Uno de los espectáculos más impresionantes e imponentes que el ser humano puede observar en la naturaleza son las cascadas. La gravedad, el relieve del terreno y una fuerte corriente de agua son los ingredientes perfectos para formar uno de los paisajes más atractivos para la mirada humana.
Desde 2001 la Secretaría de Turismo impulsó el programa de Pueblos Mágicos con la misión de promocionar el desarrollo turístico de distintas localidades del país que cuentan con una riqueza cultural respecto a su historia y tradiciones.
Actualmente en México existen 132 regiones que cuentan con el nombramiento de Pueblos Mágicos, mismos que además de resguardar acervos históricos y culturales, también muestran la identidad nacional en cada uno de sus rincones.
En distintas ocasiones viajar puede resultar complicado debido a las largas distancias y poco tiempo que se tiene para realizar esta actividad, no obstante, el programa de Pueblos Mágicos también se ha encargado de garantizar de que estos pequeños paraísos que guarda México en cada rincón del país sean lo más accesibles posibles para todos.
De esta forma, las personas pueden disfrutar de un fin de semana o un solo día para darse una escapada a uno de estos Pueblos Mágicos y gozar no solo de su cultura sino también de los sensacionales escenarios naturales que resguardan como lo son las cascadas.
Aculco, Estado de México
A menos de dos horas de la Ciudad de México, entre montañas, peñas y callejones se encuentra el Pueblo Mágico de Aculco en el Estado de México. La historia de esta pequeña localidad se remonta al año 10 de nuestra era cuando los otomíes llegaron a habitar y asentarse en su territorio.
Ubicado en una sierra donde abundan lomas, sierras, valles y algunas cañadas que dan cauce a cascadas y ríos, el clima que predomina en Aculco es fresco, en ocasiones semifrío y subhúmedo ya que se encuentra a 2400 metros sobre el nivel del mar.
Su posición geográfica lo hace acreedor a resguardar uno de sus principales atractivos turísticos: la cascada de Tixhiñu. Conocidas también como el pequeño Niágara mexicano, en el santuario natural se puede apreciar la caída de 15 metros de altura de la corriente de agua del río Ñadó. En el recinto también se pueden realizar actividades de aventura como senderismo, acampar, rappel o ciclismo de montaña.
Para llegar desde la Ciudad de México en automóvil propio es necesario tomar Periférico Norte y continuar hacia la autopista México-Querétaro. Posteriormente se deberá pasar la caseta de Tepotzotlán y tomar la desviación hacia Aculco. El trayecto es de alrededor de 135 kilómetros. Si se desea viajar en autobús, se pueden abordar desde la Terminal Norte de la Ciudad de México, el precio de los boletos oscila entre los 150 y 200 pesos por persona.
Tlatlauquitepec, Puebla
El declive del Golfo de México, la sierra poblana y la sierra norte son las zonas colindantes al Pueblo Mágico de Tlatlauquitepec en el estado de Puebla. Su localización geográfica lo posiciona como una de las localidades con un clima diverso pues predomina el semifrío subhúmedo, el templado subhúmedo, y el templado húmedo.
La historia de este pequeño poblado se remonta al siglo XVI cuando fue habitado por pequeños grupos olmecas, posteriormente se asentaron grupos toltecas y durante la expansión del imperio azteca, llegaron los Chichimecas para no ser sometidos a Tenochtitlán.
Desde la época prehispánica y hasta la actualidad la tradicional Plaza de Armas es el escenario perfecto para que sus habitantes y turistas acudan al pintoresco y abundante tianguis a comprar productos típicos de la región.
A pesar de por sí solo ser un poblado con múltiples riquezas históricas, la diversidad de su clima y recursos naturales le permiten albergar una de las cascadas con caída de agua más altas del país. Ubicada en el kilómetro siete de la carretera Tlatlauquitepec-Mazatepec se encuentra la cascada de Puxtla, tiene 83 metros de altura y para admirarla se puede descender haciendo rappel o por un boscoso sendero. Una vez cerca, los visitantes pueden nadar en pozas naturales y disfrutar de un platillo típico de la región en los establecimientos cercanos.
Partiendo desde la Ciudad de México, llegar a Tlatlauquitepec toma un tiempo aproximado de dos a tres horas. Si se desea viajar en autobús se puede abordar desde la Central Tapo y el boleto tiene un costo poco más o menos de 500 pesos; en automóvil propio se deberá tomar la carretera México-Puebla y se recomienda destinar entre 430 y 650 pesos para cubrir los costos de las casetas.
Cuetzalan del Progreso, Puebla
En medio de la sierra poblana, allá donde los pájaros inician su canto, entre bosques con neblina, cafetales, cuevas, grutas y helechos gigantes se encuentra Cuetzalan del Progreso en el estado de Puebla.
Este Pueblo Mágico fue fundado en el año 200 a.C por los totonacos, no obstante, conquistadores españoles arribaron a la localidad en 1522 y lo denominaron como San Francisco Cuetzalan en 1547.
El clima que predomina en la región es subtropical, semi-húmedo y con lluvias todo el año, por lo que es una localidad sumamente rica en vegetación natural. Los turistas pueden disfrutar de perderse entre sus calles empedradas, degustar de la exquisita comida local y apreciar las coloridas artesanías, no obstante, la visita a las cascadas que se encuentran en la región es imperdible para todo aquel que se aventure a visitar Cuetzalan del Progreso.
A aproximadamente 3 kilómetros del centro del Pueblo Mágico se encuentra la cascada Tres Caídas la cual, aunque no es la más alta, si es la más cercana al pueblo. Su atractivo principal es que los visitantes pueden saltar desde 6 metros de altura para sumergirse en las cristalinas aguas del cuerpo de agua.
En Cuetzalan se encuentra el parque ecoparque La Escondida donde además de ofrecer servicios de actividades como rappel, senderismo o tirolesas, también se encuentran dos de las principales cascadas del Pueblo Mágico: Las Brisas y El Salto.
Cuetzalan es sin duda uno de los Pueblos Mágicos con más actividades y sitios emblemáticos para los turistas, por ello se recomienda asignarle un fin de semana completo para visitarlo. Cabe mencionar que el trayecto desde la Ciudad de México a este Pueblo Mágico es de aproximadamente 4 horas; si se desea viajar en automóvil propio es necesario tomar la carretera México-Puebla, seguir las indicaciones y destinar entre 500 y 750 pesos para peajes. Por el contrario, si se planea viajar en autobús será necesario abordarlo en la terminal de autobuses TAPO en la Ciudad de México, el costo del boleto oscila entre los 400 y 500 pesos.
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