Tenochtitlan, la gran ciudad en la que vivían los mexicas, en el centro de México, fue muy bien hecha y planeada. Así debía de ser, pues cuando los mexicas llegaron al lugar, se trataba de una pequeña isla en medio del lago de Texcoco.
Desde la llegada de los tenochcas, el gran lago que rodeaba la ciudad fue motivo, por un lado, de aspectos que beneficiaban a los habitantes, pues les daba diversos productos naturales que ellos podían aprovechar, como peces, camaroncillos, ranas, entre otros. Además, periódicamente llegaban aves migratorias.
Las diversas plantas que también crecían al rededor, como espaldañas, tules y carrizales que crecían en las riveras del lago, se utilizaban para la construcción y otros menesteres. Otro aspecto positivo, era la manera en la que se ganaba espacio al lago en la parte sur, para adecuar el terreno para la siembra con el sistema de chinampas.
Sin embargo, no todo era positivo. Vivir rodeados de agua, le trajo serios problemas a los habitantes de la gran capital del imperio mexica. Las aguas del lago no eran mansas, y en ocasiones sus embates ocasionaban daños a las obras efectuadas.
El medio lacustre que encontraron los mexicas a su llegada, fue necesario controlarlo. Fray Diego Durán relató la forma en la que comenzaron a controlar el suelo lacustre. “Poco á poco plancha y sitio de ciudad, haciendo cimiento encima del agua con tierra y piedra que entre aquellas estacas echaban, para después fundar sobre aquella plancha y trazar su ciudad”.
Una técnica importante en la que se utilizó bastante mano de obra fue rellenar las partes del lago en las que se pensaba hacer grandes edificaciones, con la finalidad de darle gran solidez. Algo que muestra la fuerza de las aguas que rodaban la gran ciudad, fue cuando, aún bajo la tiranía de Azcapotzalco, los mexicas solicitaron permiso para hacer un acueducto y traer agua potable desde Chapultepec. Éste se hizo con carrizos y otros materiales, lo que no fue suficiente para contener los embates de las olas. Durán lo relató de la siguiente manera: “…trujeron el agua a México, aunque con trabajo, por estar todo fundado sobre agua y desvaratáseles por momentos, por ser el golpe de agua que venía grande y el caño ser todo de barro”.
Las inundaciones en Tenochtitlan eran muy frecuentes, lo que obligaba a los tenochcas a rellenar el terreno para elevar el nivel de las construcciones. Esto ocurría, principalmente, por el hundimiento que sufrían los edificios de grandes dimensiones, asentados sobre un subsuelo lodoso en medio de un lago.
El geólogo Manuel Reyes Cortés realizó realizó trabajos de correlación estratigráfica en varios puntos del área del Templo Mayor y la Catedral Metropolitana, y obtuvo diversos datos destacados. Descubrió que, por lo menos, pudieron ocurrir unas cuatro grandes inundaciones en Tenochtitlan, sin contar las de menor dimensión. Lo relató así: “de las columnas estratigráficas obtenidas en la zona del Templo Mayor podemos concluir que, además de las dos inundaciones que se analizaron en la zona de la Catedral Metropolitana, hubo una tercera inundación, más antigua, para la cual se tiene localizado el sedimento correspondiente, y existe la posibilidad de una cuarta inundación anterior a la más reciente”.
Un dato significativo acerca de esto es que se calcula que el desplante de la etapa II del Templo Mayor, hecho en 1390, se encontraba alrededor de nueve metros por debajo del nivel que pisaron los españoles al momento de la conquista, en 1521. Para esto se necesitó una enorme cantidad de material de relleno de tierra y tezontle que se necesitó para subir el nivel del recinto ceremonial en tan solo poco más de un siglo.
En la Leyenda de los Soles se relata que uno de los soles fue el “Sol 4-agua”, que destruyó y arrasó todo lo existente y las personas se convirtieron en peces. También, entre los presagios que había antes de la llegada de los españoles, se habla de que las aguas del lago se agitaron. El relato narra que: “fue su impulso muy lejos, se levantó muy alto. Llegó al fundamento de las casas; y derruídas las casas, se anegaron en agua. Eso fue en la laguna que está junto a nosotros”.
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