Batalla de Centla: la lucha entre españoles e indígenas que detonó la Conquista de México

En Centla, se dio la primer batalla formal entre españoles y grupos indígenas, con lo que comenzaría la Conquista de México

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Cortés llegó a Centla en
Cortés llegó a Centla en 1519. Foto: Cuadro «La Llegada», de Augusto Ferrer-Dalmau

La Conquista de México, ocurrida hace ya más de 500 años, ha sido uno de los capítulos de la historia de México más destacados y a su vez, dolorosos. Fue el encuentro entre dos mundos completamente diferentes, en los que acabó sobresaliendo y dominando la cultura de Europa occidental.

Hernán Cortés fue quien lideró a las tropas españolas a México, zarpando desde Cuba, en donde gobernaba Diego Velásquez, en 1519. El primer lugar al que llegó del actual territorio mexicano, fue a la isla de Cozumel, frente a Playa del Carmen, en Quintana Roo. Posteriormente, Cortés pasaría por el estado de Tabasco. Ahí se dio lo que fue conocida como la Batalla de Centla, en lo que hoy es Frontera, Tabasco.

Este es el primer primer capítulo formal de la Conquista, pues en este enfrentamiento armado se dieron, de manera incipiente, los primeros efectos del encuentro entre el Occidente y Mesoamérica. Aquí se manifestaron de modo apremiante, todos los factores de la dominación española.

Se trató del primer encuentro de carácter militar, ordenado y formal, entre españoles e indígenas habitantes de Mesoamérica. Esto a pesar de que dos años antes, en 1517, el Ejército de Francisco Hernández de Córdoba, se había enfrentado en Potonchán, que actualmente se conoce como Campeche, a grupos mayas mesoamericanos, encabezados por el cacique de la región.

En la Batalla de Centla,
En la Batalla de Centla, Cortés logró entrar al pueblo.

Y es que luego de que Hernández de Córdoba llegara a Cabo Catoche, arribó a Potonchán con 150 hombres a bordo de tres naves, dos de gran calado y un bergantín. Ahí se dio el primer encuentro bélico de Mesoamérica, aunque fue mucho menor que el que se registraría en 1519 en Centla, con los hombres de Cortés. En Potonchán hubo un saldo de 25 españoles heridos y un tanto de indígenas muertos.

Para el 12 de marzo de 1519, ante el asombro de los Chontales de Centla, aparecieron 11 barcos al mando de Hernán Cortés, con 750 hombres a bordo, en la desembocadura de los dos grandes ríos del sureste mexicano: el Grijalva o Mezcalapa y el Usumacinta.

El pasmo indígena se debió al número de naves y hombres que las abordaban.

Cortés llegó hasta la desembocadura de El Palmar, lugar en el que hombres armados que iban en cayucos, que es una embarcación de fondo plano construida por el vaciado de un tronco de árbol, los interceptaron y les cuestionaron el motivo de su desembarco, ante lo que Cortés expuso su demanda de agua y comida.

Mientras mayas-chontales consultaban a la clase alta para saber si atenderían las exigencias de los extranjeros, esa noche Cortés hizo desembarcar con sigilo a cerca de 150 soldados, en tanto, los mayas decidieron llevar al otro día algo de comida, que consistía en pescado seco y tortillas.

En el encuentro, Hernán Cortés mostró su inconformidad por no recibir agua, a lo que los nativos les recomendaron tomar agua del río. Los españoles insistieron y aprovecharon para exponer otras razones de su visita: la oferta de protección o tutoría del rey de España, entre otras.

Cortés lideró a los grupos
Cortés lideró a los grupos españoles que llegaron a México desde Cuba. Foto: INAH

Tras la negativa y la precariedad de la traducción con los mayas chontales, el conquistador envió a Alonso de Ávila con un escuadrón a rodear el pueblo a la espera de la señal de ataque. Mientras él y otros 80 soldados se dirigieron a Centla en pequeñas barcas artilladas.

Centla se encontraba fortificada, pues luego de que sus habitantes se enteraron de la batalla de Hernández de Córdoba en Potonchán, cercaron con postes de madera todo el pueblo; además, sacaron a las mujeres y niños del poblado y se prepararon para la llegada de Cortés.

Al ver que los españoles no se retiraban, los mayas-chontales dispararon sus flechas. Según las crónicas de la época, Cortés llamó a la paz sin éxito alguno, por lo que accionó sus armas de fuego, y a la par, Alonso de Ávila acometió Centla por su parte posterior. Así el conquistador pudo entrar al pueblo.

Tras la acometida y la huida de los centlecos, Cortés utilizó su espada y dio unos espadazos a una ceiba, árbol sagrado de los mayas, manifestación que habría de permanecer, como muchas otras, como símbolo de triunfo de los españoles en América.

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