Durante la época prehispánica, o sea, antes de la llegada de los españoles a México, se tenían diferentes tradiciones. Las culturas mesoamericanas tenían su propia forma de ver al mundo, sus propios dioses y sus propias celebraciones. Sin embargo, con la llegada de Cortés y sus hombres, estas fueron desaparecidas casi en su totalidad, y las que no se destruyeron, fueron mezcladas con las tradiciones europeas.
En la cultura mexica, que se desarrolló en Tenochtitlan, en lo que ahora es la capital del país, la Ciudad de México, se construyeron diferentes edificaciones que fueron importantes para las culturas que se desarrollaron en la zona. Una de estas edificaciones, quizá la más importantes para los mexicas, fue el Templo Mayor, ubicado a un costado del lugar en donde ahora se encuentra el Palacio Nacional, hogar del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Contrario a lo que se cree, el Templo Mayor no era una sola edificación, pues es un recinto que comprendió una serie de construcciones, edificios, torres y un patio.
En la actualidad, a la principal torre de todas, que tiene dos adoratorios conocidos como teocalli, se le conoce como Templo Mayor, o Huey Teuccalli, que se traduciría como “Templo Principal” en náhuatl. Al espacio físico donde se ubicaba, se le conoce como Recinto del Templo Mayor, y estos fueron el centro absoluto de la vida religiosa en la Gran Tenochtitlan.
La construcción del templo principal de este recinto se realizó en siete etapas y alcanzó una altura aproximada de 45 metros. El Templo Mayor fue el centro simbólico de la gran red tributaria del Imperio Mexica, un lugar en el que se reunían las ofrendas sagradas y depósitos funerarios, un adoratorio a las deidades de la guerra y la lluvia; un símbolo de los logros de los aztecas ante sus enemigos.
Debido a la gran importancia que tenía el Templo Mayor en el pueblo mexica, no es de sorprenderse que a lo largo de investigaciones y exploración del lugar, se hayan encontrado diferentes ofrendas y grandes tesoros que han servido para entender la forma en la que los mexicas entendían la vida.
Un ejemplo de estos grandes tesoros que se han encontrado, están dos que se encontraron en los años 2009 y 2011, cuando se halló una cabeza de serpiente creada durante el gobierno del Tlatoani Moctezuma I, así como los restos óseos de un ave encontrados en una ofrenda asociada al monolito de Tlaltecuhtli, ambos con más de 500 años de antigüedad.
Posteriormente, en 2019, se encontraron más artefactos importantes de la época prehispánica. Un tesoro de sacrificios aztecas, además de los restos de un jaguar ricamente adornado y vestido como guerrero se descubrieron en aquella ocasión. Se esperaba que tras este descubrimiento, también se pudiera dar con la tumba de un emperador azteca.
Estos fueron hallados en los escalones del Templo Mayor. Entre las ofrendas de sacrificio, también se encontraron los restos de un niño pequeño vestido para parecerse a Huitzilopochtli, dios de la Guerra. También se encontraron un juego de cuchillos de madreperla, y piedras preciosas.
Dichas ofrendas fueron depositadas por sacerdotes aztecas hace más de cinco siglos, en una plataforma circular y ritual, una vez ubicada frente al templo mayor, donde los primeros relatos históricos describen el lugar de descanso final de los reyes aztecas.
En otras ocasiones, también se han encontrado importantes piezas prehispánicas en el lugar. Anteriormente, se había encontrado también el Águila Cuauhxicalli. Esta última palabra quiere decir “vaso de las águilas”, y en ella se puede observar, en la parte superior, un hueco, en donde se depositaban los corazones de los sacrificados durante las ceremonias o rituales.
La Olla Tláloc es otro de los tesoros encontrados en el Templo Mayor. Se trata de una olla que tiene tallada la cara del dios Tláloc en alto relieve.
Estos han sido solo algunos de los grandes tesoros que se han encontrado en las excavaciones hechas en el Templo mayor.
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