El pasado 26 de diciembre de 2021, conmemoramos 128 años del nacimiento de Mao Zedong, político, filósofo y estratega militar chino. En 1949, al frente del Partido Comunista Chino, alcanzó la victoria y asumió la presidencia de la República Popular China. Junto a la Revolución Rusa, forma parte de un periodo de grandes transformaciones mundiales que significaron la ruptura de viejos regímenes y nuevas formas de organización social, política y económica que permearon e influyeron en las revoluciones sociales que se vivieron en América Latina durante el siglo XX, e inicios del siglo XXI.
Al frente de las transformaciones latinoamericanas nuestro país ha jugado un papel rector. En el siglo XX, la Revolución Mexicana, tercera transformación de la vida pública de México, fue origen de muchas otras transformaciones de nuestro continente. Lo anterior significó el triunfo de la izquierda a principios del siglo XXI en América Latina. Sin embargo, la derecha ganó terreno al finalizar la primera década del siglo.
Nuestro país hoy está de nuevo en una etapa de transformación de la vida pública. En 2018, la izquierda ganó bajo un proyecto encabezado por nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador. Esta transformación significa la ruptura con un viejo régimen caracterizado por la impunidad, la corrupción y el enriquecimiento ilícito de los gobernantes. El gobierno de la cuarta transformación representa la esperanza de un pueblo cansado del saqueo y la insensibilidad.
Así como ocurrió en México, los pueblos Latinoamericanos también han sido azotados por gobiernos neoliberales de ultraderecha. Esos gobiernos se caracterizaron por impulsar políticas públicas alejadas de los anhelos y problemas de la población. El triunfo de la izquierda mexicana es la punta de lanza para que los pueblos de Chile, Argentina, Perú, Bolivia caminen hacia gobiernos progresistas, cercanos a la ciudadanía y sus necesidades.
La izquierda en Latinoamérica sigue ganando fuerza y recuperando los territorios. Las promesas de la derecha en el sur del continente cayeron debido a los malos gobiernos y en particular, debido al manejo de la pandemia en cada nación. Hoy el territorio latinoamericano se encuentra dividido entre naciones gobernadas por la derecha como Colombia, Uruguay, Paraguay, Ecuador y el mismo Brasil. Mientras que la izquierda ha ganado terreno en Argentina, Perú, Bolivia, Venezuela, Nicaragua y, claro, México.
A pesar de nuestras diferencias, el sueño panamericano hoy está más que vivo. En la ultima reunión de la CELAC que lideró México, se acordaron las primeras acciones políticas que serán un hito en la integración de la región. Tal es el caso del los “Lineamientos y propuestas para un plan de autosuficiencia sanitaria para América Latina y el Caribe” de la CEPAL.
En las horas más difíciles de nuestro continente, la izquierda no sólo se presenta como el mejor modelo social para superar las crisis y caminar hacia adelante. Sino que resulta ser la única opción de diálogo político para conciliar el desarrollo con las dos potencias mundiales: los EUA y la República Popular de China.
Bajo un esquema de multilateralismo y respeto a la soberanía de las naciones; los gobiernos progresistas han logrado mantener su postura no intervencionista, sin dejar de fomentar la inversión extranjera en nuestras naciones bajo la máxima de estrechar lazos de cooperación con las dos grandes potencias.
El año 2022 será decisivo en el rumbo que tomará nuestro continente. Estaremos entrando en la ruta de un plan sin precedentes para nuestro continente, la integración económica de América latina y del Caribe.
Sin lugar a duda, las elecciones en Colombia y Brasil inclinarán la balanza de manera importante hacia la derecha o la izquierda; pero debido a todo lo que hemos visto en estos 18 meses la máxima de “primero los pobres” es la señal y la ruta que nuestro continente ha de seguir.
*Senador de la República por el Estado de Zacatecas, en representación del partido Morena
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