Cientos de migrantes, en su mayoría haitianos, comenzaron el martes a regresar al punto de partida de una nutrida caravana que inició en la víspera del sur de México, acusando cansancio, falta de dinero y poco apoyo de las autoridades para ser trasladados, como se comprometieron la semana pasada.
Familias enteras, cargando sus pertenencias a cuestas, comenzaron a caminar los 25 kilómetros que separan Huehuetán de Tapachula, cerca de la frontera con Guatemala, luego de que autoridades les notificaron que no serían llevados a otras regiones del país de forma inmediata, a pesar de las presiones de los extranjeros que realizaron bloqueos carreteros.
“Voy a Tapachula (...) todo es difícil: se acabó la plata (el dinero) nadie quiere ayudarnos”, dijo a Reuters Bruno Noel, un migrante haitiano que caminaba a Tapachula. “No sé de qué vamos a vivir”, agregó, visiblemente cansado, cargando una mochila grande sobre su espalda.
Como Noel, otros cientos de migrantes empezaron el martes a regresar a Tapachula, donde dijeron que esperarán la respuesta de autoridades para ser trasladados a otras regiones del país para regularizar su situación migratoria y conseguir empleo.
La semana pasada, autoridades mexicanas iniciaron el traslado en autobuses de miles de migrantes que estuvieron varados por meses en Tapachula, a otras regiones del país, bajo la promesa de regularizar su situación migratoria, en medio de presiones con bloqueos de carreteras.
“Bloquear calles es un delito (...) a partir del momento en que sigan bloqueando calles ya no solamente serán migrantes, van a ser delincuentes”, dijo a un grupo de migrantes en Huehuetán Hugo Cuellar, del Instituto Nacional de Migración (INM).
“Ustedes decidieron marchar (...) no me pueden exigir que mañana o pasado saquemos a todos, vamos a sacarlos (transportarlos) paulatinamente (...) es mucho dinero lo que se está invirtiendo para esto”, agregó.
El INM no estuvo inmediatamente disponible para comentar los dichos de Cuellar.
Migrantes entrevistados por Reuters aseguraron que varios de ellos estaban enfermos como para continuar a pie, incluso sus hijos o esposas, y que esta situación fue, en gran parte, la que los obligó a no continuar su viaje.
Luis García, uno de los organizadores de la caravana dijo a Reuters que cerca de 800 migrantes estaban volviendo a Tapachula porque también fueron amenazados por autoridades de ser deportados o bloqueados con la fuerza pública.
En tanto, Filippo Grandi, alto comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR), criticó las expulsiones exprés de migrantes en la frontera sur de Estados Unidos y dijo que el contexto político en ese país podría dificultar dar marcha atrás con las medidas de mano dura implementadas en la administración Trump.
Joe Biden asumió como presidente estadounidense en enero de 2021 y revirtió muchas de las férreas disposiciones de su predecesor republicano, Donald Trump, prometiendo un enfoque más “humano” de la política migratoria.
Sin embargo, no ha podido dar marcha atrás a dos polémicas medidas: el MPP, que obliga a los solicitantes de asilo a esperar por sus audiencias judiciales en México, y el Título 42, que, buscando frenar las infecciones de COVID-19, permite expulsar a migrantes rápidamente sin que puedan solicitar asilo.
“Estados Unidos ahora los está deportando de regreso muy rápidamente, no estamos de acuerdo con eso”, dijo Grandi, de 64 años, la tarde del lunes en una entrevista con Reuters.
“Creemos que Estados Unidos, que tiene una larga tradición de recibir refugiados, debe pasar por el debido proceso y el proceso puede ser rápido, no necesita ser lento”, agregó. “Me preocupa que el contexto político sea muy fuerte y para esta administración puede ser difícil hacer lo correcto”.
Desde que empezó la pandemia del coronavirus, Washington ha deportado de manera exprés a más de 1,2 millones de migrantes, según cifras de organizaciones de derechos humanos.
La última semana de noviembre Grandi visitó México, El Salvador y Guatemala para verificar los programas que trabaja ACNUR con los solicitantes de asilo y para participar en la reunión anual del Marco Integral Regional para la Protección y Soluciones (MIRPS) en la ciudad guatemalteca Antigua.
El también filósofo italiano aseguró que Washington “debería estar haciendo más, ser más estratégico y más rápido para trabajar con los países de la región para ofrecer seguridad y empleo; las dos principales necesidades de la región”.
“Para abordar las causas fundamentales se necesitan recursos mucho más grandes, programas más grandes. Escuchamos que se habla de muchos de estos programas, pero vemos muy poco en este momento que todavía esté sucediendo en el terreno”, dijo Grandi.
La crisis migratoria en América alcanzó este años niveles sin precedentes por lo que el Alto Comisionado solicitó al gobierno de Andrés Manuel López Obrador que brinde alternativas para las decenas de miles de migrantes que pisan México y que no tienen otra alternativa que pedir la condición de refugiados para evitar ser deportados.
“Le decimos a México, ¿por qué no crea un canal de migración separado para ellos y les brindan oportunidades de migración?”, se preguntó el funcionario en referencia a los miles de haitianos que continúan llegando a México desde Brasil y Chile, países que no están catalogados como violentos o en riesgo.
Con información de Reuters
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