En México hay edificaciones diseñadas y realizadas por los arquitectos más importantes a nivel nacional e incluso, a nivel internacional. Hay algunas construcciones en el país que incluso son desconocidas, a pesar de resaltar los nombres de sus autores.
Tal es el caso de dos construcciones realizadas por nada más y nada menos que Gustave Eiffel, el creador de la Torre Eiffel, ícono de la ciudad de París, en Francia. Uno de estos edificios se encuentran en Orizaba, Veracruz. Es conocido como el Palacio de Hierro de Orizaba.
Fue con la Exposición Universal de París de 1889 que el ingeniero francés Gustave Eiffel se catapultaría a la categoría de leyenda en vida gracias a la torre de hierro que hasta la fecha lleva por nombre su apellido.
Gracias a esto, gobiernos de otros países comenzaron a solicitar este tipo de diseños prefabricados en los altos hornos de hierro europeos para aventuras menos impactantes pero funcionales, y México no fue la excepción. Una obra de este material fue encargado a una reconocida firma belga donde Eiffel colaboraba. Tal iniciativa provino de las arcas de Orizaba, insistiendo en la importancia de la categoría que había alcanzado dicha localidad, para la cual se erigiría un Palacio Municipal.
El diseño enviado desde Bélgica fue cotizado en 71,000 pesos de la época, e incluía los aceros laminados y galvanizados, puertas, ventana, pisos y techo de madera machimbrada, ladrillos de color, reloj para la torre principal, herramienta de ensamblado, y el flete hasta el puerto de Veracruz. El gobierno municipal recaudó 60,000 pesos, y solicitó el restante a la entidad en 1891, cuyo gobierno aceptó a dar los 11,000 pesos restantes, pues al “anhelar la prosperidad de la nación no puede rehusar su apoyo a los esfuerzos que para secundar tan patriótico fin”.
La majestuosa inauguración de este edificio fue en 1894, con todo y el repique del moderno reloj. Funcionó como palacio municipal hasta 1991 y actualmente alberga diferentes exposiciones sobre la historia de la ciudad.
La otra edificación creada por el francés ubicada en el país, se encuentra en uno de los municipios más marginados del país: Ecatepec. Este es conocido como el Puente de Fierro, y se trata de una antigua conexión ferroviaria y peatonal que ha pasado por las suficientes transformaciones desde su construcción a finales del siglo XIX.
Prácticamente todo el país conoce esta icónica construcción. No por su paso como museo o por su función original de trasladar a la gente de un punto a otro, sino por su supuesto origen; de acuerdo con la historia popular, el Puente de Fierro fue pedido especialmente por Porfirio Díaz y construido en 1870 por Gustave Eiffel, según información del portal local.mx.
Dicho puente de fierro hoy es una montaña metálica que se levanta sobre un tramo del gran canal, exactamente el que pasa por debajo de la carretera México-Pachuca, y está abandonado. Sin embargo, antes era el encargado de comunicar las vías ferroviarias entre la Ciudad de México y Veracruz. Debido a que dicho puente fue construido por el autor de la Torre Eiffel, se salvó de ser demolido junto con las vías del tren.
Según el mismo portal, fue gracias a la visión modernista de Díaz que le encargó dicho puente a Eiffel, el cual sería parte de las vías sobre el Gran Canal de Desagüe. Eiffel hizo todas las piezas en su fábrica de Bélgica, y tardó unos nueve años en enviarlas a México. Por al rededor de 80 años, el puente funcionó de manera correcta, para después, ya en el siglo XX, la vías del tren cayeron en desuso, y el puente pasó a ser parte de la Autopista México-Pachuca.
En el año 2000 Manuel Bueno Huerta, un artista plástico, rescató el lugar que se encontraba prácticamente en el abandono, y con apoyo del Gobierno, convirtió el viejo puente en un museo: el Centro Cultural Puente de Arte.
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