La llegada de los españoles al antiguo México implicó muchos cambios culturales y sociales desde la religión hasta la violencia íntima que ejercieron contra las mujeres indígenas. Las costumbres de uno y otro lado chocaron de inmediato.
La expedición que realizó Hernán Cortés fue firmada mediante un documento el 23 de octubre de 1518 por él y Diego Velásquez. Desde que los españoles llegaron a México el 10 de febrero de 1519 ejercieron una dominación cultural, tomaron a fuerza lugares con sus armas como espadas y en caballo, impusieron su la religión y el uso de sus palabras.
En el libro La Historia verdadera de la Nueva España, Bernal Díaz del Castillo explica que bautizaron a las personas y Cortés les decía los principios evangélicos; tiraron los ídolos, cubrieron los templos y erigían una cruz improvisada que acompañaban con una imagen de la Virgen María.
En la batalla de Centla, cuando fueron derrotados los indígenas maya-chontales que en su etiqueta militar postularon que debían ofrecer regalos al vencedor, les dieron 20 esclavas, entre ellas Malintzin (la traductora), pero dentro de las costumbres españolas Hernán puso como condición que primero fueran bautizadas, lo cual significaba que podían hacer uso de ellas sin ningún remordimiento.
La obtención de la riquezas del territorio mexicano, la violación sistemática de niñas y mujeres fue uno de los procesos que marcó la llegada de los españoles, no había protección legal para el género femenino.
Las mujeres eran aceptadas dentro de la sociedad española solamente para ser usadas como objetos sexuales, además de encargarse de las actividades culinarias. En sus pliegos que regían a la sociedad española en la Conquista establecieron que “el viaje es para exaltar la mayor gloria de Dios y aumento de la fe, por lo que no deberán consentirse actos carnales con ninguna mujer, fuera de nuestra ley”, por esa razón les cambiaban el nombre al momento de bautizarlas.
Para el español promedio del siglo XVI era intolerable la homosexualidad, realizaban excursiones militares con el fin de impedir alguna relación entre personas del mismo sexo, en el periodo de la Conquista ninguna de las dos culturas española e indígena veía mal que un hombre tuviera muchas mujeres desde esclavas, esposas y amantes.
Cuando la Conquista de México-Tenochtitlan ya tenía forma, las demás costumbres de los españoles empezaron a establecerse en la Nueva España, en este proceso Hernán Cortés casó a Malintzin, quien fue su amante y madre de su hijo Martín, con Juan Jaramillo; en algunas versiones de historiadores, suponen que fue un matrimonio forzado. La fecha del matrimonio concuerda con la llegada de Cuba de Catalina Suárez, quien fue la legítima esposa de Cortés. Los españoles establecieron que la esposa legal estaba por encima de todo, pese a ello el abuso sexual contra las mujeres indígenas prevaleció durante muchas décadas.
Cuando Moctezuma y Cortés se reunieron
La dificultad para llevar agua en Europa causó que los españoles no tuvieran una higiene adecuada por lo que casi no se duchaban. Ellos adoptaron una costumbre cuando llegaron a Tenochtitlán que era bañarse más días. Los indígenas quemaban hierbas aromáticas para contrarrestar el mal olor de los europeos.
Miguel León Portilla, investigador de la UNAM en su libro Visión de los vencidos, narra que Moctezuma dio órdenes de que colocaran flores aromáticas en canoas y a los alrededores para recibir a Hernán Cortés, debido al hedor de los españoles: “En grandes bateas han colocado flores de las finas: la flor del escudo, la del corazón; en medio se yergue la flor del buen aroma, y la amarilla fragante, la valiosa. Son guirnaldas, con travesaños para el pecho”, explicó el autor.
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