Acostumbrados a una casi eterna campaña electoral desde que Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia del país, los mexicanos volverán a las urnas en 2022 para votar en una inédita consulta ciudadana en la que decidirán si el mandatario debe dimitir o seguir en el cargo.
El ejercicio, bautizado como consulta de revocación de mandato y previsto para el 10 de abril, ha sido impulsado por el propio presidente para promover la democracia directa, aunque la oposición considera que se trata de un innecesario mecanismo de propaganda.
“Yo considero que oponerse a la revocación del mandato, a que se celebre una consulta, a que se le pregunte a los ciudadanos sobre el comportamiento de una autoridad, es actuar de manera antidemocrática”, reprochó el presidente en una de sus ruedas de prensa matutinas.
Para convocar la consulta de revocar o no al presidente a mitad de su mandato, la ley exige recabar 2.7 millones de firmas de la ciudadanía.
Aunque pareciera contradictorio, el oficialista Movimiento Regeneración Nacional (Morena, izquierda) de López Obrador ha engrasado toda su maquinaria para conseguir las firmas y cumplir con la voluntad del presidente para que el referendo salga adelante.
“En un año y medio el presidente no ha logrado movilizar a la población como quisiera y necesita este ejercicio para refrendar su liderazgo y seguir en campaña electoral, que es el espacio en el que se siente cómodo”, dijo a Efe Khemvirg Puente, politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Los resultados de las elecciones intermedias del pasado 6 de junio fueron agridulces para el mandatario, puesto que el oficialismo retuvo la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados pero no logró la mayoría de dos tercios para reformar la Constitución y sufrió un batacazo en la capital, tradicional feudo de la izquierda.
Para los expertos, López Obrador, quien asumió el cargo el 1 de diciembre de 2018 y debería concluir su mandato en 2024, necesita agitar a sus bases.
Lo cierto es que López Obrador cuenta con una elevada aprobación que oscila entre el 60% y el 70%, por lo que resulta difícil imaginar que perdiera una consulta de ese tipo.
“La verdad es que muy poca gente busca la revocación del presidente. El objetivo (de la consulta) es ir construyendo una base electoral de cara al 2024″, expresó Puente, quien la considera un “distractor” para no hablar de los rezagos en materia económica y de seguridad del Gobierno.
Igual que lo es el hecho de que López Obrador abriera este año de manera inusitadamente anticipada el balón de su sucesión, pues los ojos ya están puestos en la alcaldesa de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y el canciller, Marcelo Ebrard, favoritos del oficialismo para 2024.
Por el momento, la organización del referendo ya le ha permitido elevar la tensión con el Instituto Nacional Electoral (INE), uno de los blancos favoritos de las críticas del presidente durante sus ruedas de prensa matutinas en el Palacio Nacional.
El Instituto Nacional Electoral (INE), organismo autónomo del Gobierno, suspendió algunos procedimientos para la organización de la consulta al considerar que el Congreso, dominado por el oficialismo, no le otorgó suficiente presupuesto para su convocatoria.
Pero este miércoles, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) determinó que el INE debe explorar alternativas para poder llevar a cabo la consulta sobre la revocación del mandato de López Obrador.
Cuestionado por la prensa este jueves en la conferencia desde Palacio Nacional, López Obrador dijo que es “muy importante la resolución de ayer”.
“Lo que queda claro, y es lo que debe difundirse más, saberse y gritarse a los cuatro vientos, es que va a haber consulta”, reiteró el mandatario, quien criticó al INE por, supuestamente, gastar en exceso en viajes, viáticos y alquiler de vehículos.
Un conflicto similar sucedió con la consulta popular del pasado 1 de agosto sobre enjuiciar por corrupción a los expresidentes del país, la cual pinchó con solo un 7 % de participación, cuando la ley exige el 40 % para que el resultado sea vinculante.
Para no asumir el fracaso, López Obrador denunció la “falta de voluntad” del INE, que tuvo que colocar menos mesas electorales también por un presupuesto insuficiente.
Mientras tanto, los partidos políticos también se preparan para las elecciones del 5 de junio de 2022 en las que se renovarán los gobernadores de seis estados: Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas.
Morena ya ha anunciado sus candidatos para estos estados, mientras que la coalición opositora “Va por México”, formada por los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD), concurrirá al menos en cuatro estados.
“En casi todos los estados donde hay elecciones Morena lidera las preferencias. No creo que tenga ningún impacto en el panorama político del país. Es un buen año para que el Gobierno experimente con su maquinaria electoral”, opinó Khemvirg Puente.
EFE
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