La construcción del Tren Maya, obra insigne del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, avanza por el empobrecido sureste de México en medio de retos como la preservación del medioambiente y la protección de ruinas arqueológicas, y pese a algunos retrasos.
El Tren Maya, que debería estar listo para finales de 2023, es un proyecto prioritario del mandatario con una inversión de alrededor de 200,000 millones de pesos (unos USD 9,300 millones) para construir cerca de 1,554 kilómetros en los cincos estados del sureste: Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
La obra no ha estado exenta de algunas polémicas pese a que el órgano encargado de coordinar las obras, Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), da una atención diaria al tema.
ARQUEOLOGÍA ENTRE RIELES
Las obras del Tren Maya y su proyecto general han abierto una nueva etapa de investigación arqueológica en la zona, colmada de ruinas mayas de inestimable valor cultural e histórico.
Los arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han descubierto más de 16,000 de monumentos arqueológicos, que hoy están investigando y catalogando.
A pie de vía donde se ubica el comienzo del tramo 1, en Palenque, los arqueólogos trabajan, como ejemplo de la grandeza de lo descubierto, en un basamento piramidal de 30 metros de largo por 16 de ancho y 5 metros de alto.
Por el momento se han identificado tres etapas constructivas, pero estiman que hay más estructuras, de grandes dimensiones, todavía por desvelar.
Ileana Echauri, coordinadora del salvamento arqueológico del tramo 1, explicó a medios durante un reciente recorrido por la zona que lo encontrado exhibe la forma de vida de las antiguas sociedades mayas y la oportunidad de documentar a nivel científico y arqueológico la cosmovisión y tradición de la región.
“Hemos localizado alrededor de 171 entierros donde los antiguos mayas solían inhumar a sus ancestros con sus ofrendas y vasijas muy hermosas. Ello nos da una visión de lo importante que era para ellos enterrar a sus muertos”, explicó Echauri.
Para Salvador Llamas, arqueólogo responsable de los trabajos de excavación, la presencia de obsidiana, jade y cerámica demuestra que esta fue una zona de comercio y comunicación importante a través del río Usumacinta con zonas del centro de México, la península de Yucatán y Guatemala.
Estos hallazgos arqueológicos se han logrado registrar, de manera rápida y precisa, gracias al uso de la tecnología Light Detection And Ranging (LIDAR, por sus siglas en inglés), que emite pulsos láser que generan un modelo del terreno representado por una nube de puntos georreferenciados (3D).
LA ESTRATEGIA AMBIENTAL
Ante las críticas por parte de algunas ONG y colectivos indígenas de la zona, Fonatur presentó la estrategia medioambiental del proyecto Tren Maya, entre los que destacan el avance de estudios y autorizaciones ambientales, pasos de fauna e inversión en la conservación de áreas naturales protegidas, entre otros.
En un reciente evento, el director general de Fonatur, Rogelio Jiménez Pons, reiteró la importancia que tiene para Tren Maya la responsabilidad con el medioambiente, y destacó que el proyecto contempla 18 programas de mitigación ambiental.
Señaló que con el Tren Maya se corrigen muchas de las irresponsabilidades que se tuvieron en administraciones anteriores, donde se realizaron obras carreteras sin tener una conciencia ambiental.
Además, dijo que un reciente acuerdo que busca proteger las megaobras impulsadas por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que ha sido muy criticado, no los exime de cumplir con los permisos y requisitos ambientales.
Y prometió transparencia en el avance del proyecto, que lleva un retraso de unos cinco meses debido a “inercias burocráticas de administraciones anteriores”.
“Nuestro compromiso es ser transparentes. El tiempo es lo que más nos interesa, pero para acabarla bien, tenemos que ser transparentes. (...) Ya no puede haber prepotencia en la obra”, aseguró durante su informe.
El funcionario estimó que en un periodo de 12 meses deberán quedar concluidos y autorizados los permisos como la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) para el tramo cuatro de la obra.
Además, unas 400 viviendas fabricadas con innovadora arquitectura bioclimática que recicla viejos rieles y durmientes de ferrocarriles, se entregarán en 2022 a familias que habitaban sobre el derecho de vía donde se construye el Tren Maya.
EFE
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