Hallazgo en Chapultepec: una vieja fábrica de vidrio fue encontrada debajo de Papalote Museo del Niño

Fragmentos de vidrio descubiertos en la zona de la Montaña Rusa, de la Feria de Chapultepec, condujeron a una investigación que destapó la antigua construcción

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Poca información se tenía hasta
Poca información se tenía hasta ahora de la fábrica que estuvo donde ahora se encuentra Papalote Museo del Niño (Foto: Cuartoscuro)

Una vieja fábrica de vidrio fue encontrada debajo del Papalote Museo del Niño, luego de una investigación “detectivesca” originada a raíz del hallazgo de fragmentos de vidrio y pedazos de arqueología industrial en la zona de la montaña rusa de La Feria de Chapultepec.

A través de un comunicado, el Instituto Nacional de Historia y Antropología (INAH) informó la detección de la antigua Fábrica Nacional de Vidrio que operó hasta finales de la década de 1960 debido a unos incendios que arruinaron sus bodegas y áreas de hornos. El descubrimiento se dio tras llevarse a cabo trabajos de salvamento arqueológico a cargo del Instituto.

La presencia de la fábrica fue dada a conocer en el VI Coloquio de Arqueología Histórica por la arqueóloga Liliana Márquez Escoto, quien elaboró un estudio que volvió tesis de licenciatura y forma parte del equipo responsable del Proyecto Arqueológico Cerro, Bosque y Castillo de Chapultepec, coordinado por la maestra María Lourdes López.

Para ubicar la antigua locación de la fábrica se utilizó una foto aérea con la que se ha establecido de forma hipotética la distribución de sus partes.

Foto aérea de la antigua
Foto aérea de la antigua Fábrica Nacional de Vidrio ubicada en la esquina de avenida Constituyentes (foto: INAH)

Fue fundada durante el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas del Río en 1936 y operó hasta finales de la década de 1960, en terrenos donde se asienta dicho museo y que colindan con el parque después de que el Departamento del Distrito Federal cediera tierras de la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec al proyecto del actual museo.

Estaba ubicada en la esquina de la avenida Constituyentes, cuyo nombre anterior fue Madereros, y en los restos se encontraron los monogramas VM y FANAL en los fondos de los vasos que fueron utilizados como punto de partida por Liliana Márquez para reconstruir la historia de la fábrica que “solo algunos viejos locatarios del Mercado Constituyentes recordaban”.

De acuerdo con el comunicado se establecieron nueve unidades de excavación y se encontró en la séptima, “un polígono de 510 m, próximo al sitio que ocupó un delfinario, donde se encontraron materiales indicativos de producción de vidrio a gran escala” que fue usado en 1964 como relleno para nivelar el terreno en el que se instaló la montaña rusa.

Fragmento de tabique refractario hallado
Fragmento de tabique refractario hallado por el INAH (foto: INAH)

Después se consultaron los archivos públicos y privados para encontrar los registros para descubrir la fecha de asentamiento, que como se mencionó fue en 1936, dando con el acta constitutiva. La Fábrica Nacional de Vidrio fue establecida como sociedad anónima en 1935 con acciones repartidas entre cinco socios: dos españoles y tres mexicanos; posteriormente la marca FANAL se registró hasta 1975.

María Lourdes López, responsable del proyecto arqueológico, señaló que la política cardenista estableció las fábricas en la parte despoblada del poniente de la Ciudad y “se desarrollaron alrededor de Los Pinos —ya erigido como residencia presidencial—, con un financiamiento mayoritario de parte del gobierno mexicano y un porcentaje menor de capital extranjero, con la idea de que proveyeran las necesidades del país”.

La producción de vidrio, de acuerdo con la estaba destinada principalmente al suministro de desayunos escolares y para el Ejército de acuerdo con Lourdes López. También llegaría a ser “proveedora de empresas como la Casa Pedro Domecq y Cervecería Modelo. Para 1955, su capital ascendía a 15 millones de pesos”, comentó Liliana Márquez en el comunicado.

Por último, Liliana Márquez concluye que para la arqueología no hay testimonio menor, pues unos “simples cachos de vidrio” pueden ayudar a reconstruir la historia de los procesos sociales del país.

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