Se le llama caries a las áreas de los dientes que se encuentran dañadas y regularmente parecen pequeños orificios que se pueden ir haciendo más grandes y más profundos.
Las causas que las forman son diversas, puede ser por el consumo excesivo de alimentos con mucha azúcar, poca limpieza dental, consumo constante de refrigerios durante todo el día, entre otras más. Tener este tipo de hábitos estimula la producción de bacterias en nuestra boca. Éstas serán las encargadas de empezar a perjudicar el estado de los dientes.
Es importante mencionar que las bacterias se encargan de transformar nuestra comida en ácidos que se juntan con nuestra saliva y forman una consistencia pegajosa que los dentistas llaman “placa”. Ésta se pega en los dientes, principalmente en los llamados molares, mejor conocidos como muelas.
Uno de los objetivos del lavado frecuente de nuestros dientes es eliminar esta placa, pues si se queda en ellos, poco a poco se irá haciendo una sustancia llamada “sarro”. Mientras más “invadida” esté nuestra dentadura, más consecuencias hay debido a que éste irrita las encías y puede producir enfermedades como gingivitis o periodontitis, las cuales pueden provocar la pérdida de dientes.
Por otro lado, los ácidos que se forman en nuestra boca causan un daño en el esmalte dental. Es muy importante cuidar este esmalte, ya que es una capa delicada que protege a nuestros dientes de todas las sustancias que se encuentran en nuestros alimentos.
La presencia excesiva de estos ácidos provoca que se empiecen a formar esas “manchitas oscuras” que más bien son los orificios que llamamos caries. Podemos considerar que son un “enemigo silencioso” debido a que cuando empiezan a aparecer, parecen ser inofensivas porque no generan dolor, no obstante, se pueden hacer mucho más grandes y dañar los nervios de nuestra boca.
También pueden provocar fracturas dentales que si no se tratan a tiempo, llegan a producir pus, a este fenómeno se le conoce como absceso dental. Otra de las muchas consecuencias, es que con el tiempo se va destruyendo el interior de nuestro diente, lo que causa que éste deba ser extraído por un especialista.
Los síntomas de las caries varían en cada persona, pues depende del grado de profundidad; sin embargo, los más comunes suelen ser dolor de muelas, dolores repentinos en los dientes sin algún motivo aparente, molestia cuando comes algo muy dulce o dolor al morder.
Óscar Castro, doctor miembro del Consejo General de Colegios de Dentistas en España, menciona que las caries son uno de los mayores problemas en el mundo, pues afecta a personas de todas las edades, desde los bebés hasta a los adultos mayores.
Incluso, éstas pueden ser contagiadas a causa de la flora bacteriana, la cual se transmite por los besos, compartir cubiertos o cepillos de dientes. Esta flora puede contribuir a que aparezcan nuevas caries y más si la persona no tiene buenos hábitos de limpieza.
Si quieres evitar a toda costa sufrir de este problema, los expertos recomiendan evitar el consumo de carbohidratos, los cuales se convierten en azúcares y almidones, dos de los principales responsables en aumentar la producción de sarro.
Procurar alejarte de los “alimentos pegajosos” es otra de las alternativas que pueden ayudar a que te mantengas lejos de este problema, pues son esos los que más se adhieren en los dientes y más trabajo cuesta quitar.
No obstante, la mayor recomendación es acudir regularmente al dentista para detectar cualquier anomalía y tener una buena higiene bucal.
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