Desde el pasado 11 de enero, el presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se ha mantenido aislado tras confirmar su segundo contagio por COVID-19.
Con un video proyectado en su mañanera del día siguiente, el mandatario afirmó que esta “experiencia” sirvió para evidenciar ante el pueblo la efectividad de las vacunas y la poca letalidad de la cepa Ómicron.
Pero para el periodista, Carlos Loret de Mola, la verdadera lección es la evidencia de la falta de respeto de AMLO hacia los demás; esto debido a que el tabasqueño había acudido a sus actividades cotidianas con sintomatología ligada al COVID - desafiando así las recomendaciones del Gobierno de asumirse como positivo en caso de síntomas.
“El episodio deja exhibido su comportamiento: López Obrador desconoce hasta el más elemental respeto a los demás. No le importa contagiar y proyectar descuido a los ciudadanos”.
En su columna para El Universal, el comunicador afirmó que esta negligencia individual también es el reflejo de la minimización que Andrés Manuel, y su gabinete, han hecho sobre los riesgos y consecuencias de la pandemia, así como las medidas sanitarias para hacerle frente.
Como el efecto de la bola de nieve, dichos actos derivaron en una “estrategia de desdén” que ha cobrado la vida de más de 300 mil personas desde febrero del 2020. Esto, de igual manera, demostró que la prioridad del tabasqueño ha sido “la política y él mismo”.
“La prioridad nunca ha sido la salud sino la política; la prioridad nunca ha sido la gente sino él mismo”, aseveró en su texto.
Y de nueva cuenta, apuntó, estaría usando su situación de salud com “arma propagandística” para minimizar los efectos de la cepa Ómicron, ante la cual Andrés Manuel pidió “no espantarse” ya que es “menos letal”.
No obstante, en entrevista para Infobae, Laurie Ann Ximénez-Fyvie, Doctora en Medicina de Harvard, aclaró que “el hecho de que sea más contagiosa, ya la hace más grave que cualquier otra variante”, pues apunta a una mayor pérdida de vidas.
Andrés Manuel López Obrador se ha coronado como uno de los mandatarios más polémicos por su gestión de la pandemia: la última de la última surgió luego de dar positivo a COVID-19 el mismo día que se reunió con periodistas, staff y su gabinete.
Sin embargo, las “desubicadas” posturas han sido expresadas desde 2020, tal fue el caso cuando, en un ejercicio inaudito, enseñó unas estampitas y escapularios contra la COVID-19 como supuestas maneras de frenar la enfermedad.
Asimismo, ha querido demostrar que la pandemia ya ha sido controlada por el país al incitar a actos que ponen en riesgo la salud de la ciudadanía: desde exhortar a abrazarse - y desafiar la sana distancia -, hasta congregar a más de 15 mil personas en el zócalo capitalino para mega eventos.
En tanto, para la cepa Ómicron, el tabasqueño la ha minimizado enésimas ocasiones llamándola “covidcito”, esto, a pesar de ser la presunta causante del pico máximo de la pandemia en México, con más de 44 mil contagios en un día.
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