Ciudad Miguel Alemán, una de las poblaciones que conforman la frontera chica entre Tamaulipas y Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro de la guerra entre el Cártel del Golfo y el Cártel del Noreste.
Una sucursal bancaria, ubicada sobre la carretera que corre entre Miguel Alemán y Nuevo Laredo, divide los territorios que controlan ambas organizaciones criminales, de acuerdo con el periodista Héctor de Mauleón.
“Todas las noches se escucha por allá el tableteo de las armas. Los habitantes de Ciudad Alemán pasan la mayor parte de las noches encerrados en sus casas”, detalló en su columna para El Universal.
“Cuando cae la oscuridad, se oye primero el rugir de los ‘monstruos’: camionetas blindadas y con motores arreglados que pasan a toda velocidad rompiendo la noche en alguna parte. Instantes después, comienza el ladrar de las armas largas”.
De acuerdo con el columnista, las autoridades estatales justifican que no hay manera de probar “jurídicamente” los eventos violentos que ocurren casi todas las noches en aquella región.
Y es que, según su explicación, a pesar de las innumerables fotografías y videos en las redes sociales que han dado fe de los múltiples enfrentamientos, en aquellos sitios nunca quedan los cuerpos.
“Luego de cada enfrentamiento los sicarios se llevan a sus muertos. De ese modo los enemigos ignoran cuántas víctimas cobraron, y no existe así la percepción de que ‘se calienta la plaza”, explicaron las autoridades al periodista.
A ello se suma que los medios de comunicación viven con miedo de reportar las tragedias que suceden a diario y que las denuncias ciudadanas tampoco son enteramente confiables, pues el crimen organizado “manipula las redes para imponer versiones y percepciones”.
En Ciudad Alemán ya no hay policía municipal. La seguridad está directamente a cargo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Guardia Nacional (GN) y la Policía Estatal. Sin embargo, según las fuentes consultadas por el columnista, “ni así se controla la situación”.
“En agosto de 2021, el entonces alcalde de Alemán rogó a los cárteles que hiciera una tregua. Les pidió ‘poner paz al infierno que vive la región. Acababan de aparecer en la carretera los cadáveres despedazados de 9 personas. Vinieron madrugadas de ejecuciones, persecuciones, tiroteos y enfrentamientos”, detalló de Mauleón, quien en su última entrega hizo llegar un “mensaje de ayuda”, de parte de los habitantes de Ciudad Alemán, para el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Tamaulipas es uno de los estados más “complejos y sangrientos” del país con ciudades que destacan en los titulares, como Reynosa, pero hay otra zona en disputa por su posición geográfica, aunque más discreta que otras localidades de la región: la frontera chica.
La frontera chica es la franja de Tamaulipas colindante con Estados Unidos y se compone por las ciudades: Miguel Alemán, Mier, Camargo y Nueva Ciudad Guerrero. Se ubican entre dos ciudades con abundante actividad criminal: Reynosa y Nuevo Laredo.
“Zona clave para cualquier tipo de de tráfico ilegal a Estados Unidos, aquí se localiza también la Cuenca de Burgos, la principal veta de gas natural que posee México”, describe el periodista y escritor Diego Osorno en su libro La guerra de los zetas.
“Toda la frontera chica, que es entre los municipios entre Reynosa y Nuevo Laredo, siempre ha sido un polvorín porque es una frontera importante para muchas actividades y sobre todo para el narcotráfico”, dijo la investigadora Guadalupe Correa-Cabrera en entrevista con Infobae México.
Las actividades ilícitas son desde el tráfico de drogas de personas, armas, contrabando de mercancías (algo tradicional en la historia de Tamaulipas) y hasta animales exóticos.
“La frontera es una tierra de mucho interés porque quien pasa por la frontera drogas, armas, tú dejas que pasen por la frontera, como controlas esa plaza y esa tierra puedes pedir piso”, añade Correa-Cabrera. El derecho de piso es el dinero que cobran ilegalmente los que dominan un territorio a cambio de poder pasar por ahí y de no hacerlo o no pasan o sufren consecuencias.
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