Quién fue el gran amor de Emiliano Zapata

El Caudillo del Sur fue conocido por su entrega a la causa revolucionaria, pero también por sus amoríos y conquistas

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Plano general en donde aparece el jefe de la Revolución del Sur, Emiliano Zapata, en uno de sus campamentos del estado de Morelos  (Foto: AHUNAM)
Plano general en donde aparece el jefe de la Revolución del Sur, Emiliano Zapata, en uno de sus campamentos del estado de Morelos (Foto: AHUNAM)

Emiliano Zapata levanta sospechas entre los historiadores y demás interesados en su figura. A diferencia de Pancho Villa, a Zapata se le considera como el caballero blanco de la Revolución Mexicana, una figura más agraciada que la de los villistas a pesar de que podía ser igual de desalmado y duro que su contraparte norteña. Pero, al igual que Villa, era de carne y hueso y como tal padeció de los placeres y dolores de la vida, tales como el amor.

O al menos al interés en otras personas. Y decimos personas por los rumores que hablan del interés que el yerno de Porfirio Díaz, Ignacio de la Torre y Mier, habría tenido. La versión surgió con las anotaciones de la hija de Porfirio Díaz, Amada Díaz, pues en sus diarios menciona una amistad y cercanía que le parecía extraña entre los dos personajes quienes montaban a caballo y supuestamente se habían conocido en una hacienda en 1906.

La discusión con respecto a su preferencia sexual resurgió en 2019 a raíz de la exposición del cuadro de Zapata en el que se le ve desnudo únicamente con tacones y montando un caballo, representación que causó polémica entre admiradores, historiadores y sociedad en general debido a que una figura figura histórica asociada con la masculinidad se viera trastocada de ese modo.

Emiliano Zapata fue conocido también por su fama de conquistador (Foto: AHUNAM)
Emiliano Zapata fue conocido también por su fama de conquistador (Foto: AHUNAM)

Cualquiera que sea la verdad, Zapata carga con la fama de ser un romántico y un hombre muy atractivo para las mujeres. El Caudillo del Sur tuvo 10 amoríos reconocidos y de ellos salieron alrededor de 15 hijos a los cuales se buscó ser legitimados para que recibieran una pensión por parte del Gobierno de Morelos.

En el libro de Emiliano Zapata: vida y virtudes según cuentan en Morelos, Berenice Granados Vázquez recoge testimonios y dichos de cómo era el caudillo con la gente y su familia, en el campo de batalla y sus habilidades, así como su galantería. En ella se menciona que Zapata gustaba a las mujeres por ser atractivo y amoroso. También se menciona que él y su hermano Eufemio Zapata tuvieron un amorío con dos hermanas en Villa de Ayala, un pueblo en el centro de Morelos.

Emiliano Zapata y Josefa Espejo (Foto: INAH)
Emiliano Zapata y Josefa Espejo (Foto: INAH)

En el libro se recogen varios testimonios y creencias que se propagaron por medio de la tradición oral en Morelos con respecto a quién era Zapata y muchas de ellas versan acerca de sus amoríos.

A pesar de esos amoríos estuvo casado con Josefa Espejo Domínguez, hija de un hacendado porfirista que reprobó la relación con el caudillo. No resultó impedimento pues Zapata dejaba cartas en el río por donde le llegaban a su amada gracias a la corriente. Para avisar que habría una epístola al siguiente día, pasaba a toda velocidad con su caballo y se anunciaba por medio de silbidos.

Se casaron en 1911 tras la muerte del padre de Josefa y sus padrinos fueron Francisco I. Madero y su pareja Sara Pérez de Madero (quienes se encontraban en la región para negociar con Zapata y el caudillo aprovechó para hacerlo su padrino) quienes regalaron juegos de anillos con aretes y camafeos de oro. Tuvo una hija y un hijo con ella que murieron prematuramente durante sus huidas. No se separaron a pesar de las persecuciones y demás infidelidades del revolucionario.

Retrato de Gregoria Zúñiga (Foto: INAH)
Retrato de Gregoria Zúñiga (Foto: INAH)

Aún con esto en el libro de las Acompañantes de Zapata se menciona que a la mujer que más quiso fue a Gregoria Zúñiga con quien tuvo una hija y quien estuvo con él días antes de su asesinato y la acompañó a la entrada de la Ciudad de México en 1914 con los villistas. Zúñiga tenía una hermana gemela que Zapata había robado antes, pero murió por la mordedura de una serpiente. Así que robó a Gregoria cuando esta tenía 15 años.

A pesar de ser raptada, práctica popular en esos años, Zúñiga quería a Zapata desde que este había huido con su hermana. En sus últimas horas de vida, Zapata creyó que Gregoria había sido raptada y al encontrarla viva dijo alegremente: “Ay mi Chinaca, me contaron tantas versiones que ya decía yo ¿es posible que yo a esta mujer ya no la vuelva a ver?”. Al día siguiente, el caudillo murió en una emboscada el 10 de abril de 1919.

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