Antes de la llegada de Hernán Cortés y de que ocurriera la caída de Tenochtitlan, los mexicas acostumbraban a realizar diversos festejos que involucraban a sus dioses más importantes como: Huitzilopochtli, Quetzalcóatl, Tláloc, Tezcatlipoca, entre otros.
Sin embargo, con el arribo de las tropas españolas todas estas tradiciones fueron relegadas y sustituidas por viejas costumbres europeas. Tal fue el caso de la celebración de Panquetzaliztli, un conjunto de fiestas mexicas que se realizaban para conmemorar a uno de sus dioses más destacados: Huitzilopochtli, dios de la guerra. Este festejo se sustituyó por las posadas, tradición navideña que perdura hasta nuestros días.
No obstante, la llegada del Año Nuevo sin duda fue una de las fechas especiales que más destacaron en el Calendario Azteca. De acuerdo con información de la Secretaría de Cultura, era el período que dedicaban a otra de sus deidades: Huehuetéotl-Xiuhtecuhtli, Dios del fuego.
Éste fue el dios predilecto porque según su cosmovisión, él era el encargado de regenerar el mundo con su fuerza y sabiduría. Incluso, también era llamado “Dios viejo” o “Señor del año”. Todos sus rituales se caracterizaban por seleccionar las mejores flores y escoger el mejor incienso para preparar el lugar que sería visitado por Huehuetéotl.
Según un artículo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), después de la caída de Tenochtitlan, Hernán Cortés empezó a imponer las costumbres españolas y la religión católica. Este hecho provocó que todas las celebraciones “paganas” tuvieran que dejar de ser practicadas.
En aquel entonces distintos frailes llegaron a la recién fundada Nueva España. El objetivo de estos religiosos era evangelizar a los indígenas para lograr unificar la religión de la sociedad. De hecho, fueron ellos los que comenzaron a “disfrazar” las tradiciones mexicas de nuevas festividades cristianas.
De acuerdo con el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, los frailes fungieron como antropólogos, pues dentro de sus labores se encontraba la investigación de los rituales que practicaban los también llamados aztecas.
Gracias a que Fray Bernardino de Sahagún se entrevistó con varios mexicas, se pudieron recabar los primeros datos respecto a la fecha de celebración de Año Nuevo. Tras largas jornadas de entrevistas y gracias a la cooperación de la sociedad indígena, se pudo llegar a la conclusión de que, según el Calendario Azteca, el inicio del año nuevo era el 2 de febrero.
No obstante, hubo muchas dudas respecto a este resultado, principalmente por las diferencias entre el calendario español y el azteca, que implicaban factores como años bisiestos y la diferente temporalidad de los meses.
Respecto a esto, la mexicana experta en esta civilización precolombina, Yólotl González Torres, explicó que tal y como lo afirmó Sahagún, el calendario mexica comenzaba a inicios del mes de febrero, sin embargo, las fechas cambiaban conforme el movimiento del Sol y la Luna, dos astros que tenían mucha relación con la mayoría de sus festejos.
Cabe resaltar, que a pesar de que las diferentes civilizaciones de la zona se regían por un calendario conformado por 18 meses de 20 días, iniciaban el año en fechas distintas, al igual que la cultura maya, quienes se ubicaban al sur de la República Mexicana.
El último mes del año mexica era llamado Izcalli, y fue la antesala para llegar a las celebraciones de Año Nuevo. Con los esfuerzos de la Iglesia católica y de la corona española, los sacrificios, rituales y festejos prehispánicos se fueron diluyendo debido a las nuevas políticas sociales y culturales que Hernán Cortés trajo al territorio.
Finalmente, el académico Leopoldo Espinoza Benavides de la Universidad Nacional Autónoma de Nuevo León (UANL) explicó que la primera vez que se celebró el Año Nuevo -como se le conoce hoy en día- en la Nueva España fue en el 1523, mismo año en el que se celebró la primera Navidad.
SEGUIR LEYENDO: