Sin duda alguna, Hernán Cortés fue uno de los hombres más destacados durante la Conquista por parte de los españoles en México, pues fue quien estuvo al frente de los hombres que llegaron en barcos para adueñarse del territorio que ahora conocemos como México.
Cortés enfrentó de manera inteligente a los pueblos nativos, logrando derrotarlos y haciendo que se unieran a él para enfrentar a los mexicas, quienes se encontraban en la ciudad principal: Tenochtitlan.
Cortés partió de la isla de Cuba, y el primer lugar del territorio mexicano que piso fue la isla de Cozumel, frente a las costas de Quintana Roo. Sin embargo, hay una historia poco conocida sobre Cortés y su llegada al territorio mexicano. Y es que el conquistador español, desobedeció las órdenes de quien en ese entonces era gobernador de Cuba, Diego Velásquez, quien le prohibió salir de la isla que gobernaba para llegar a México.
Y es que Diego Velásquez, tras recibir la autorización de los reyes españoles para explorar el territorio de México, organizó varias expediciones, y en una de ellas había puesto al frente a Cortés, quien en la isla era escribano. Velásquez era uno de los hombres más poderosos de la época en las colonias españolas de América, y Cortés era uno de sus hombres de confianza y amigo, por eso había decidido nombrarlo como encargado de la expedición, en 1519. Las intenciones de Velásquez, eran que se limitara a realizar rescates, o sea, que se negociara con los nativos para obtener riquezas y que capturara esclavos para llevar a la isla.
Sin embargo, antes de salir de Cuba, Cortés conspiró con sus capitanes para desobedecer las instrucciones de Velásquez y tratar de conquistar el rico imperio que existía en las nuevas tierras, según los reportes de los hombres que había ido a las expediciones pasadas. Velásquez se enteró de esto y trató de detener a su subordinado, sin embargo, Cortés y los demás rebeldes lograron zarpar antes de su captura. Así fue como partieron de Cuba, como prófugos de la justicia, sabedores de que su traición podría provocar que fueran condenados a morir ejecutados.
Cortés, luego de pisar Cozumel, se dirigió al estado que ahora conocemos como Veracruz, del lado del Golfo de México. Llegando ahí, la primera acción de Cortés y sus aliados, fue fundar la nueva ciudad de la Villa Rica de la Vera Cruz. Esto les permitiría hacer una petición ante el rey Carlos V para liberarse de la autoridad del gobernador de Cuba. Sin embargo, en la propia expedición había personas que seguían siendo fieles a Velásquez, que conspiraban contra Cortés y los suyos, planeando un regreso a Cuba. Debido a esto, los rebeldes los castigaron, ejecutando, incluso, a uno de ellos y haciendo que Cortés ordenara que se hundieran los barcos en los que iban, para evitar “tentaciones” de salir huyendo.
Cortés logró llegar a la capital del Imperio Azteca, Tenochtitlan, y curiosamente fue bien recibido por Moctezuma, quien, se dice, pensó que los españoles eran dioses. Ya instalado en Tenochtitlan, Cortés se enteró que Diego Velásquez había enviado a un grupo de hombres para detenerlo en su intento por conquistar México. Christian Duverger, en su libro Hernán Cortés, más allá de la leyenda, destacó lo siguiente: “La venganza no tiene precio. Herido por el éxito de Cortés, Velázquez, ahora amo absoluto de Cuba, monta una expedición gigantesca: 18 navíos, novecientos hombres, ochenta caballos, noventa ballestas, setenta escopetas y unas veinte piezas de artillería. Velázquez se juega el todo por el todo. Moviliza toda su fortuna y todos los recursos humanos de Cuba. Si se lanza en esta operación es por puro despecho”. Al mando de esta expedición para detener a Cortés, pone a Pánfilo de Narváes.
Tras enterarse de esto, Cortés puso a trabajar su mente, y decidió apostar por un pacto político secreto, pero no con Pánfilo de Narváes, sino con los miembros de la tripulación, pues conocía de manera personal a la mayoría de ellos, e incluso, muchos eran sus amigos. Tras esto, Cortés logró lograr la complicidad de casi toda la tropa de Narváes. Al final, este último, y por consecuencia Velásquez, fueron derrotados y Cortés pudo seguir con sus planes sin nadie que lo detuviera.
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