Cómo presenciar la misa dominical sin salir de casa

Gracias a la tecnología se puede asistir virtualmente y en vivo desde la comodidad del hogar a la celebración eucarística en la Basílica de Guadalupe

Guardar

Debido al incremento de contagios de Covid-19 en México cada vez más fieles optan por presenciar la misa dominical online que se transmite desde la Basílica de Guadalupe, conocida oficialmente como Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe, ubicada en México.

En el canal de Youtube de la Basílica de Guadalupe puede ver las diversas misas que se ofrecen diariamente, como la de esta mañana, además de verla en vivo también se quedan guardadas para quien no pudo sintonizarla en tiempo real.

Además de las misas dominicales “Rezo de Laudes” a las 8:30 hrs.(hora de México) y la “Misa Coral del Cabildo” a las 9:00 hrs., la “Misa Dominical” del Cardenal Carlos Aguiar Retes a las 12:00 horas, también se trasmiten de lunes a jueves el “Rezo del Santo Rosario” a las 17:00 horas.

Incluso el Vaticano, que tiene una organización jerárquica y rígida, posee una la estructura descentralizada que tiene la Iglesia y que hace que sus conferencias episcopales, diócesis y congregaciones gocen de mayor libertad para poder experimentar con la tecnología al ser también emitidas vía streaming.

El domingo 2 de enero, el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus, asomado desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano junto a los fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro.

El Pontífice reflexionó sobre el Evangelio del día, según san Juan (Jn 1, 14), que presenta una hermosa frase que siempre rezamos a la hora del Ángelus y que es la única que nos revela el sentido de la Navidad: “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”.

Estas palabras contienen una paradoja -dijo el Santo Padre- ya que ponen juntas dos realidades opuestas: el Verbo y la carne:

“Verbo indica que Jesús es la Palabra eterna del Padre, infinita, que existe desde siempre, antes de todas las cosas creadas; carne, en cambio, indica precisamente nuestra realidad creada, frágil, limitada, mortal

En este contexto, Francisco puntualizó que antes de Jesús eran dos mundos separados: “El Cielo opuesto a la tierra, lo infinito opuesto a lo finito, el espíritu opuesto a la materia”.

El papa Francisco ofrece una misa en la Basílica de San Pedro del Vaticano, en la que se reflexiona sobre el año transcurrido y se da las gracias entonando el himno del "Te Deum". EFE/ Giuseppe Lami
El papa Francisco ofrece una misa en la Basílica de San Pedro del Vaticano, en la que se reflexiona sobre el año transcurrido y se da las gracias entonando el himno del "Te Deum". EFE/ Giuseppe Lami

“Ante nuestra fragilidad, el Señor no retrocede”

En este sentido, el Papa se detuvo a analizar otro binomio presente en el Prólogo del Evangelio de Juan: luz y tinieblas (cfr. v. 5):

“Jesús es la luz de Dios que ha entrado en las tinieblas del mundo. Dios es luz: en Él no hay opacidad; en nosotros, en cambio, hay muchas oscuridades. Ahora, con Jesús, se encuentran la Luz y las tinieblas: la santidad y la culpa, la gracia y el pecado”.

Pero... ¿qué quiere anunciar el Evangelio con estas polaridades? Para Francisco se trata de una cosa espléndida, es decir, el modo de actuar de Dios:

Ante nuestra fragilidad, el Señor no retrocede. No permanece en su beata eternidad y en su luz infinita, sino que se hace cercano, se hace carne, desciende a las tinieblas, habita tierras extrañas a Él. Lo hace porque no se resigna a que podamos extraviarnos yendo lejos de Él, lejos de la eternidad, lejos de la luz. He aquí la obra de Dios: venir entre nosotros. Si nosotros nos consideramos indignos, eso no lo detiene. Si lo rechazamos, no se cansa de buscarnos. Si no estamos preparados y bien dispuestos a recibirlo, prefiere venir de todos modos”

El Papa Francisco llega para celebrar la misa de la Jornada Mundial de la Paz en la Basílica de San Pedro en el Vaticano. 1 enero 2022. REUTERS/Guglielmo Mangiapane
El Papa Francisco llega para celebrar la misa de la Jornada Mundial de la Paz en la Basílica de San Pedro en el Vaticano. 1 enero 2022. REUTERS/Guglielmo Mangiapane

“Dejar que Dios habite en nosotros y nuestra vida, aunque sea desaliñada”

Continuando con su alocución, el Pontífice recordó que, a menudo, nos mantenemos a distancia de Dios porque pensamos que no somos dignos de Él por diversos motivos y aunque esto sea cierto, el Sucesor de Pedro hizo hincapié en que la Navidad, nos invita a ver las cosas desde el punto de vista divino:

“Dios desea encarnarse. Si tu corazón te parece demasiado contaminado por el mal, desordenado, no te cierres, no tengas miedo. Piensa en el establo de Belén. Jesús nació allí, en esa pobreza, para decirte que ciertamente no teme visitar tu corazón, habitar en una vida desaliñada. Habitar. Es el verbo que utiliza hoy el Evangelio: expresa un compartir total, una gran intimidad. Esto es lo que Dios quiere”

Sin embargo, para lograr que Dios habite en nuestro corazón -añadió el Santo Padre- cada uno debe hacerle un espacio, aunque no sólo con palabras, sino con gestos concretos:

El Papa Francisco ofreció la celebración de la misa por el Día mundial de la Paz en la Basílica de San Pedro en el Vaticano este 1 de enero de 2022 Foto: (REUTERS/Guglielmo Mangiapane)
El Papa Francisco ofreció la celebración de la misa por el Día mundial de la Paz en la Basílica de San Pedro en el Vaticano este 1 de enero de 2022 Foto: (REUTERS/Guglielmo Mangiapane)

“Tal vez haya aspectos de la vida que guardamos para nosotros, exclusivos, lugares interiores en los cuales tenemos miedo que entre el Evangelio, donde no queremos poner a Dios en medio”, afirmó Francisco, a la vez que invitó a todos a aprovechar estos días navideños para acoger al Señor en nuestro corazón.

“Mostrar nuestras zonas oscuras”

Y ¿cómo podemos hacerlo? El Papa sugiere dos formas: deteniéndonos ante el pesebre, “porque muestra a Jesús que viene a habitar toda nuestra vida concreta, ordinaria, donde no va todo bien, donde hay muchos problemas”; y presentándole allí nuestras situaciones, lo que vivimos.

Ante el pesebre, hablemos con Jesús de nuestras vicisitudes concretas. Invitémoslo oficialmente a nuestra vida, sobre todo a las zonas oscuras, a nuestros “establos interiores”, -aseveró el Obispo de Roma- exhortando también “a contarle sin miedo los problemas sociales y eclesiales de nuestro tiempo, porque Dios ama habitar entre nosotros”.

“Que la Madre de Dios, en quien el Verbo se hizo carne, nos ayude a cultivar una mayor intimidad con el Señor”, concluyó.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar