Personas ilustres y famosas han residido o nacido en la alcaldía de Tlalpan, desde el literato y poeta Renato Leduc, hasta el costumbrista Luis G. Inclán. En su plaza está el árbol de los once mártires y durante el Porfiriato se destacó como residencia de la élite y clase alta. Hoy, lleno de zonas departamentales y proyectos inmobiliarios en varias de sus partes, poco tiene que ver con sus orígenes en los que era una ciudad compuesta de haciendas y ranchos.
La ciudad de Tlalpan, en miras de expandirse, no lo lograba por encontrarse rodeada por terrenos montañosos. Para finales del siglo XIX, había una forma de extenderla: una zona de terrenos que dividía a Tlalpan y la Hacienda de Coapa que se encontraba sin uso.
La situación es retomada en el diario La Voz de México en 1893: entre “Tlalpam y la Hacienda de Coapa existe una gran zona de terrenos conocida con el nombre de rancho Carrasco” despoblada. La cuestión era que el dueño del terreno quería venderlo todo junto y no por partes, lo cual requería una gran suma de dinero. Hasta que Toriello Guerra, dueño de la Hacienda de Coapa adquirió la propiedad.
La colonia fue cedida por el comprador al estado de forma gratuita e incluso la construcción de una iglesia en el lugar “será por cuenta suya”. Por esto se le puso el nombre a la colonia, sin embargo ¿Quién es Toriello Guerra?
El nombre de Tlalpan proviene de los vocablos Tlalli (tierra) y Pan (sobre) encima de la tierra o en tierra firme (por no estar en las riberas) es el lugar con los asentamientos más antiguos del valle de México. Hacia el 700 a.C, un grupo otomí ocupó las faldas del Ajusco donde formaron Cuicuilco y se extendieron unas 400 hectáreas llegando a ser 20 000 habitantes.
Sin embargo, su devenir se vio interrumpido por la explosión del volcán Xitle hacia el año 100 a.C. De ellos solo quedó la parte alta de sus edificaciones. Sus sobrevivientes emigraron a Teotihuacán en el siglo VII. Tlalpan volvió a poblarse, pero esta vez por xochimilcas en Topilejo y tepanecas de Coyoacán.
Tras la conquista formó parte del marquesado del valle de Oaxaca que se extendía desde Oaxaca hasta Coyoacán, de la cual Hernán Cortés fue Marqués por encargo del rey Carlos V. Se dividió en corregimientos en los que la región de Tlalpan fue nombrada como San Agustín de las Cuevas y quedó bajo el cargo de Coyoacán.
Parte del territorio de Tlalpan está comprendido por antiguas haciendas y ranchos: de los terrenos de Peña Pobre y Joco, formaron gran parte del pueblo de San Andrés Totoltepec; San Juan de Dios se convirtió en el barrio San Lorenzo Huipulco; así como los ranchos de Ojo de Agua, Santa Úrsula Xitla, Cuautla, Carrasco y el Arenal. Todos ellos formaron parte de la jurisdicción de Tlalpan a finales de la época virreinal.
Para 1824 y con la promulgación de la constitución de ese mismo año, el territorio se dividió en entidades federativas y San Agustín de las Cuevas formó parte del Estado de México y fungió como sede provisional del gobierno del Estado antes de mudarse a Texcoco. Por este motivo la villa de San Agustín de las Cuevas recupera el nombre de Tlalpan y obtiene la categoría de ciudad.
Ya en 1854, con el objetivo de expandir el territorio del Distrito Federal, Antonio López de Santa Anna añade a Tlalpan dentro de sus limites, pero tras la revolución de Ayutla de 1855, que desconoció a Santa Anna, Tlalpan volvió al Estado de México y fue capital de la república por unos cuantos días hasta su reintegración al Distrito por queja de sus habitantes quienes tenían que viajar hasta Toluca para arreglar sus asuntos.
Ya en 1893, se expande el territorio por medio de la compra al inicio señalada por Toriello Guerra.
Guerra era un inversionista nacido en 1814 en Asturias España. En 1824 su familia ya tenía una hacienda en Morelos, pero treinta años después comienza a tener mayor número de propiedades al casarse con la dueña de la hacienda se San José de Coapa.
Toriello fue fundador de la Beneficencia Española y la Cámara Española de Comercio en México y para 1890 se convirtió en dueño de terrenos aledaños como lo fue el rancho de Carrasco. Tras su muerte en 1891, sus herederos fraccionaron el Rancho para fundar la colonia. Este terreno no contaba con gran actividad por estar cubierta casi por completo con piedra volcánica por la erupción del volcán Xitle y era conocido así por el nombre del dueño anterior.
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