La fórmula que combina exceso de velocidad con negligencia conlleva resultados mortales en cuanto a conducción se refiere: ya sea en solitario o en grupo, estar al frente del volante es una de las mayores responsabilidades.
El 2021 fue un año particularmente doloroso para México: por un lado, en números del Sistema Nacional de Seguridad Pública (INSP), en el primer semestre se registraron 7 mil 463 decesos por accidentes de tránsito, es decir, un alza que superó las mil 300 muertes (21.5%) en comparación con el mismo periodo del 2020.
Uno de estos tantos percances, y que puso en luto al sector motociclista o biker, fue el ocurrido el pasado 16 de agosto cuando siete moteros y moteras perdieron la vida en la México-Cuernavaca, en específico, en el peligroso tramo de “La Pera”.
Los registros también incluyeron a 15 personas lesionadas, esto luego que los conductores se estamparan con vehículos en diferentes momentos, pero con el mismo común denominador causante de la tragedia: la velocidad.
Y es que aún cuando el trágico suceso ocurrió en uno de los tramos carreteros más populares (por la complejidad para su conducción), el percance quedó en la memoria colectiva como una de las carambolas de motocicletas más grandes de los últimos años en la República Mexicana.
No obstante, la gravedad del panorama vial se reflejó en mayor medida durante el segundo semestre del año, en donde se presenciaron catastróficos escenarios que paralizaron al territorio; ahora sí, como dice el dicho, las imágenes dijeron más que mil de palabras.
Tal fue el caso del suscitado el pasado 2 de septiembre en el estado norteño de Sonora: maletas, vidrios rotos y estructuras de metal quedaron regadas en el pavimento luego que un tráiler de carga chocara a un autobús de pasajeros en la carretera Sonoyta-SLRC.
La tragedia cobró la vida de 16 personas e hirió a otras 22; de la escena quedó la imagen del frente del autobús destruído y la cabina del tráiler completamente deformada.
Según lo informado por el INSP, anualmente se registran hasta 24 mil decesos por accidentes automovilísticos, siendo éstos la quinta causa de muerte en la población en general y la primera entre jóvenes.
Dichos sectores se vieron involucrados en otro terrible percance de los primeros días de noviembre en la autopista México-Puebla: tramo carretero que se ha catalogado como la más peligrosa del Valle de México al reportarse aproximadamente 100 accidentes anuales.
A pesar que la ciudadanía se dice consciente del riesgo, los infortunios continúan ocurriendo (casi) a diario; la mayoría causados por la falta de supervisión en las unidades que, aunado con la velocidad, se convierten en un arma letal.
El pasado 6 de noviembre, 19 personas fallecieron luego que un tráiler se quedara sin frenos y arrasara contra un carril de la caseta de cobro de San Marcos, en Chalco, Estado de México (EdoMex).
Seis vehículos quedaron completamente calcinados; sus tripulantes, así como el conductor de la pesada unidad perdieron la vida, siendo su último registro con vida el captado en un video de una cámara de seguridad del local.
Este audiovisual generó conmoción entre sus espectadores por el aterrador escenario que estaba por detrás del mismo: observar a la muerte llegar rápidamente, de frente y sin tiempo de maniobrar, salvar su vida o, tan siquiera, despedirse de tus seres queridos. Un imaginario, por mucho, aterrador y estremecedor.
Bajo una perspectiva fuera del panorama negro, la realidad es que las carreteras son vínculos que unen familias y causas, siendo una de las más evidentes las impulsadas por el Día de la Virgen de Guadalupe.
Lamentablemente, en el 2021, 20 peregrinos de Michoacán no lograron su encomienda, esto luego de fallecer en un accidente en la carretera Joquicingo-Malinalco, en EdoMex, cuando el autobús que los transportaba se impactó contra una vivienda.
Según reportes de las autoridades mexiquenses, la unidad se quedó sin frenos en una pendiente de la comunidad San José El Guarda; entre los lesionados se encontraban siete menores de edad.
De manera extraoficial se supo que el trayecto de los católicos consistía en una primera excursión turística al Santuario de Chalma, para posteriormente visitar a la morenita del tepeyac en la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México (CDMX).
Sin embargo, fue el pasado 9 de diciembre cuando los ojos internacionales voltearon a Chiapas tras la impactante cifra negra de 57 migrantes muertos y 105 lesionados por una volcadura del tráiler en donde se transportaban de manera ilegal.
Entre los centroamericanos se hallaban 19 menores de edad de nacionalidad guatemalteca y hondureña; uno de los jóvenes lamentablemente perdió la vida un día después del hecho.
La tragedia hizo que la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos urgiera la apertura de una carpeta de investigación para dar con los responsables del evento - esto luego que autoridades mexicanas afirmaran que el hecho involucrara a una presunta red de trata de personas.
El reflejo de una evidente crisis migratoria llegó incluso hasta el Vaticano, cuyo representante, el Papa Francisco, mandó sus condolencias a familiares de las víctimas mortales y heridos.
Todos los percances mencionados suman 117 decesos y poco más de 140 personas heridas. Una cifra que, a pesar de resultar impresionante para la cantidad de casos enlistados, es tan sólo la punta del iceberg de las muertes por accidentes registradas (y no registradas) en el año saliente.
Debido a estas trágicas imágenes, hechos y cifras es que México ocupa el séptimo lugar a nivel mundial y el tercero en Latinoamérica de muertes por accidentes viales.
Esta ha sido la razón por la cual diversas dependencias federales insisten en el cumplimiento de las medidas de precaución: el antes, durante y después de circular en carreteras, así como en ciudades o pequeños poblados.
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