Una presunta célula delictiva, que estaría ligada al Cártel de Sinaloa, firmó una narcomanta en Purísima del Rincón, Guanajuato, estado en que ya han sido desplegados mensajes alusivos a la irrupción del grupo del crimen transnacional.
Según medios locales, el hallazgo del narcomensaje fue durante la madrugada del reciente martes en la comunidad de Monte Grande, al sur de León.
En el texto se alude a una facción delictiva que, se advierte, estaría apoyada por la organización que comandan Ismael Zambada García, el Mayo, y los hijos de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, los llamados Chapitos.
“Venimos con todo el apoyo de Sinaloa y el precidente de Sampancho Regresa la vieja escuela Bienvenidos al Dialogo Todos los carteles (sic)”, se leía en la manta.
Aunque no se especifica, se aludiría al alcalde de San Francisco del Rincón, municipio aledaño a Purísima. De esa manera, los presuntos sicarios habrían implicado al panista Antonio Marún González, que encabeza la demarcación hasta 2024.
Eduardo Jiménez Hernández, identificado como empresario de la zona, también fue mencionado y amenazado de muerte por intervenir en los intereses de los criminales.
“AQUI RIFA Sinaloa #701″, finaliza la narcomanta.
El número 701 alude a la posición en que fue ubicado el Chapo Guzmán en la lista de los multimillonarios del mundo por la revista Forbes. Esa cifra se ha convertido en un símbolo para los seguidores del cabecilla en gorras, playeras y otras prendas.
En 2020, cuando las autoridades federales montaban una batalla intensa contra el crimen en Guanajuato, fue reportado que el Cártel de Sinaloa apoyaba al Cártel Santa Rosa de Lima (CSRL), organización empoderada por el robo de combustible y que buscaba hacer frente al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) desde 2017.
Sin embargo, la presencia de los sinaloenses también había sido registrada en 2018, con células operativas en León, Irapuato y Salamanca, según informes del gobierno federal. Pero desde entonces no se han identificado dominios claros de la organización delincuencial.
José Antonio Yépez Ortiz, el Marro, líder del CSRL, ya se veía desesperado en junio del año pasado y andaba a salto de mata, pues era objetivo prioritario de la administración de Andrés Manuel López Obrador.
“Aunque me cueste trabajarle a alguno de los señores de la frontera o algunos señores de los de Sinaloa. A esos hijos de su puta madre (CJNG) no los voy a dejar entrar, culeros”, dijo el líder criminal en un video.
Dos meses después, el Marro fue detenido en Santa Cruz de Juventino Rosas y el cártel a su mando decayó. Sin embargo, a un año del arresto, el CSRL sigue operando, pese a que el gobernador de Guanajuato, Diego Sinhue Rodríguez, afirme que se ha logrado desarticular a la facción.
Sin embargo, dos días después de la detención de Yépez Ortiz, el 6 de agosto de 2020, fue reportada una lona en Pénjamo que estuvo firmada por el Cártel de Sinaloa y su brazo armado que opera en Sonora, los Salazar. Ese texto señalaba un proceso de exterminio en la entidad bajo la dirección del JR-60 y el Cholo.
En septiembre, al mes siguiente, las autoridades decomisaron equipo táctico y armas a una presunta célula de los Salazar en el estado, pero no trascendieron más detalles. De nueva cuenta se aludía al grupo operativo que respalda a los Chapitos en la narcoguerra de Chihuahua y Sonora.
Guanajuato, gobernado desde 1990 por el Partido Acción Nacional (PAN) tras la era del PRI, tuvo el aumento más drástico en asesinatos desde 2015.
Los reportes de la administración federal señalan que el estado contabiliza 8,525 homicidios dolosos en el mandato de López Obrador, es decir, el 10.3% de todos los registros a nivel nacional. Está por encima del promedio de los 32 estados hasta en 5,954 víctimas.
Gran parte de esa estela sangrienta es por la narcoguerra entre remanentes del CJNG y el CSRL. Ahora, presuntamente, se sumarían los de Sinaloa.
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