La debilidad de las autoridades mexicanas quedó de nuevo en evidencia este miércoles 1 de diciembre, en Tula, Hidalgo, tras la liberación de nueve reos del Centro de Readaptación Social de la región.
De acuerdo con los detalles, los presos pertenecían a un grupo criminal identificado como Pueblos Unidos, que desató el terror durante varios minutos en las calles de Tula —a 70 kilómetros de la Ciudad de México—.
Este grupo criminal que impuso su ley en Hidalgo, había sido, sin embargo, catalogada por el secretario de Seguridad Pública del estado, Mauricio Delmar Saavedra, como un “grupillo”. “Esos grupillos no son los grandes cárteles de las drogas, son grupitos de individuos que se disfrazan, ahí medio como que quisieran poder amedrentarnos”, señaló luego de que el líder de Pueblos Unidos, José Artemio Maldonado Mejía lanzara una grabación amenazando a las autoridades hidalguenses.
En 2018, el grupo armado Pueblos Unidos entró en el radar de las autoridades; sin embargo, las operaciones delictivas de sus líderes datan de años más atrás. La organización monopolizó los delitos de robo de combustible, secuestro y extorsión en los estados de Hidalgo, Michoacán, Querétaro y Estado de México.
Pueblos Unidos operó bajo la cabeza de José Artemio Maldonado Mejía, el Michoacano, quien antes ya formaba parte de otras células delictivas lideradas por sus hermanos. De acuerdo con informes de inteligencia , el Michoacano tenía su base de operaciones en la localidad La Loma, en el municipio de Tepetitlán, conocido también como uno de los corredores del robo de combustible pues conectan al menos 36 municipios.
El pasado 28 de junio, el Michoacano lanzó un video en el que amenazaba a las autoridades estatales y criminales rivales. En la grabación aparecía el presunto cabecilla junto a nueve sujetos encapuchados portando armas largas.
El seguimiento del caso evidenció una segunda grabación de Pueblos Unidos en el que seis presuntos sicarios de la organización se dijeron representantes de Tula, Anaya, La Loma, Tepetitlán, Santa Ana Ahuehuepan y San Francisco.
Además aseguraron una supuesta alianza entre el titular de la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo y el Cártel de la Ministerial, dedicado al huachicoleo.
Maldonado y su familia están ligados a una serie de delitos cometidos en la zona centro del país. El 26 de noviembre, el Michoacano fue detenido en Texcoco, Estado de México. Su tarea dentro de la banda delictiva consistía en el robo de hidrocarburos, el narcomenudeo, el tráfico de drogas, el secuestro y el asalto.
Su hermano es Mariano Maldonado Mejía, el M1 capturado en 2018 por liderar el grupo de Los Emes, dedicado al secuestro de migrantes en Mexicali, Baja California (al norte del país). Según las autoridades, este hombre también se encuentra en la lista de los reos fugados del penal.
Originario de Pachuca, Hidalgo, el Michoacano diseñó en 2018 una estructura criminal que operaba desde dicho estado ubicado al norte de la Ciudad de México. Ahí logró consolidar un rosario de actividades criminales que se extendieron a seis municipios de Hidalgo y las entidades limítrofes de Querétaro y Michoacán.
La agrupación operó bajo la sombra de la sociedad hasta el mes pasado, cuando a través de un video el Michoacano desafío a las autoridades del estado de Hidalgo y amenazó a los huachicoleros de la región. Según informó el gobierno estatal, la grabación fue un parteaguas para la captura del líder criminal.
Antes de su aprehensión, José Artemio Maldonado formaba parte de la célula delictiva Los Emes, que monopolizaba el secuestro de migrantes en Mexicali. Los emes, fundado por la familia Maldonado operaba en el centro del país. Ahí contactaban personas interesadas en cruzar a Estados Unidos, los trasladaban a las ciudades de Tijuana o Mexicali, donde los secuestraban y los escondían en casas de seguridad hasta que la familia de las victimas pagara una fuerte cantidad de dinero para su liberación.
El primero en caer fue un hombre identificado como Lucio Maldonado Mejía, hermano de José y Mariano, quien en 2012 se fugó de un penal de Pachuca, Hidalgo, tras ser liberado por un comando que interceptó el vehículo oficial en el que era trasladado para realizarse exámenes médicos.
Tres años después la desgracia regresó a la familia con la captura del M1. Hoy se encuentra libre tras huir durante un enfrentamiento entre sicarios y custodios del Centro de Readaptación Social de Tula, Hidalgo.
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