No hay actividad que nos cause más cansancio que el de trabajar. Los hay más desgastantes que otros, algunos pueden ser tolerados y otros amados a pesar de la cantidad de tiempo y energía que nos quitan y que le dedicamos, sin embargo, en el mundo en el que vivimos es innegable la necesidad de conseguir uno y salir a chambear.
Porque sin chamba no hay dinero, sin dinero no hay comida y sin comida no hay vida. Y por más que lo odiemos, la chamba está ahí. Pero, ¿chamba? ¿Qué es eso?
La palabra chamba es utilizada para referirse al trabajo o la acción de trabajar. El Diccionario del Español de México lo define como una forma popular de referirse al “Trabajo u ocupación”, del mismo modo que la Real Academia de la Lengua Española la define como “Empleo, trabajo” y es utilizada también en Ecuador, con el mismo significado, y Colombia pero en este último refiere a una zanja o vallado que sirve para limitar los predios.
Es ampliamente utilizada e incluso sale en la canción de la banda Café Tacvba Chilanga Banda que está compuesta de palabras coloquiales y caló de la capital. Sin embargo, esta no surgió del lenguaje carcelario ni de la discriminación o alguna situación pintoresca. Más bien de una necesidad económica de la clase baja mexicana y la reactivación económica estadounidense.
De acuerdo con la versión popular, la palabra se origina en plena Segunda Guerra Mundial. Tras el ataque sorpresa al puerto de Pearl Harbor por los japoneses en 1941, los Estados Unidos entraron en guerra con las potencias del Eje. Los hombres se enfilaban a la batalla en el continente europeo dejando espacios vacíos que tuvieron que ser llenados por las mujeres y por los migrantes mexicanos.
En 1942 el gobierno mexicano y el estadounidense firmaron el Programa Bracero con el que se permitía la residencia de mexicanos en Estados Unidos mientras desempeñaban trabajos para suplir la mano de obra que había ido a luchar contra las fuerzas fascistas.
Como antecedente de este programa en 1909 Porfirio Díaz ya había mandado 1,000 trabajadores para los campos de betabel en Estados Unidos; después se encuentra el sistema de “enganche”, en el que se utilizaban las casas de contratación como negocio privado y que dio paso a la explotación de los migrantes y el trabajo infantil. El programa Bracero fue un tanto más organizado aunque hubo los mismos problemas en Texas, hasta que se le puso un veto por parte del gobierno mexicano.
Los mexicanos debían desempeñar trabajos principalmente de agricultura aunque después se abrieron también en la construcción ferroviaria y minería. Estos debían asistir a las cámaras de comercio (Chambers of Commerce) para renovar su contrato y así poder permanecer en el país. Al no saber la mayoría, si no es que todos, el idioma del país vecino, devino a chamba o chambear.
Sin embargo, también está la versión de que la palabra viene del portugués traído por los esclavos africanos durante el Virreinato: chambaõ que define a alguien torpe.
Para 1964 terminó el programa en el periodo de John F. Kennedy de contratación temporal que había durado 22 años y con el que se habían movido cerca de 5 millones de personas. Miles de migrantes fueron repatriados y nos trajeron una de las palabras más famosas dentro del léxico mexicano. También ha ganado popularidad “jale” para referirse al trabajo, aunque esta viene del norte del País.
La chamba en México es uno de los peores pagados y con horarios que a veces rebasan los limites permitidos. Ahora con las repercusiones de la pandemia por la Covid-19 se estima que habrá un deterioro en las condiciones de trabajo y la calidad de vida de las personas por las modificaciones en contratos y salarios de los mexicanos.
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