El Benemérito de las América, Benito Juárez, fue uno de los presidentes mexicanos más famosos del siglo XIX, cuyo legado prevalece hoy en día en la política nacional. Desde sus Leyes de Reforma hasta su conflicto con Maximiliano de Habsburgo y Porfirio Díaz, la vida del político oaxaqueño está bien documentada.
No obstante, de él no solo se conoce su papel como estadista y el contexto sociopolítico en el que gobernó, sino que también se sabe cuáles eran sus comidas recurrentes y predilectas.
Y es que durante sus años como presidente, Juárez dejó registro de qué consumía en diversos reportes de gastos de la Presidencia. Uno de los documentos que desmenuza la cocina durante el juarismo es el libro Gastos y apuntes de cocina de la casa del Señor presidente de la República Don Benito Juárez, de Carlos Sánchez Silva.
Dicho texto contiene las comidas preferidas de Juárez García gracias a que el cocinero presidencial registró parte de los gastos de la cocina instalada de forma provisional en la ciudad de Veracruz cuando el Benemérito asumió el Ejecutivo.
Domingo Arce fue quien llevaba el registro de los ingredientes y alimentos consumidos por el presidente y su familia. La alimentación del mandatario y su familia consistía en proteínas como res, puerco y pollo, así como venado, conejo y pescado en algunas ocasiones. Se trataba de una variedad de hasta de diez tipos de carne diferentes.
Asimismo, frijoles, papas, lentejas, arroz, camote, cereales y tubérculos eran recurrentes en los platillos principales, los cuales se acompañaban con verduras y frutas como tomates, nopales, calabazas, acelgas, chayote, elotes, col, chícharos, berenjena, nabos y lechugas.
Dentro de los gustos y compras del presidente y su familia se encontraba el jerez y el vino de Burdeos, así como el pulque. También destacan platillos tradicionales de Oaxaca.
Por supuesto, en la dieta de Juárez no podían faltar las tortillas de maíz y otros alimentos derivados de dicho grano, como los tamales y atoles. En el caso de las bebidas, en la casa del oaxaqueño se tomaba café, chocolate y leche.
Este documento muestra los productos para comer y beber en el México del siglo XIX, en el que la combinación de elementos nacionales con europeos era tan profunda que prevalecieron incluso luego de la invasión francesa. Esto resulta interesante debido a que había una especie de odio hacia las cosas traídas por los extranjeros durante la invasión.
Benito Juárez comenzó su carrera después del alzamiento contra Antonio López de Santa Anna y se convirtió en el Secretario de Justicia en 1855. La experiencia administrativa de Juárez lo llevó a elaborar la Ley sobre la Administración de Justicia y Orgánica de los Tribunales de la Nación conocida como Ley Juárez en la que —aparte de establecer los ordenes y competencias de tribunales y cortes— se abolió el fuero eclesiástico y militar en materia civil, cosa que causó gran controversia.
En 1857 entró en vigor la constitución liberal que dejó atrás las formas de gobierno del virreinato que habían quedado casi intactas y un año después inició la Guerra de Reforma o de los tres años en la que se enfrentó el partido conservador con el liberal para mantener la tradición y costumbres de los gobiernos monárquicos.
En 1858, Juárez, tras la huida de Comonfort del país, estuvo en constante movimiento por el levantamiento de Félix Zuloaga. Estableció su gobierno en Veracruz hasta 1861, con el inicio de la intervención del imperio francés tras la decisión del gobierno mexicano a no continuar pagando la deuda a Inglaterra, España y Francia. Esto causó la huida de Juárez y un gobierno itinerante al tener que trasladarse a diversos estados huyendo de los franceses hasta 1867.
El encono hacia los extranjeros ya estaba arraigado en una buena parte de los mexicanos causado por la invasión norteamericana, por lo que iba a encenderse aún más al ver a otro país tratar de hacer lo mismo. Y la situación se agravó más cuando el 3 de octubre Maximiliano de Habsburgo ordenó el fusilamiento de los prisioneros liberales en 1865.