El pasado 11 de enero, el presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se unió oficialmente a los más de 4 millones de personas contagiadas por COVID-19 en México; esto tras presentarse a la mañanera de un día antes con sintomatología asociada al virus, pero afirmando que trataba de “una simple gripe”.
Fue así que el tabasqueño se ha aislado en sus aposentos en Palacio Nacional desde donde ha trabajado a distancia. En su lugar entró el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López, para los compromisos presenciales, a pesar de haber contactado directamente con el mandatario previo a la noticia.
De esa manera el funcionario ha brindado breves informes de su estado durante las mañaneras consecuentes, en donde todos los reportes han señalado una condición “óptima y estable” con “síntomas leves”.
“El presidente muy bien”, “El señor presidente está estable”, “Sin síntomas graves”, son algunos de los pronunciamientos que dado Augusto López.
Los optimistas reportes han incluso permitido pronosticar la vuelta a las actividades cotidianas de Andrés Manuel más rápido que lo visto durante en su primer contagio hace casi un año, el 24 de enero del 2021.
De acuerdo con la opinión “a ojo de buen cubero” de Jorge Alcocer, Secretario de Salud, el avance del tabasqueño le permitiría reincorporarse a su rutina para el próximo 17 o 18 de enero.
“Yo considero que esta situación dura no dos semanas (...) Esperamos que en la próxima semana (regrese) y, si él está en condiciones de hablar en forma reiterada para no molestar ese tejido, adelante”, expresó el funcionario en la mañanera del 12 de enero.
Sin embargo, la apresurada visión del Doctor ha sido poco a poco ablandada por el secretario de Gobernación quien - a pesar de no descartar el pronto regreso de López Obrador - pidió no acelerar el proceso de salud.
“No tenemos un pronóstico de un día exacto (...) Esperamos que en los próximos días pueda terminar con esa restricción sanitaria en cuanto a su persona”, aclaró este 13 de enero.
Cabe destacar que en ninguno de los pronunciamientos se ha expresado que López Obrador se sometería a una prueba de COVID-19, de tal manera que el resultado negativo sea el determinante para romper su aislamiento.
En ese tenor, Alcocer había afirmado que AMLO podría regresar siempre y cuando esté en condiciones de hablar de forma reiterada, es decir, que ya no sienta la molestia en su garganta que lo mantuvo “ronco”.
“Permita sanar el tejido de su garganta, la parte superior de su laringe para que le permita trabajar. (...) Si él está en condiciones de hablar en forma reiterada para no molestar ese tejido”.
Estos argumentos toman relevancia, pues de alguna manera respaldan la postura de Adán Augusto en la cual sostuvo que si no hay síntomas, no hay necesidad de someter a un test ni aislarse. Así lo dio a conocer el pasado 11 de enero, cuando aseveró que algunas funcionarias y funcionarios que se reunieron con el mandatario sólo se realizarían la prueba o aislarían si hubiera sintomatología.
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