De la cacariza al tornillo: los utensilios para beber pulque

El pulque es la bebida de los dioses en México y en el siglo XIX se utilizaban vasos de vidrio de diferentes tamaños, texturas y diseños que acompañaron a los adoradores de esta bebida durante un siglo

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El tlachiquero es el encargado
El tlachiquero es el encargado de extraer el pulque del maguey (Foto: Cuartoscuro)

El pulque es una de las bebidas alcohólicas tradicionales más longevas en México, y si bien ha descendido su consumo en comparación con el pasado, sigue siendo una de las bebidas más conocidas e icónicas del país y tiene la fortuna de tener el título de ser la bebida de los dioses.

Su producción y consumo se remonta a la época prehispánica. Este néctar viene del interior del corazón del maguey, el cual es raspado para extraer el aguamiel; se fermenta y da paso al pulque. El maguey era ampliamente usado tanto como alimento, como para la confección de ropas, entre otras cosas. Su consumo debía ser moderado y generalmente era utilizado en ocasiones rituales, para los soldados y los hombres mayores de 50.

El abuso del ixtac octli, traducido como licor blanco, conllevaba una dura penalización. Al fin y al cabo, ¿porqué se aceptaría el mal uso de la sangre de Mayahuel? Su muerte no sería en vano.

En los tiempos prehispánicos era
En los tiempos prehispánicos era considerada como una bebida de los dioses

Con la conquista y el avance de los años, la bebida sería mal vista por causar la embriaguez y la “mala vida” de las clases bajas.

El pulque era mal visto por las autoridades de los gobiernos novohispanos quienes destinarían a las pulquerías en las periferias de las urbes, por lo que se vio como una bebida marginal y continuaría el estigma hasta el Porfiriato, en el que se aplicaron medidas más agresivas; con Díaz a la cabeza, se le dio mayor prioridad a otras bebidas embriagantes como la cerveza, cuya industria nacional fue impulsada a pesar de las preferencias a la extranjera, y los licores.

Pulque (Foto: Twitter)
Pulque (Foto: Twitter)

A pesar de la campaña de desprestigio sufrido, la producción y consumo de la bebida siguen vivas y en años recientes ha retomado fama en distintas partes de la ciudad, perdurando las distintas formas en las que se bebe.

Una de las formas tradicionales de consumir esta bebida es utilizando la penca de maguey o xoma. A la hoja se le cortaba las espinas para poder manipularse con facilidad agarrando la penca desde los extremos para doblarlo y beberlo desde el centro, pero requiere gran habilidad para no empaparse por agarrarla de forma errónea.

También está la jícara que es la segunda forma más antigua obtenida del árbol de jícara o de tecomate y viene del náhuatl xicalli. También está el cajete (caxitl) un recipiente de barro cocido parecido a un plato hondo es también de los más tradicionales.

Pero para el siglo XIX las pulquerías contaban con otros utensilios para que sus comensales degustaran su bebida predilecta. Cada una de forma y acabados diferentes que les dotaron de nombres pintorescos.

El tornillo

Es un tarro con franjas en relieve que van enroscándose, por lo que se le dio el nombre de tornillo.

Tornillo (foto: Fernando Coca)
Tornillo (foto: Fernando Coca)

La catrina o cacariza

Este vaso es de menor tamaño y está llena de protuberancias a en todo su cuerpo con una punta a modo de jarra.

La Cacariza (foto: Fernando Coca)
La Cacariza (foto: Fernando Coca)

El chivo

Este vaso tiene un chivo en altorrelieve en la parte opuesta de la aza.

El Chivo (foto: Fernando Coca)
El Chivo (foto: Fernando Coca)

Cañón

Su nombre se debe a la forma alargada del vaso.

El Cañón (foto: Fernando Coca)
El Cañón (foto: Fernando Coca)

Hasta no verte, señor mío

Otros vasos son personalizados y reciben el nombre de acuerdo a las figuras que los adornen sin necesariamente ser un vaso tradicional. Este es el caso del vaso Hasta no verte, señor mío.

Hasta no verte, señor mío
Hasta no verte, señor mío (foto: Fernando Coca)

El vaso lleva la inscripción en la parte superior, en el resto del cuerpo la imagen de la catedral de Puebla. Pero este vaso recibe este peculiar nombre porque una vez terminado el contenido, una aparición santa tendrá lugar.

También están otros vasos como el Chivato o cabrón, Jarra o Torreón, vaso, jícaras, viola, maceta, e incluso los hay con formas de caras y cabezas.

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