Una noche fría de 1940 en Coyoacán se llevó a cabo un plan que buscaba acabar con uno de los principales opositores del gobierno stalinista de la ahora extinta URSS: León Trotsky. Entró a México en calidad de refugiado político en 1936 gracias a Diego Rivera y Frida Kahlo, quienes convencieron a Lázaro Cárdenas.
Varios coches con hombres vestidos de policías y militares rodearon la casa de Trotsky en la calle Viena y el líder de la operación, enfundado en un abrigo militar dio a cada uno de sus hombres un sobre con 250 pesos tratando de tranquilizarlos diciéndoles que tenían comprado a uno de los guardaespaldas del objetivo. Este hombre era David Alfaro Siqueiros que trató de asesinar a Trotsky el 24 de mayo de 1940.
José de Jesús Alfaro Siqueiros nació en 1896 y comenzó su vida política al participar en las huelgas estudiantiles de 1911 en la Academia de San Carlos donde tomaba clases nocturnas y se sumó a las filas revolucionarias del ejercito constitucionalista al cumplir los 18 años de edad en la Revolución Mexicana.
Posteriormente, viajó a Europa donde, inspirado por las corrientes vanguardistas europeas, escribe los Tres llamamientos de orientación actual a los pintores y escultores de la nueva generación americana en los que buscaba crear un arte público y heroico inspirados por las nuevas corrientes europeas tomando como referencia los elementos de las culturas precolombinas y de carácter nacional, lo que desembocaría en la corriente muralista junto con Diego Rivera y José Clemente Orozco.
Siqueiros era conocido por sus ideas comunistas radicales que le valieron la enemistad del ex presidente Plutarco Elías Calles y quien fue representado junto con Álvaro Obregón en varias de sus obras como traidores de los ideales por los que se lucharon durante la Revolución.
Sin embargo su involucramiento en conflictos armados no había terminado pues se sumó a las Brigadas Rojas, células comunistas de voluntarios de diferentes países que se conformaron para apoyar a los rebeldes durante la Guerra Civil Española. Es en este punto en el que Siqueiros, conocido como el Coronelazo, se ve relacionado con Trotsky.
Al enterarse del asilo que el presidente Cárdenas había brindado a Trotsky, se enfureció. Él era stalinista de corazón. La revolución rusa y su triunfo la había llevado a cabo Stalin y que uno de los enemigos de sus enemigos fuera acogido en México era inaceptable. Así que él junto con otros milicianos mexicanos fueron reclutados para llevar a cabo la tarea de deshacerse de Trotsky.
Se llevaron a cabo los preparativos en Paris junto con agentes del gobierno ruso en 1939 para la Operación Pato y se formaron tres grupos independientes: uno estaría a cargo de infiltrarse en las redes trotskistas, liderado por Ramón Mercader; otro por un miembro de la GPU que establecería contacto con el guardaespaldas de Trotsky, y el principal comandado por Alfaro Siqueiros y Vitorio Vidali (amante de Tina Modotti) y otros militantes nacionales.
Siqueiros y Vidali llevaron a cabo una campaña de desprestigio a través del periódico de la El Polpular que dirigía Vicente Lombardo Toledano, presidente de la Confederación de Trabajadores Mexicanos, y que también trabajó para las redes comunistas internacionales.
Con todo preparado el 24 de mayo, Siqueiros y sus aliados cortaron la luz y las líneas telefónicas del refugio y entraron a mano armada. Se “dirigieron (Siqueiros y unos cuantos hombres) al cuarto donde dormían Trotsky y Natalia. Se apostaron junto a las ventanas y dispararon sus ametralladoras Thompson”, cuenta Juan Alberto Cedillo en Los Nazis en México. Lanzaron bombas incendiarias y dejaron un paquete de dinamita que no explotó y huyeron del lugar.
“Nunca negué y no niego ahora que mi participación en el asalto a la casa de Trotsky el día 24 de mayo de 1940, objetivamente, conforme a la ley imperante, constituyó un delito y que por ese delito he pasado largos periodos en la cárcel”, escribió al respecto Siqueiros en sus memorias Me llamaban el Coronelazo (Memorias).
Claro está, no lograron su cometido: Trotsky fue asesinado meses después y Siqueiros se exiliaría en Chile tras ser señalado por uno de sus cómplices como autor material del crimen. Aunque en la investigación de Cedillo se menciona la participación del gobierno ruso y las fuerzas nazis.
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