Esther Yadira Huitrón Vázquez solía pasar desapercibida en los listados de los narcotraficantes de México, pese a ser la única lideresa que encabeza el cártel de Guerreros Unidos. Le llaman la Jefa y es señalada como la mujer más poderosa dentro de la organización criminal.
El pasado 6 de noviembre fue detenida en Oaxtepec, Morelos, mientras vestía sandalias de plataforma, jeans ajustados y uñas largas.
Desde hace tiempo, Huitrón Vázquez era perseguida por las autoridades más que por su poder, por su conocimiento sobre los presuntos nexos del Cártel de Sinaloa y funcionarios de la Marina durante el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012). Fue así que se convirtió en testigo colaborador de la extinta Procuraduría General de la República (PGR) —hoy Fiscalía General de la República.
Sus declaraciones llevaron a la cárcel a José Gerardo Ortega Maya, ex asesor del ex secretario de Marina, Francisco Saynez Mendoza, y Juan Carlos de la Barrera Vite, ex funcionario de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Su intimidad con varios políticos del país acrecentaron la imagen de una mujer alejada del crimen organizado. La Jefa, según acredita el diario Reforma, ventilaba sus relaciones de amistad con funcionarios de los partidos Movimiento Ciudadano, PRI, y Redes Sociales Progresistas, cuya dirigente estatal es hermana de Huitrón Vázquez.
La captura de la Jefa se llevó con disecreción total; sin embargo, el gobernador Cuauhtémoc Blanco ventiló la información a través de sus redes sociales, pese a que en la detención no participaron autoridades estatales.
El sábado pasado se logró la detención de Rosario “N” alias “La Jefa” en un operativo en conjunto entre la @SEMAR_mx, la @FGRMexico y el intercambio de información entre autoridades estatales y federales que forman la Mesa de Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz”, escribió.
El final de Guerreros Unidos
La captura de la Jefa es la última en la estructura de alto nivel del cártel Guerreros Unidos, que en 2014 ocupó las principales páginas de la prensa nacional e internacional por el caso de los jóvenes normalistas. Según el periodista Óscar Balderas, siete años después de ese hecho, la organización criminal está en vías de extinguirse.
El fundador de Guerreros Unidos, Mario Casarruvias Salgado, murió el pasado 25 de julio en el Hospital Militar de la Ciudad de México a causa del coronavirus. Los reportes indican que este hombre apodado el Sapo Guapo se contagió del virus en el penal del Altiplano, donde fue ingresado desde abril de 2017.
Casarruvias es hermano de Sidrionio y José Ángel, el Mochomo, también presos en esta cárcel de máxima seguridad. Junto a ellos, otros líderes han caído en desgracia.
Según advierten los analistas en seguridad, de ser uno de los cárteles más infames de México, Guerrero Unidos pasó a la irrelevancia, de ahí el hecho que su nombre se escuche en unos pocos sitios de Guerrero y Morelos.
En agosto pasado, el gobierno de Estados Unidos cerró el caso contra ocho criminales de Guerreros Unidos, vinculados al caso Ayotzinapa. De acuerdo con los expedientes de estos capos, cinco de ellos se encuentran libres, y los restantes se encuentran en acuerdos con el país norteamericano.
El descabezamiento del grupo criminal, afirma Balderas, podría dar paso al nacimiento de una célula más infame y peligrosa identificada como Los Números, una banda de criminales que amenaza con incendiar a Tierra Caliente.
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