En los últimos días pobladores de la colonia El Barrio, en Culiacán, Sinaloa, han reportado a las autoridades que un animal salvaje ha estado merodeando la zona.
En las llamadas al 911 señalan que han encontrado huellas de “un felino”, pelo del animal entre alambres de púas, restos de gallinas devoradas y hasta se ha informado la desaparición de algunos perros.
Incluso, un padre de familia avistó al felino y aseguró que supuestamente se trata de “un león”, el cual se esconde entre la maleza y las áreas verdes de la zona acechando a otras especies.
Por ello, este viernes la Secretaría de Seguridad Pública del Estado envió a agentes de la Policía Estatal Preventiva y a personal del Zoológico de Culiacán para localizarlo y capturarlo, pues podría representar un gran peligro para los habitantes, sobre todo para los menores de edad. Sin embargo, hasta el momento no ha sido posible.
Según la dependencia, el personal del zoológico considera que pudiera tratarse de algún otro felino que bajó de la zona serrana hacia La Divisa. Y es que ha habido otros casos similares donde se trata de pumas o gatos monteses.
No obstante, la SSP de Culiacán pidió a la ciudadanía reportar al 911 en caso de avistarlo y no intentar cazarlo.
La adquisición ilegal de felinos silvestres
En los últimos años se ha vuelto más frecuente en el país los reportes en redes sociales de avistamientos de cachorros de tigre, león o jaguar deambulando en plena vía pública y no precisamente por escaparse de algún zoológico o lugar de conservación, sino de una casa habitación.
Al respecto, en octubre pasado Antonio Franyuti, activista y director de la organización Animal Héroes, señaló que ha recibido constantes denuncias sobre la tenencia de felinos exóticos en predios particulares donde no viven en las mejores condiciones, tanto por el espacio como por situaciones crueles.
“Algunas de las razones por las que estos felinos están en patios, azoteas, sótanos y cocheras de domicilios particulares, es que es legal que las personas mantengan en cautiverio a un cachorro de jaguar, puma, tigre o león”
Y es que afirmó que se pueden conseguir fácilmente a través de sitios web y redes sociales, incluso a precios muy bajos. Además de que se venden sin siquiera saber si el comprador podrá mantenerlos por el resto de su vida.
Si bien Franyuti reconoció que mientras son cachorros, estos felinos son muy dóciles, lindísimos y relativamente fáciles de cuidar, luego de tres o cinco meses de edad su mantenimiento y manejo es mucho más complejo, pues necesitarán espacios diferentes en confinamiento, para poder cumplir con las medidas mínimas de seguridad.
Domesticación de animales, una afición heredada
Los capos colombianos pusieron el ejemplo. En los años 80, Pablo Escobar montó un zoológico en su hacienda Nápoles, de Puerto Triunfo. Había de todo: elefantes, jirafas, rinocerontes, antílopes, canguros, cacatúas negras de Indonesia, gallinetas de Nueva Guinea, cisnes blancos de Europa, faisanes, grullas reales y loras de colores que lo fascinaban.
De aquella colección que Escobar llamaba su “Arca de Noé” sobrevivió la leyenda de los famosos hipopótamos que llevó de África a su país, y que pasaron desapercibidos durante el aseguramiento de sus propiedades. Eran dos que al reproducirse se convirtieron en más de 50 y hoy son un problema para las autoridades colombianas, que no saben qué hacer con ellos.
Los narcos colombianos trajeron a México su afición por los animales. El primer caso que llamó la atención porque ocurrió en la Ciudad de México y tuvo mucha repercusión en medios fue el allanamiento de una lujosa residencia en el poniente de la capital, en una zona boscosa conocida como el Desierto de los Leones.
Allí, el 20 de octubre de 2008 las autoridades federales llevaron a cabo un operativo en el que detuvieron a 15 narcotraficantes, la mayoría colombianos vinculados con el cártel de los Beltrán Leyva. Entre ellos estaba Teodoro Mauricio Fino Restrepo, el Gaviota, su enlace con el cártel colombiano del Norte del Valle.
En la lujosa finca, construida con mármol y maderas finas, había alberca, jacuzzi y estancias equipada con muebles lujosos, donde los narcos colombianos y mexicanos organizaban fiestas cada fin de semana.
Pero lo que más sorprendió fue el zoológico instalado en el amplio jardín, donde estaban enjaulados dos leones africanos, dos tigres (uno blanco y otro albino) y dos panteras negras, que es una especie en peligro de extinción.
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