El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, recibió al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, en el Instituto Cultural Mexicano.
Tras darle la bienvenida, el mandatario de México le mostró a Trudeau algunos de los murales del artista mexicano Roberto del Río que se encuentran en el Instituto. “Cuando termine la reunión le vamos a explicar el significado de este mural”, le mencionó el tabasqueño a Trudeau señalando la obra pintada hace casi 100 años, que decora las escaleras del recinto.
El Instituto Cultural Mexicano, es un recinto que desde 1990 se ha dedicado a compartir el pasado y presente de la cultura e historia mexicana con los habitantes de Estados Unidos, y así enriquecer la relación entre ambos países.
Esta obra arquitectónica fue adquirida por el Gobierno de México en 1921, cuando el presidente mexicano Álvaro Obregón compró la mansión para convertirla en la Embajada de México y en la residencia oficial de su representante en Washington.
La mansión donde se encuentra el instituto fue diseñada en 1910 por el arquitecto Nathan Wyeth, quien también se encargó de crear el ala oeste de la Casa Blanca. La propiedad destaca por su estilo Beaux Arts, caracterizado por el realce de detalles arquitectónicos como escalinatas balaustradas, cornisas de apoyo y grandes entradas. La mansión también tiene una sala principal, inspirada en la arquitectura italiana de finales del siglo XV, en la que sobresale una barandilla inglesa de caoba y un retablo mexicano del siglo XVIII.
La página oficial del Instituto Cultural Mexicano señala que este recinto se ha convertido “en un símbolo de los puentes de entendimiento y amistad entre los dos países vecinos”.
El inmueble fue intervenido por el pintor Roberto Cueva del Río, quien en 1930 fue recomendado por Diego Rivera, director de la Escuela de Bellas Artes, para realizar los murales de la Embajada de México en Washington. Tres años después, en 1933, Cueva del Río retrató diversas tradiciones mexicanas en los murales que se ubican en los tres pisos.
El mural que AMLO le mostró al Primer Ministro canadiense es titulado: El Festival de Tehuantepec. Esta obra representa la Fiesta Anual de las Flores en Tehuantepec, y retrata a mujeres y hombres bailando con guirnaldas de flores, a una familia disfrutando de la comida y la bebida tradicionales y, en el centro, a un bailarín con una máscara precolombina.
El estilo pictórico de Cueva del Río se debe en gran medida al estilo de Rivera: figuras fuertemente modeladas, colores vivos y un fuerte simbolismo. El artista logró esas formas “audaces y simplificadas” utilizando una técnica de contorno negro: las acuarelas se aplicaban al fresco, es decir, sobre yeso húmedo. Cueva del Río trabajaba sólo con la mano izquierda, ya que su mano derecha estaba incapacitada. El sitio oficial del Instituto sugiere que, dado que los murales de la Embajada se empezaron a pintar cuando Cueva del Río tenía sólo 23 años, y se terminaron ocho años más tarde, cuando tenía 31, “el estilo y el énfasis se vuelven más sencillos y tenues a medida que se asciende por la escalera”.
Cabe mencionar que gracias a una subvención, en 2018, del Programa de Conservación del Arte del Bank of America, el Instituto recibió a expertos conservadores de arte y a alumnos de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), para que llevaran a cabo una restauración de los murales que duró meses. El proyecto trató las alteraciones y el deterioro por envejecimiento natural y por causas antropológicas para devolver a las obras, que tienen más de 70 años, a su estado original.
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