Pancho Villa es uno de los personajes de la historia mexicana que más dolores de cabeza ha ocasionado a quienes se encuentran en el poder. Su personalidad aguerrida, revoltosa y generosa que siempre lo caracterizó fue uno de los “pecados” principales que ocasionaron su muerte.
Precisamente, su carácter explosivo sería la principal causa de una de las venganzas que menos se conoce en la historia mexicana. Se trata de la versión que muchos años después saldría a la luz gracias a Raúl Herrera, autor del libro La sangre al río: La pugna ignorada entre Maclovio Herrera y Francisco Villa (Tiempo de Memoria).
En el texto se cuenta la historia olvidada de la familia Herrera, quienes fueron aparentes víctimas del héroe revolucionario. Raúl revela a través de su texto que Villa mató a seis integrantes de su familia, los cuales también pelearon en batallas revolucionarias e incluso, formaron parte de la División del Norte, ejército liderado por Pancho.
Entre los miembros asesinados destaca Maclovio Herrara, quien trató de convencer a Francisco de evitar la guerra contra los carrancistas, pues su familia era cercana a Venustiano Carranza. Tras estos intentos, la conversación se volvió una pelea y el caudillo del norte terminó amenazando de muerte a toda la familia.
Más tarde cumplió su promesa y acabó con la vida de José de la Luz, Ceferino, Luis, Maclovio, Concepción y Melchor, parientes directos del autor. Los cuerpos fueron colgados afuera de un panteón en Parral, Chihuahua; hecho que sería vengado posteriormente por uno de los sobrevivientes: Jesús Herrera Cano.
El rencor de los Herrera cada vez se intensificaba más y en 1930, Cecilia, viuda de uno de los asesinados, comenzó una investigación acerca de los disturbios que provocó Pancho en varias regiones del país, donde hizo un recuento de los daños económicos que habían enfrentado varias familias por el paso del también conocido Centauro del Norte.
También se argumenta que uno de los aspectos principales que originaron esta disputa fue que Villa decidió no respetar el Plan de Guadalupe, en el que se establecía derrocar al gobierno de Victoriano Huerta mediante la unión de todos los ejércitos.
Los Herrera trataron de evitar a toda costa este escenario porque sabían que sin la ayuda de Francisco la guerra continuaría y todo el esfuerzo y el dinero que habían gastado no habría valido la pena. Como eran una familia de clase baja no contaban con suficiente solvencia económica para vivir si esto ocurría.
Por otro lado, el escritor Paco Ignacio Taibo, autor de Pancho Villa, una biografía alternativa, narra que las acciones de Pancho estuvieron sustentadas por la traición de la familia, pues fueron ellos quienes colaboraron con los estadounidenses y al poco tiempo lo “abandonaron” por Carranza.
Después de que Francisco Villa se enfrentó a fuerzas porfiristas, carrancistas y estadounidenses, en 1920 decidió retirarse e irse a vivir a la Hacienda Canutillo en su natal tierra, Durango.
Prefirió cambiar las armas por el campo y gracias a la ayuda de sus hombres logró levantar la hacienda y los alrededores de la colonia. A pesar de que en ese entonces el país atravesaba una época de aparente paz, el Centauro del Norte seguía teniendo viejos enemigos, entre los que destacaban Álvaro Obregón.
Obregón fue un político y militar sonorense que destacó por ser el líder principal del Ejército Constitucionalista de Venustiano Carranza, quien también se había enemistado con Zapata y Villa por no lograr llegar a acuerdos en la Convención de Aguascalientes.
Por otro lado, con la muerte de Carranza, Pancho se sentía tranquilo en Canutillo, pues había acordado con el gobierno de Adolfo de la Huerta (quien se encontraba como presidente interino por la muerte de Venustiano) dejar las armas a un lado.
Finalmente, a finales de 1920 se eligió a Álvaro como presidente oficial y se empezaron a repartir tierras a campesinos en diferentes estados del país, sin embargo, la sociedad rural seguía inconforme con la distribución de las tierras, hecho que hizo que Villa resurgiera.
Más tarde, Huerta expresó su inconformidad por la designación de Plutarco Elías Calles como candidato a la presidencia, esto activó la alarma de Obregón, quien sabía que Adolfo y Pancho se podrían unir y “desestabilizar” de nuevo a México.
Según se cuenta en el libro ya mencionado, la ventaja con la que contó Álvaro al planear la aniquilación del revolucionario fue que el sobreviviente de la familia de los Herrera, Jesús, fue a visitarlo para pedir que lo ayudara a hacerle justicia a su familia. Tras llegar a varios acuerdos, Jesús se encargó de alistar todo para el trágico acontecimiento que sería en la misma ciudad donde fue asesinada su familia.
Ante estos hechos, el 20 de julio de 1923 el general Francisco Villa fue emboscado por un grupo de hombres que lo interceptó en su automóvil mientras se dirigía a una fiesta familiar en Parral.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Cultura, aunque el plan de eliminar a Villa surgió de distintos políticos y los Herrera, el asesinato estuvo organizado por el diputado Jesús Salas Barraza, quien recibió órdenes directas de Calles y Obregón.
Aunque algunas fuentes aclaran que el Centauro del Norte recibió 16 disparos, otras mencionan que fueron 12 y unas más que el total fueron 15. Lo que es seguro es que sus acciones contra los Herrera le costaron más de 10 balas en el cuerpo.
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