios a vaciar los desechos. El menor —de unos días de nacido— portaba un gorro y tenía sangre. Además, en el abdomen presentaba una cirugía de apéndice, por lo que las primeras sospechas apuntaban a que habría sido utilizado para introducir droga.
Desde la noticia del descubrimiento, el caso fue atraído por la organización Reinserta, cuya fundadora Saskia Niño de Rivera, exhortó a Ernestina Godoy, Fiscal general la CDMX, a informar sobre “cómo se pudieron haber robado un bebé de un hospital o morgue para que acabara en un basurero de Puebla”.
Por su parte, el pasado 15 de enero, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) solicitó a la FGE de Puebla colaborar con la investigación y pidió reforzar los controles de vigilancia.
En México, fueron asesinados 822 niños durante la pandemia, pero el caso de este pequeño ha sido uno de los que más ha conmocionado al país. El recuerdo de lo que ocurrió a la niña Ángela, abandonada en una maleta en 2015, hizo pensar que se trataba de otra brutalidad contra un menor.
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