La polémica se desató en redes sociales luego de que se publicara un video de una clase del Centro de Estudios Superiores de San Ángel (CESSA) en el que se exponía cómo la profesora Irene García Méndez contaba un chiste antisemita que en seguida causó molestia entre alumnos y alumnas de la sesión virtual.
Esta situación es un reflejo del tipo de violencia que se esconde detrás de los “discursos de humor” que aparentemente no dañan a nadie, cuando en realidad, se trata de un problema sistemático que demuestra la discriminación que se vive en México. Respecto a este hecho, el director general del Centro de Documentación e Investigación Judío de México (CDIJUM), Enrique Chmelnik Lubinsky, apuntó: “La comunidad judía es parte del país propiamente, yo creo que en particular esto no afecta sólo a los judíos sino a muchos otros grupos”.
Es muy común escuchar que en la cotidianidad de la sociedad mexicana se suelan usar palabras como “indio”, “indígena”, “prieto”, “jodido”, “put*” de forma normal. Uno de los tantos factores respecto a estas prácticas radica en la falta de concientización de nuestras raíces y de la diversidad que forma parte de nuestra historia e identidad. “Pensamos la mexicanidad en forma muy homogénea cuando en realidad es un país tan heterogéneo en el que los grupos minoritarios como los judíos, formamos parte del él”, señaló el maestro en filosofía Chmelnik para Infobae México.
Y es que es muy poco sabido que la comunidad judía ha sentado bases importantes en la historia mexicana. Tal y como lo señala la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), la presencia en el territorio de esta comunidad data del año 1519, cuando llegaron los primeros españoles. “El antisemitismo en México no es un tema que tiene que ver con el grupo judío y el grupo mexicano, sino que es un tema de los judíos con su propio país, con el país del que formamos parte desde hace decenios”, explicó Lubinsky.
Esta situación no sólo confiere a esta comunidad, es una cuestión que debe implicar el reconocimiento de la diversidad cultural que ha dado origen a la sociedad que existe actualmente, “me parece que es importante ir reconociendo que hay distintos grupos que forman parte de este país y que cuando hablamos de México, hablamos de la historia de todas las minorías, de los libaneses, españoles, de los estadounidenses, no sé, de distintos grupos, incluyendo a los judíos”. resaltó Enrique.
Cabe aclarar, que no se trata de condenar las miles de bromas que se hacen en torno a los estereotipos y prejuicios que existen en los diversos grupos que conforman a la sociedad; la cuestión es que “en este caso concreto no se trató de un chiste sobre los judíos tacaños o sobre los judíos con la nariz grande. Era un chiste que se burlaba exclusivamente de la peor tragedia del pueblo judío, del episodio más lamentable y sin duda, también uno de los más siniestros que ha vivido la humanidad en su conjunto: el Holocausto”, destacó el filósofo.
Es importante señalarlo porque en algunas reacciones de redes sociales se leían comentarios como el de un usuario que argumentaba “Fue una broma cruel pero no creo que se deba victimizar de más. Es parte de una cultura (buena o mala) del mexicano del burlarse de todo a través de los chistes”.
Si bien, este tipo de bromas tampoco se deben aplaudir ni normalizar, es necesario destacar que este es un tema distinto, ya que es más delicado burlarse “de una tragedia de esa naturaleza”. Lo sucedido es una señal de alarma teniendo en cuenta que el chiste vino de una profesora universitaria, que se supone, cuenta con una preparación crítica. “No sabría decir si la medida de la escuela fue la correcta, pero digamos que la situación se prestaba para que en efecto, la consecuencia fuera el despido”, comentó el investigador.
Por otra parte, tampoco se trata de polemizar aún más lo que la docente mencionó en su clase, puesto que este tipo de aclaraciones en “muchos casos viene del desconocimiento o de la ignorancia, no necesariamente de un odio fundado en alguna experiencia concreta”. Ante esto Chmelnik también agregó que “esperaría que la profesora como tantas otras personas se acercaran a lo que ha sido la historia del Holocausto, que conocieran mejor y comprendieran que en efecto, el chiste fue extremadamente insultante y ofensivo para un pueblo que perdió la tercera parte de su población. Yo creo que es importante el acercamiento, siempre lo es”.
Se debe tener en cuenta que tal y como matizó el maestro, todas y todos ”formamos parte del país, es decir que coexistimos aquí, ojalá que podamos no solamente coexistir sino también convivir todos los grupos”. Al ser una sociedad tan grande y compleja es un hecho que los actos de discriminación no se podrán erradicar en su totalidad, no obstante “tenemos que estar conscientes de que hace falta prevenirlos y cuando se manifiesten enfrentarlos”, puntualizó el director general.
Finalmente, el entrevistado recalcó que el tema del antisemitismo tuvo eco por la situación que se dio con la docente y sus alumnos, sin embargo, es necesario acentuar que “el grupo judío no es ni de cerca el grupo más discriminado en México”, a diferencia de lo que ocurre en algunos países desarrollados en Europa, en los cuales “el antisemitismo es un problema latente y constante, donde los judíos no pueden salir con la indumentaria típica del judaísmo a la calle sin ser agredidos”.
Respecto a esto también añadió que el territorio no es un lugar que se caracterice por ese tipo de acciones pues “por la relación de la comunidad y las experiencias puedo garantizar que estamos en un país que no vive el problema de antisemitismo” aunque “lamentablemente, sí se vive otro tipo de discriminación contra otros grupos”.
El acontecimiento del CESSA sirve para abrir espacios de reflexión en torno a la discriminación y la violencia que se ejerce a través de las acciones y el lenguaje, por ese motivo, tal y como lo menciona Enrique Chmelnik Lubinsky, es importante actuar respecto a estas manifestaciones que no son “justificables, al contrario, hay que trabajarlas, combatirlas y prevenirlas”.
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