Pumas y América se vuelven a enfrentar en una liguilla del fútbol mexicano y con ello se regenera esta ardiente rivalidad entre los dos equipos y aficiones, pues históricamente se han confrontado en ideología, estilo y fútbol dentro de la misma ciudad.
Entre las múltiples anécdotas que tiene este partido, una de las más llama la atención a las dos aficiones gira alrededor de un futbolista, quien incluso se podría autenticar como el primer gran detonante de esta rivalidad, pues pasó de ser canterano y referente de Pumas, a convertirse en goleador histórico del América.
Como muchos ya conocen, se trata de Enrique Borja, el artillero que debutó con el cuadro universitario en 1964, pero que cinco años más tarde firmaría con las Águilas contra su voluntad, antes de saber que se convertiría en una leyenda y referente para el americanismo.
La transferencia del espectacular delantero y canterano de los Pumas provocó el delirio de los fanáticos más recalcitrantes del cuadro felino, mientras que del lado de Coapa, puso los cimientos de su característica soberbia que los acompañó durante el mandato de Emilio Azcárraga Milmo.
El jugador tenía 24 años y ya había disputado cinco temporadas con los universitarios, con quienes consiguió el anhelado ascenso a la primera división y quien fue partícipe de los primeros cruces flamantes entre América y Pumas, donde destacaron goleadas para ambos equipos.
“Para mí es un honor, pero no soy un costal de papas”
Esas fueron las famosas y polémicas palabras de Enrique Borja a Guillermo Cañedo, directivo azulcrema, cuando se enteró de su transferencia, puesto que de un momento a otro le mostraron un contrato firmado por las dos instituciones donde acordaban su pase.
Este controversial momento lo relató en una entrevista para Excélsior, donde detalló que su enojo era tan grande que decidió llevar el caso a los tribunales y solicitar ayuda presidencial, con el objetivo de detener la transferencia y mantenerse en el club que lo forjó.
“Díaz Ordaz habló con el rector Javier Barros Sierra; sin embargo, él no pudo hacer nada; me tenía que ir al América. Lo que sí conseguí es que mandara una iniciativa de ley para que los jugadores recibieran dinero por los traspasos de venta”, afirmó el ariete felino y próxima leyenda azulcrema.
De esta manera fue cómo intentó por todos sus medio permanecer en el cuadro universitario y evitar ser transferido sin su consentimiento, al grado de contactarse con el presidente Gustavo Díaz Ordaz, con quien tenía una buena relación.
Esta transferencia también se dio en medio de la negociación de contrato que Borja tenía con Pumas, pues debido a su extraordinario rendimiento esperaba un aumento, mismo que ya estaba pactado con el presidente auriazul, Andrade Padillo, por lo que la sorpresa fue mayúscula para Enrique.
A pesar de estas trabas que intentó poner el entonces referente de Pumas, el Tigre Azcárraga tranquilizó sus ánimos y le dio una calurosa y familiar bienvenida en el América, donde terminó coronándose como campeón del fútbol mexicano y tricampeón de goleo.
Por si esto fuera poco, en reiteradas ocasiones el delantero mexicano afirmó que el personaje de Emilio Azcárraga Milmo se convirtió en una pieza fundamental en su vida personal y profesional, por lo que terminó por enamorarse del cuadro azulcrema, donde finalmente se retiró como profesional y tras una carrera de éxitos.
SEGUIR LEYENDO: