Cuantas veces no has sentido la necesidad de cubrirte la boca, apretar tu nariz y forzarte a no desmayar cada que caminas por las calles más concurridas en las que todo tipo de olores suben por tus fosas nasales y sientes que hasta te queman los ojos de lo intenso que es el olor. Cuando comes algo que no te gusta o ves cualquier cosa que despierta en ti un verdadero asco...
¡Guácala! Es la palabra que estás buscando y que seguramente muchos de nosotros pensamos y usamos con avidez y gusto, a pesar de que la apliquemos para lo contrario. Define todas esas situaciones de un modo definitivo y es una palabra muy utilizada en México y otros países de América del Sur.
La Real Academia de la Lengua Española (RAE) establece que es una interjección utilizada “para indicar desagrado, asco o rechazo” hacia algo o hacia alguien. La interjección es una expresión que manifiesta una emoción, un estado de animo o una actitud y, en el caso de guácala, es utilizada en México, Honduras, República Dominicana y El Salvador con el mismo significado.
La versión más aceptada indica que esta palabra viene de una palabra indígena del quechua, lengua hablada en la región de América Central (en algunas zonas de Perú, Bolivia, Colombia y Argentina) que utiliza guácala para referirse a algo como “repugnante”. De igual forma se cree que es de naturaleza onomatopéyica, pues es un ruido similar a las arcadas provocadas por el vómito.
Sin embargo, también está la otra teoría de que la palabra guácala viene del náhuatl. Deviene de huacalli que es una caja de varias tablas de madera para colocar cosas y se escribe huacal o guacal. El Diccionario Breve de Mexicanismos la define como una especie de “jaula o caja formada de tiras de madera separadas, en que se transporta fruta, hortalizas, loza o animales pequeños”.
En zonas de América Central, de acuerdo con la RAE, también se utiliza más o menos del mismo modo: una jaula hecha de varillas de madera. Pero también en Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua se refiere a una “vasija hecha con el fruto del guacal”. En esta vasija, el liquido vertido en ella, se le conoce como guacalada.
En algunos casos se refieren a la guacalada como un liquido inmundo, pues este se vuelve agua sucia después de un tiempo, aunque también se menciona en algunos sitios que está compuesto principalmente por las heces fecales y la orina que después era vaciado por las ventanas de las casas, aunque más que nada es el liquido que se vierte en él.
Considerando que varias de las culturas indígenas mantuvieron cierto contacto en la época prehispánica, no resulta una locura pensar que entre estos intercambios, económicos y culturales, se haya compartido también esta palabra.
Por último, es una palabra ampliamente utilizada. Incluso el presidente Andrés Manuel López Obrador ha hecho uso de ella en algunos de sus discursos y frases para referir su desagrado por la delincuencia y la corrupción: ¡Que se vaya al carajo la delincuencia. ¡Fuchi, guácala! Es como la corrupción: ¡fuchi, guácala!
De igual forma el programa infantil chileno 31 Minutos tiene una canción con esta palabra en la que uno de sus personajes durante un minuto completo exclama ¡guácala! ante una amplia variedad de alimentos que le son mostrados y con los que no se ve complacida. No será de sus mejores producciones, sin duda alguna, pero al menos nos muestra el uso amplio de guácala en otras partes del mundo.
SEGUIR LEYENDO: