El español que se habla en México es muy variado y peculiar. Regularmente se intenta “mexicanizar” el sentido de las palabras y se les agrega un toque particular y característico; aunque es “gacho” no saber el significado de todos los términos que se utilizan en el día a día.
Las diferentes formas de hablar que existen en el país están llenas de peculiaridades, pues no es extraño que tengamos expresiones como “ya chupó faros”, “aguas”, “te odio con odio jarocho” o palabras como chamba, chido o el vocablo en cuestión “gacho(a)”.
La Real Academia Española (RAE) ofrece 5 definiciones de este término, no obstante, se empezará con las primeras dos. La principal describe a la palabra como algo “encorvado o inclinado hacia la tierra”; la segunda refiere al significado que se le da específicamente en México: algo “malo, feo o desagradable”.
Es muy común escuchar que la gente mencione “gacho” de forma general como un adjetivo para referirse a algo que no está bien hecho o que es poco agradable para alguno de los 5 sentidos.
Curiosamente, es muy poco usual que dentro de la realidad cotidiana de las personas -al menos en la sociedad mexicana- se escuche que alguien utilice “gacho” para describir algún objeto que está torcido.
Por otro lado, la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes de la Universidad de Alicante y el Diccionario del español de México del Colegio de México, explican de forma más detallada los diferentes usos que abarca esta curiosa palabra.
El concepto formal se define como algo “inclinado hacia abajo, o con su apariencia normal disminuida”, por ejemplo: cabeza gacha u ojo gacho. Cabe destacar que “gacho” se relaciona directamente con el vocablo “agachar”, el cual refiere a una acción que implica la inclinación de algo o alguien.
La palabra también se usa en contextos rurales para describir el aspecto inclinado de los cuernos u orejas de algún animal, por lo que es común escuchar “esa vaca tiene cuernos gachos” o “ese burro tiene orejas gachas”, sin la necesidad de que se refieran a un aspecto feo o incómodo.
De igual forma, se menciona “gacho(a)” como una actitud de vergüenza o sometimiento, esto principalmente es asociado con la expresión “cabeza gacha” la cual implica una acción de sumisión o culpabilidad.
Uno de los usos populares más sonados apunta a algo que es de mala calidad, se hace de mala fe o con mala entraña. Por último, la Biblioteca aclara que también se puede usar simplemente como una interjección, por ejemplo: “¡Qué gacho! Me despidieron del trabajo”.
Por otra parte, la RAE agrega que también se puede emplear como un adjetivo para hablar de un caballo o una yegua que tienen un aspecto “muy enfrenado”, es decir, que tiene el hocico muy metido al pecho.
La palabra se utiliza de forma similar en distintas partes de Latinoamérica como Chile, Costa Rica, Guatemala y el Salvador, no obstante, la connotación cambia en Argentina, ya que ahí el término refiere a un tipo de sombrero elegante que lleva una cinta ancha y es flexible para poder acomodarlo de distintas formas. Esta significación se popularizó durante las primeras décadas del siglo XX, principalmente en la ciudad de Buenos Aires, capital del país.
Aunque ésta difiera mucho de las explicaciones que ya se mencionaron, la definición formal no presenta ningún sentido negativo. Incluso, se puede utilizar para describir el aspecto chueco de la dentadura de alguien diciendo “tienes dientes gachos” sin que obligadamente se esté ofendiendo a la persona.
De cualquier forma, siempre es importante ser cuidadosos para no incomodar a las personas con el uso de la forma particular en la que nos expresarnos.
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