Una palabra frecuentemente usada y a veces poco entendida por muchas y muchos. Se trata de fardero un vocablo que, sin tanto embrollo, se utiliza para nombrar a las personas que roban. Aunque en términos simples el significado refiere a eso, estas 7 letras aluden a una forma específica de hurtar.
Como el lenguaje es complicado y la Real Academia Española (RAE) a veces un poco engorrosa, ninguna institución de la lengua en México ofrece una definición exacta de lo que es un fardero(a), no obstante, la RAE comparte la definición de fardo y fardar, dos locuciones que tienen mucho que ver con la palabra en cuestión.
La primera se refiere a: “Lío grande de ropa u otra cosa, muy apretado, para poder llevarlo de una parte a otra”; la segunda es “surtir y abastecer a alguien, especialmente de ropa y vestidos”. Ésta última también quiere decir presumir, alardear o jactarse.
Un fardero es una persona que roba artículos de alguna tienda y los oculta dentro de su ropa, de esta forma es menos evidente que el personal de seguridad detecte esta actividad. El objetivo es lograr camuflar las cosas para evitar sospechas y poder salir del lugar con productos “gratis”.
El significado de este adjetivo interesa principalmente a las tiendas departamentales, pues según la Asociación Nacional De Tiendas De Autoservicio y Departamentales (ANTAD), este tipo de robos aumentó 152% en los últimos 5 años. La organización destacó que estas prácticas incrementan en los meses de diciembre y enero, principalmente por fechas festivas como Navidad y Día de Reyes.
Tal fue el caso del reciente robo en Parque Delta, una plaza ubicada en la Ciudad de México. El altercado se dio dentro de Liverpool, una de las tiendas más conocidas del país. Ahí el personal de vigilancia descubrió a un grupo de personas que llevaban entre su ropa ciertos artículos que evidentemente no habían pagado.
Esta actividad se lleva a cabo para revender a precios más bajos -o incluso más altos- productos cotizados en el mercado. También se le conoce como “robo hormiga”, el cual se refiere a robar “poquito”.
ANTAD menciona que se han identificado 5 tipos de farderos: el primero se refiere a 55% que tiene a robar objetos pequeños o que son más fáciles de esconder, no obstante, cuando los encargados de seguridad los interceptan tienden a intentar manipular a través del llanto o mediante la justificación de que “lo hicieron por necesidad”.
Por otra parte, un 15% de los ladrones tienden a ser impulsivos, es decir, no planifican el robo, simplemente lo hacen en el momento y dejan de lado circunstancias como el valor y el tamaño del objeto, solo ejecutan la acción. Sin embargo, cuando son sorprendidos intentan evadir la situación y al final expresan un sentimiento de culpa y de vergüenza.
Otro 15% realiza estos actos como parte de un reto consigo mismos o por ser alentados por un grupo de personas cercanas. Un 12% “son criminales semiprofesionales, el robo hormiga es parte de su estilo de vida”.
Finalmente el 3% lo hace debido a problemas psicológicos que se relacionan con conflictos emocionales. Los más comunes son ansiedad y depresión. Generalmente lo hacen como un acto inconsciente y si los descubren, tienden a aceptar su culpabilidad.
Los farderos son más comunes de lo que se piensa, pues debido a que este tipo de delitos no ameritan prisión, las personas creen que pueden salir librados en caso de ser descubiertos.
Sobre esto, el abogado y ex subsecretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, Gabriel Regino explicó que aunque los farderos no sean encarcelados, deben llegar a un “acuerdo reparatorio” y pagar la mercancía que intentaron extraer de la tienda.
Esta oportunidad sólo sucede una vez. Si se detecta que la misma persona ya había sido amonestada antes por los mismo, deberá enfrentarse a las autoridades mexicanas.
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