El algodón de azúcar es un dulce muy conocido por la sociedad mexicana, y es que basta con dar un paseo por Chapultepec, asistir a un circo o a cualquier feria, para encontrarnos con una de las golosinas preferidas de muchas niñas y niños.
¿Te has preguntado dónde surgió? Los orígenes de este caramelo conocido también como nube de algodón se encuentran en Italia. De acuerdo con información del Gobierno de México, fue aproximadamente en el siglo XV cuando el algodón nació gracias a la costumbre de diversos cocineros que calentaban el azúcar hasta que ésta se volviera líquida. Después se formaban hilos que servían para adornar los distintos postres que se servían en aquel entonces.
Debido a que la técnica para la obtención de estos “hilos caramelizados” era muy tardada y sobre todo muy costosa, no fue tan popular en otros países.
Posteriormente, en 1897, los empresarios estadounidenses William Morrison y John C. Wharton inventaron una máquina capaz de crear los hilos de caramelo que con tanto trabajo hacían los cocineros italianos tiempo atrás.
El invento se dio a conocer al mundo a través de la Feria Mundial de Francia en 1900; el caramelo se presentó con el nombre de Fairy Floss, que significa Seda de hadas. Más adelante en 1904, la máquina fue expuesta en la Feria Mundial de San Luis en Estados Unidos.
El dulce no tardó mucho en ser popular en las grandes ciudades, pues su aspecto esponjoso y colorido llamaba la atención de chicos y grandes.
Sin duda, los procesos para la elaboración de la nube de algodón no se hubieran vuelto más fáciles, sin los avances tecnológicos desarrollados con el paso de los años. Gracias a la Revolución Industrial, se empezaron a concentrar fuerzas en el desarrollo de diversas máquinas que tenían como objetivo facilitar la vida de las personas.
Más tarde, en 1905, el norteamericano Albert D. Robinson dio a conocer su máquina eléctrica giratoria que lograba mantener el calor de una forma más eficiente. Después, en 1921, el dentista estadounidense Joseph Lascaux inventó una nueva máquina y registró la licencia del nombre que se conoce actualmente: algodón de azúcar, dejando atrás a su competencia con seda de hadas.
Una de las ventajas que trajo este invento, fue que las personas comenzaron a comprar las máquinas para vender sus propios dulces. Incluso, estos aparatos se fueron mejorando y perfeccionando con el tiempo, aunque es importante destacar que para que el algodón de azúcar tome una forma esponjosa, se necesita tener práctica y técnica, si no, la preparación puede terminar en un caos. Esta golosina se disfruta alrededor de todo el mundo.
Según la Real Academia Española (RAE), el dulce es un adjetivo que viene del latín dulcis. La palabra se utiliza para describir algo que “causa cierta sensación suave y agradable al paladar, como la producida por la miel, el azúcar, etc.” Una definición que se amolda muy bien al efecto que provoca en la gente este alimento.
La golosina tomó tanta popularidad que se decidió que el 7 de diciembre sería el Día Mundial del Algodón de Azúcar. Es importante señalar que el nombre que se la a este manjar varía según los países: en Estados Unidos se le conoce como cotton candy (dulce de algodón) y en Francia como barbe à papa (barba de papá).
Actualmente las presentaciones de este caramelo se han modificado, pues lo encontramos en diferentes formas, tamaños y colores.
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