Algo de lo que siempre se ha jactado el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), desde que inició su gestión en 2018, es de la aprobación que tiene por parte de los mexicanos. No lo dice por decirlo. Es verdad que diversos ejercicios estadísticos le han dado la razón a lo largo de estos tres años. Pero lo que también es cierto es que hay mandatarios que le superan en la aceptación ciudadana, Incluso en la misma región latinoamericana. Por ejemplo, el polémico Nayib Bukele, de El Salvador, de acuerdo con la encuestadora Consulta Mitofsky,
La consultadora, que en México realiza periódicamente su propia encuesta, recopiló lo reportado por otras organizaciones de su tipo alradedor del mundo para establecer y comparar la popularidad de los gobernantes de países en el continente americano y en todo el mundo. Ambos rankings los encabeza actualmente el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, con el 81% de aceptación ciudadana.
En tanto, López Obrador, con el 64 por ciento de aprobación, se ubica en la posición número tres del continente, lo que también lo ubica en la categoría de calificación “Sobresaliente”. Lo supera, además de Bukele, Luis Abinader, su homólogo de Republica Dominicana. A nivel mundial se sitúa en el lugar cinco, antecedido por el mandatario dominicano en el puesto cuatro; Vladimir Putin de Rusia en la posición tres y Narendra Modi de la India en el lugar dos.
A mediados del pasado 2021, el presidente mexicano presumió en una de sus habituales conferencias matutinas que encabezaba el listado de Morning Consult como el presidente con mayor aceptación en todo el mundo. Pero para este inicio de año, su homólogo de la India ocupa el primer puesto del mismo ranking. Además, en esa ocasión, en una verificación de datos, la agencia estadounidense de noticias Associated Press (AP) alertó que los resultados de dicha consultora no era representativos, ya que para su ejercicio estadísticos solo tomó en cuenta a 13 jefes de gobierno alrededor del mundo.
Por su parte, Consulta Mitofsky aclaró que los resultados que ahora publica fueron tomados de consultoras que hacen lo mismo que ellos, por lo que, salvo en el caso de México, no se hacen responsables de la información proporcionada.
Así, para ubicar a Bukele como el gobernante con mayor aceptación ciudadana en el mundo, se basaron en las cifras arrojadas por la encuestadora en línea Tresearch. Sobre República Dominicana se respaldan con Data Consulting. Para el resultado de la India usan lo dicho por Morning Consult. Mientras que en el caso de Rusia usaron los datos obtenidos por el Centro Analítico Yuri Levada, una organización privada rusa de investigación.
“Aunque las metodologías utilizadas en cada país pueden variar, es una excelente oportunidad para ver en un solo documento el nivel que alcanza cada mandatario y compararlos entre sí”, aclara la consultora mexicana.
Paradójicamente, México y El Salvador también fueron destacados en otro recuento global: el Informe Mundial anual de Human Rights Watch. Aunque no con tintes positivos, sino alertando sobre la problemática que enfrentan sus ciudadanos.
“En México, el presidente Andrés Manuel López Obrador continuó sus ataques mediáticos contra periodistas y defensores de los derechos humanos, sus esfuerzos por eliminar las agencias gubernamentales independientes que servían como controles de su poder y sus intentos de cooptar el sistema de justicia de México para perseguir a sus enemigos políticos. En noviembre, emitió un decreto para que los proyectos prioritarios de su gobierno reciban automáticamente permisos sin revisión y que estén exentos de las leyes de transparencia”, recontaban.
Mientras que en el caso de El Salvador advirtiron: “el presidente Nayib Bukele y sus aliados en la legislatura reemplazaron sumariamente a los jueces de la Corte Suprema con los que no estaban de acuerdo y aprobaron leyes para destituir a cientos de jueces y fiscales de nivel inferior. Los jueces de la Corte Suprema que nombraron dictaminaron que podía postularse para la reelección consecutiva, a pesar de una prohibición constitucional. El gobierno también propuso un proyecto de ley de ‘agentes extranjeros’ que, de aprobarse, restringiría severamente el trabajo de los periodistas independientes y las organizaciones de la sociedad civil”.
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