Maximiliano de Habsburgo fue el segundo emperador que hubo en México. Su mandato abarcó de 1864 a 1867, y fue una de las épocas más trágicas de la historia del país.
El segundo imperio de México se logró luego de la intervención francesa al país, cuando el ex presidente Benito Juárez García declaró la moratoria de la deuda externa a Francia, España e Inglaterra. Tras esta declaración, Francia aprovechó para llegar a México y desatar violentas batallas que lograron sublevar al presidente.
Antes de Maximiliano ya se había establecido un emperador en el país: Agustín de Iturbide, justo después de la Independencia del país.
Maximiliano de Habsburgo tuvo un gobierno un tanto polémico, pues algunas personas estaban a favor de sus políticas que veían por el progreso y la educación, sin embargo, había quienes lo veían con malos ojos, pues a pesar de sus buenas intenciones, no dejaba de ser una invasión.
Maximiliano tuvo un trágico final, pues cuando Napoleón III ordenó la retirada de las tropas francesas de México, se quedó solo. Tuvo la oportunidad de escapar, pero no lo hizo. Cómo un emperador iba a salir huyendo, pensaba.
Antes de morir, Maximiliano dijo las siguientes palabras: “moriré por una causa justa, la independencia y la libertad de México. Que mi sangre selle las desgracias de mi nueva patria. ¡Viva México!”.
Maximiliano, como ya se mencionó, tuvo varias iniciativas que veían por el bien del país. Una de ellas, fue que mandó a hacer un Registro de Mujeres Públicas, o sea, un listado sobre las mujeres que ofrecían servicios sexuales, ordenado en 1865. Con este, se buscaba controlar la prostitución y las enfermedades de transmisión sexual (ETS).
Aunque el emperador fue quien llevó a cabo la acción, Benito Juárez ya tenía la idea desde 1862, pero las luchas que México enfrentó durante ese periodo, impidieron que se realizara. A la llegada del emperador a México, y ante la presencia de tropas extranjeras en el país y la posibilidad de propagación de enfermedades venéreas, se ordenó el registro de trabajadoras sexuales de la capital.
Las mujeres que se dedicaban a este oficio debían tomarse una foto, con la que acreditaban su identidad y registrar su actividad. Ponían los siguientes datos: nombre, ocupación anterior, edad, lugar de origen, dirección y algunos de talles sobre su salud.
El Registro de Mujeres Públicas fue creado el 17 de febrero de 1865 y reúne esa información. Actualmente se puede encontrar exhibido en una vitrina de la biblioteca del Instituto Nacional de Salud Pública, en Cuernavaca.
En total, son 598 fichas, con las que podemos observar y darnos una idea de la difícil vida que llevaban estas mujeres. Se puede ver que la mayoría de ellas, habían sido costureras, lavanderas, empleadas domésticas, o tortilleras.
Además, pocas eran las que rebasaban los 30 años de edad, y la mayoría estaba en sus 20´s, aunque también abundaban algunas mujeres de entre 15 y 18 años. Incluso, había unas pocas de 14 años. Las trabajadoras sexuales eran clasificadas en 1ra, 2da y 3ra clase, dependiendo del lugar en el que trabajaran.
El registro también muestra que en esa época, la situación de la mujer era muy difícil, pues la mayoría no sabían leer ni escribir, no conocían ninguna educación formal, no tenían trabajo y una salida fácil a estas dificultades era la prostitución.
Las guerras que se vivieron en la época también dejaban a muchas mujeres indefensas, pues la mayoría dependían de una figura masculina, ya fuera su padre, sus hermanos o sus hijos, y ante la carencia de tal figura, terminaban en el mundo de la prostitución. Además, se exponían a enfermedades de transmisión sexual.
Las trabajadoras sexuales debían someterse a revisiones médicas periódicas y pagar impuestos, dependiendo de su categoría, la cual se les otorgaba dependiendo del lugar en el que ejercían. Rara vez trabajaban en las calles, regularmente lo hacían en casas. Los inspectores revisaban estos sitios y a partir de ahí, les daban una clasificación.
Antes de este, no hay otro documento en donde se registre a las trabajadoras sexuales.
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