La conferencia matutina del pasado lunes se convirtió, de nueva cuenta, en la arena donde Andrés Manuel López Obrador (AMLO), volvió a lanzar un nuevo ataque hacia la prensa, en específico, a la periodista Carmen Aristegui y la revista Proceso.
La arremetida del presidente derivó de una investigación en donde se reveló la relación entre su programa insignia “Sembrando Vida”, con la fábrica de chocolates de sus hijos mayores, “Rocío”.
A pesar que esto detonó una ola de críticas en contra del tabasqueño, para el periodista Raymundo Riva Palacio el ataque no habría sido inusual en el entendido que “todo lo que roce con un pétalo a su familia inmediata lo desquicia”, afirmó.
En su última columna para Eje Central, Raymundo dijo que, más allá de denotar una evidente inconformidad hacia lo que cuestione su administración, la visceral reacción de Andrés Manuel revelaría la forma en cómo toma decisiones: de una manera intolerante y, en ocasiones, rencorosa, señaló.
“La forma como se refirió a Aristegui y Proceso refleja su poca tolerancia, que lo hace ver muchas veces como un político bipolar que va del cenit al nadir a la velocidad de la luz”.
Un ejemplo de ello, explica Riva Palacio, fue lo sucedido tras el trabajo de Isabella González, publicado en Latinus de Carlos Loret de Mola, en el cual denunció el uso de empresas fantasma de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) para la construcción del Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles”.
A raíz de ello, recalca, se propuso en Palacio Nacional el controversial decreto presidencial que establece a megaproyectos y obras de la 4T como de seguridad nacional - publicado cuatro días después de la investigación de González.
Y es que aún cuando hubo desacuerdos internos con la declaración de AMLO, el periodista asegura que nadie se atrevió a enfrentarlo por temor de ser señalado como saboteador: una muestra de su constante mal humor que ha orillado a sus propios colaboradores a “tratarlo con delicadeza”.
“El rencor del Presidente es un péndulo entre el coraje y el arrepentimiento (...) Un día piensa de una forma y al otro ya cambió de parecer”, destacó el Raymundo.
Ejemplo de ello, enlista, fue la orden hacia las grandes cabezas de la Secretaría de Salud, Jorge Alcocer y Hugo López-Gatell, de desacatar la orden judicial para inmunizar a menores contra el COVID-19; “una semana después, la instrucción fue la contraria”, asevera.
Otra más, sería la hipócrita relación con su ex consejero jurídico, Julio Scherer: por un lado, Andrés Manuel lo refería como “hermano” tras su renuncia al cargo, pero por el otro (y a sus espaldas), avalaría la investigación en su contra como parte de una vendetta personal.
A pesar de ello, el columnista subraya que Andrés Manuel insiste en “encerrarse en el ala más radical”: “No hay las rectificaciones que quisieran los moderados, sino ratificaciones”, puntualizó en el marco del nombramiento del director del CIDE, en un claro ejemplo de desprestigio hacia las protestas de las y los estudiantes.
En ese tenor, Riva Palacio concluye - y advierte - que mientras López Obrador continúe insistente en apegarse hacia ese círculo radival, las decisiones continuarán “tomándose con el hígado”.
“En la medida en que se encierre más en el núcleo más radical de su movimiento, más intolerancia veremos de su parte, al parejo de más decisiones tomadas con el hígado, nada propias de un presidente”.
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