Recientemente en redes sociales se viralizó un video de una clase virtual del Centro de Estudios Superiores San Ángel (CESSA) en el que una profesora llamada Irene García Méndez realizó un chiste de mal gusto sobre la Comunidad Judía. Tras emitir el comentario soltó una carcajada sin esperar que esa misma tarde sería despedida de su puesto como docente en la institución.
La reacción de sus alumnos le dejó ver a la profesora que había cometido un grave error, no obstante, cuando el video se viralizó en redes sociales causó una gran indignación no solo a la comunidad judía sino a todos aquellos que reconocen la magnitud y gravedad que tiene burlarse de un sector de la sociedad históricamente reprimido.
Cabe mencionar que la docente justificó sus actos diciendo que era una forma de amenizar su clase, pero esta dinámica no solo la hizo perder su trabajo en la institución educativa sino que desató una gran polémica sobre lo que se debe considerar -o no- gracioso.
Aunque en distintas ocasiones se ha considerado al humor como una forma divertida de abordar desgracias o situaciones incómodas, hay que reconocer el valor e impacto que estos comentarios tienen en la sociedad y para ello, es necesario remontarnos a los principios teóricos del lenguaje.
De acuerdo al licenciado en Ciencias de la Comunicación y experto en Teorías del Discurso de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Eduardo Ruíz, el lenguaje es un código que los seres sociales hemos construido para poder satisfacer nuestras necesidades comunicativas.
A través del tiempo, los seres humanos hemos aprendido a interpretar este código desde nuestra propia perspectiva del mundo, no obstante, es necesario recordar que el lenguaje no es un elemento externo a la sociedad, por el contrario, es un referente intrínseco de las convenciones sociales que hemos desarrollado al ser todos parte de un sistema.
Es decir, el lenguaje mantiene ideologías ya que cada palabra que se pronuncia es solo un reflejo del modo de pensar que cada persona tiene. La enunciación lingüística parte de una ideología que previamente fue enseñada y que se arraigó en el pensamiento de las personas.
De esta forma, es importante recordar que sin la enunciación o el lenguaje simplemente la realidad no existiría; lo que no se enuncia no existe, es precisamente este conjunto de símbolos y sonidos lo que le da sustento a la realidad en el que día tras día la sociedad se desarrolla.
Bajo esa perspectiva resulta pertinente evidenciar que comentarios como el de la docente del CESSA impactan en la vida diaria y en la educación de nuevas generaciones, pues perpetúan una ideología xenófoba y racista que por años se ha luchado por erradicar.
Desde el psicoanálisis, Sigmund Freud determina que el chiste es un mecanismo de enfrentarse a las situaciones del mundo a través de la sátira, no obstante, este concepto se ha tergiversado con el pasar del tiempo y se ha convertido en una forma que disfrazar los discursos de odio.
Desde la perspectiva lingüística, el profesor adjunto de Teorías del Discurso de la UNAM Eduardo Ruíz define al chiste como un acto de habla indirecto, es decir, un comentario satírico que apela a un discurso más profundo.
Si bien el humor forma parte de la cotidianidad de las personas, su función social no se limita únicamente a causar risa, sino que también es un medio por el cuál se perpetúan ideologías y conductas.
El comunicólogo de la UNAM Eduardo Ruíz considera que poner límites al humor es una acción sumamente complicada ya que éste va evolucionando al mismo tiempo que la sociedad. Lo que daba risa en los tiempos del porfiriato seguro no causaría la misma gracia o tendría el mismo impacto en estos días
En el video viral del aula del CESSA se puede observar que a la mayoría de los alumnos de la profesora no le causó gracia alguna su comentario, por el contrario, incluso una de sus alumnas se quejó y abandonó la clase al considerarlo totalmente ofensivo.
Esto nos habla completamente del fallido uso que el chiste tuvo en una generación que ha crecido en una convención social diferente a la de su profesora, en donde reírse sobre la situación de una comunidad históricamente reprimida no es gracioso sino sumamente indignante.
De acuerdo al experto en Teorías del Discurso, la acción que tuvieron los alumnos es la mejor forma que se tiene de abordar este tipo de situaciones y comentó que: “Para sacar a una persona del confort de su discurso, no te rías de su chiste, esta acción lo hará cuestionarse si realmente es gracioso aquel hecho o situación de la cual se está burlando”
El chiste que la profesora Irene emitió durante su clase virtual le costó no solo su puesto como docente sino también la indignación de miles de usuarios de redes sociales. Sin embargo, abrió la puerta hacia una mirada más crítica sobre lo que debe considerarse gracioso.
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