Lujo y derroche: cómo eran las fiestas de Antonio López de Santa Anna, el gran “villano”

Durante la primera mitad del México independiente, Veracruz tuvo constantes fiestas para “Su Alteza Serenísima”

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Antonio López de Santa Anna
Antonio López de Santa Anna fue conocido por sus fastuosas celebraciones

Antonio López de Santa Anna es uno de los personajes más infames en la historia nacional debido a los excesos que llevó a cabo durante sus gobiernos -porque fueron once- en los que se enfrentó a franceses, texanos y estadounidenses acumulando pocas victorias, pero sí cada vez más odio por sus excentricidades como lo fue el funeral de su pierna y la edificación de una estatua suya.

Durante su periodo también era característico que el ex presidente se retirara constantemente a su estado natal Veracruz para resarcirse de fuerzas cada que estuviera cansado o harto de los pormenores del país, a menos que hubiera frente a él la posibilidad, por más mínima que fuera, de realzar su reputación en alguna campaña militar que él mismo decidía comandar.

Durante la Guerra de los Pasteles “Abandona su hacienda de Manga de Clavo (...) y se apresura a llegar al puerto. Cuando se presenta ante el general Manuel Rincón… va inflamado por tan desbordante entusiasmo y tan sincera voluntad de servicio que cualquiera lo juzgaría un cadete en busca de sus primeras palmas”, escribió Rafael Muñoz en Santa Anna. El dictador resplandeciente, quien menciona que para ese momento ya había ocupado la presidencia.

Antonio López de Santa Anna
Antonio López de Santa Anna perdió su pierna en un enfrentamiento contra los franceses en 1838

Pero Santa Anna, a pesar del odio que iba despertando en diferentes partes de la república, en Veracruz pasaba lo contrario: era considerado héroe de la patria, por lo que siempre era recibido en sus múltiples visitas con gran cariño y montones de vítores. Esto en parte se explica por la pérdida de su pierna en la batalla contra los franceses defendiendo el puerto.

Además, esta fama militar y libertadora, ya le venía bien calzada desde 1821 cuando venció a las fuerzas realistas del estado. Se celebró una fiesta que se extendió hasta el siguiente día. Era para ellos el libertador y no Iturbide. Esto solo se acentuó en los años siguientes hasta la victoria en Tampico, donde venció a la expedición española que buscaba reconquistar México.

Se festejaban sus victorias militares, sus entradas al estado, sus tomas de posesión presidenciales y hasta el día de su santo.

En las fiestas de su santo cada 13 de junio de 1842 a 1844 y de 1853 a 1855 se organizaban bailes para la élite de Xalapa. En el artículo Fiestas santanistas: la celebración de Santa Anna en la villa de Xalapa, 1821-1855 de Will Fowler, menciona que se preparaban once comisiones para disponer los preparativos como: arreglo de los arcos de las calles y adornos, para disponer el convite en la casa de Santa Anna, comisión de asistir a la mesa con Su Alteza Serenísima, comisión de etiqueta, por mencionar algunas.

Santa Anna también celebró un
Santa Anna también celebró un funeral a su pierna y se le había hecho un monumento en la capital (Foto: Twitter@piernasantaanna)

Para su posesión como presidente, por ejemplo, en 1843, se despertó a los xalapeños con cohetes y música que provenía de la calle; se cerraron los establecimientos de diez a seis de la tarde y se desfiló por las calles acompañados por el repique de campanas de la iglesia por donde pasara. Se ofrecían misas en las iglesias y se ofrecieron corridas de toros a precio accesible para que estas fueran de carácter popular, además de la música y baile organizada frente a las Casas Consistoriales durante la noche.

Tras regresar de su exilio en Cuba invitado por las fuerzas federalistas a tomar la presidencia en 1846, Santa Anna encontró en Xalapa “arcos que iban desde la garita de Veracruz hasta su casa en el centro de Xalapa. Una comisión de la corporación lo acompañó desde dicha garita a su casa” mientras era acompañado por militares y una banda de música. Las casas de los alrededores eran decoradas con cortinas coloridas de día y por la noche se encendían velas para iluminar las calles.

También se celebraron fiestas cada que el caudillo tomaba posesión de la presidencia como en 1833, abril de 1834, marzo de 1839, octubre de 1841, marzo de 1843, junio de 1844, marzo de 1847 y abril de 1853, más o menos parecido a lo que se describió anteriormente: luces por la noche, colores en el día, desfiles militares acompañados con música, campanas sonando por todo el lugar, los rezos y besos en la mano a Santa Anna, etc.

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