Este 25 de diciembre se activó la contingencia ambiental en cuatro alcaldías de la Ciudad de México, tras reportarse concentraciones muy altas de PM2.5. Estos valores extraordinarios se generaron “principalmente por la quema de pirotecnia, fogatas y otros materiales”, según indicaron las autoridades. Pero, ¿qué son estas partículas y cómo afectan a nuestra salud?
La materia particulada 2.5, o PM 2.5 por sus siglas en inglés, son partículas muy pequeñas que se encuentran suspendidas en el aire. Tienen un diámetro de 2.5 micrómetros, es decir, su grosor es inferior al de un cabello humano, por lo que también se las conoce como partículas finas, explica la agencia de gobierno estadounidense California Office of Environment Health Hazard (OEHHA).
Al ser tan diminutas, las PM 2.5 se desplazan con gran facilidad hacia los pulmones, cuando los ciudadanos inhalan aire. Esto provoca efectos nocivos y enfermedades cardíacas y pulmonares, aunque las personas no padezcan patologías respiratorias.
“Los niños, las personas mayores de 65 años, las mujeres embarazadas y las personas con enfermedades del corazón o pulmonares (incluyendo asma) son más sensibles a los efectos de respirar estas partículas. Los síntomas pueden incluir sibilancias -silbido agudo al pasar el aire por los conductos respiratorios-, opresión en el pecho y dificultad para respirar”, indica la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de EEUU en su sitio web.
Además, niveles muy altos de PM 2.5 producen también irritación en los ojos, en la nariz y en la garganta; tos, opresión en el pecho y dificultad para respirar; función pulmonar reducida; ataques de asma; ataques al corazón y muerte prematura en personas con enfermedades cardíacas y pulmonares.
Según la EPA de EEUU, estas partículas sólo pueden ser vistas con un microscopio electrónico, y se originan por todo tipo de procesos de combustión, “incluyendo los motores de los vehículos, plantas de energía, quemas de madera, incendios forestales, quema agrícola y algunos procesos industriales”. Por supuesto, también se generan por la quema de pirotecnia y las fogatas, habituales en la capital durante las fiestas decembrinas.
Para que las concentraciones de PM2.5 se consideren moderadas estas tienen que estar entre 9 y 25 microgramos por metro cúbico. Este 25 de diciembre, a las 11:00 de la mañana, llegó a reportarse en la capital 99.9 microgramos por metro cúbico, un valor “insalubre” para todos los ciudadanos, incluso para aquellos que no pertenecen a grupos sensibles.
El problema además se agravó por las condiciones meteorológicas, que impidieron que las micropartículas se dispersaran adecuadamente. En este sentido, la doctora María Amparo Martínez Arroyo, del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), aseguró que las condiciones climáticas en diciembre, enero y febrero propiciarán la mala calidad del aire. Esto es porque las precipitaciones en la región serán bajas o nulas y se registrarán temperaturas más frías de lo habitual, lo que generará “inversiones térmicas” con frecuencia”.
Las inversiones térmicas impiden que circule el aire. Habitualmente, este se ordena según su temperatura: las capas más frías se sitúan en la parte alta de la atmósfera y las más calientes abajo. Cuando se organiza de este modo, el aire se mueve constantemente y se depura el ambiente de forma natural. Sin embargo, si ese ciclo se interrumpe y la capa más fría se posiciona debajo de la caliente -como puede ocurrir en diciembre-, la de menor temperatura se queda inmóvil e impide la circulación atmosférica. A este fenómeno se le conoce como inversión térmica y se produce con frecuencia en las noches más despejadas de invierno, porque el suelo de la ciudad pierde calor por radiación y las capas cercanas a él se enfrían más rápido.
En este sentido, la maestra Alejandra Méndez Girón, Coordinadora General del Servicio Meteorológico Nacional de Conagua señaló que en enero y febrero de 2022 se formará un mayor número de estas inversiones térmicas. Desde principios de año y hasta el mes de abril se esperan un total de 71 días en los que se registrará este evento.
“Tenemos 71 días donde dependiendo de la cantidad de elementos contaminantes se puede dar o existe potencialmente una situación favorable para una contingencia”, apuntó Méndez Girón.
Con el fin de evitar que la calidad del aire empeore drásticamente en los próximos días, la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) lanzó una serie de recomendaciones:
- Facilitar y continuar el trabajo a distancia para reducir viajes.
- En caso de contar con aire acondicionado en el hogar o automóvil utilizarlo en modo de “recirculación”, así como mantener puertas y ventanas cerradas.
- Para reducir la generación y exposición a partículas cuando se está en interiores, no prender velas ni quemar leña, carbón u otros materiales.
- No quemar materiales o residuos, incluyendo las quemas realizadas para adiestramiento y capacitación de personal.
- Reducir el uso del vehículo particular y utilizar el servicio de transporte público.
- Reportar cualquier tipo de incendio de manera inmediata.
- Evitar la quema de pirotecnia y fogatas.
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