Aquel sinaloense que de joven soñaba con ser piloto logró colarse en las leyendas negras del narco en México como el Señor de los Cielos, incluso después de dos décadas se duda sobre su muerte, pues cercanos al caso de Amado Carrillo Fuentes señalaron que se retiró en el extranjero y no falleció a causa de una cirugía estética.
La ovacionada serie de Netflix Narcos México ha llegado a su tercera temporada y con ello se muestra el ascenso y caída del Señor de los Cielos, interpretado por José María Yazpik, después de la captura de Miguel Ángel Félix Gallardo, el Jefe de Jefes, quien es representado por Diego Luna.
Las autoridades norteamericanas han reconocido que el sobrino de Ernesto Fonseca Carrillo, don Neto, dejó este mundo en 1997. Así lo reportaron en su momento la Administración del Control de Drogas (DEA) y el Departamento de Estado de Estados Unidos.
En las acusaciones de 2019 contra su hermano Vicente, el Viceroy, los fiscales de la Corte del Distrito Este de Nueva York relatan que antes de su muerte, el jefe del Cártel de Juárez trasladó una vasta cantidad de cocaína por el corredor del Paso, Texas, en la frontera con Chihuahua. Pero luego de perecer el mando quedó a cargo de sus familiares.
El gobierno de Estados Unidos estimó en 1994 que el Cártel de Juárez manejaba 60% de la cocaína colombiana que llegaba a ese país por México y sus principales aliados fueron el Cártel del Norte del Valle.
Una flota de decenas de aeronaves construyeron el narcoimperio de Carrillo Fuentes: se habló de aviones Boeing de dos turbinas y 68 plazas y aquellas tipo Caravelley que transportaban hasta seis toneladas de narcóticos. Sin embargo las circunstancias de la muerte de este capo han sido un misterio a lo largo de los años.
Un oficial de inteligencia de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), consultado por la periodista Anabel Hernández, señaló que el cuerpo del Señor de los cielos no correspondía con el cadáver enviado al Hospital Militar de la Ciudad de México tras la intervención quirúrgica en el hospital Santa Mónica de Polanco.
José Alfredo Andrade Bojorges publicó su libro en 1999, La historia secreta del narco: desde Navolato vengo, en el que describía las desapariciones de quienes habían sugerido que Amado Carrillo Fuentes no había fallecido. El autor también desapareció ese mismo año y sus conocidos lo dan por muerto, pues todos ellos coinciden en que reveló información auténtica.
Andrade Bojorges, abogado con maestría en criminología, era amigo y colaborador de Sergio Aguilar Hernández, defensor del Señor de los Cielos. Incluso, el licenciado representó a Sósimo Leyva Pérez, cuñado de Carrillo Fuentes, quien estuvo preso en Michoacán entre 1994 y 1995, según escribió Anabel Hernández en Los señores del narco (2010).
Durante cinco días, las autoridades no podían corroborar la muerte de Amado Carrillo Fuentes, que supuestamente ocurrió la noche del 4 de julio de 1997. Al sexto día de ese mes, la DEA se apresuró a confirmar la muerte del Señor de los Cielos sin especificar cómo llegó a esa conclusión ni haber visto los restos.
Empleados del narcotraficante fueron llamados a reconocer el cuerpo y afirmaron que el cabecilla criminal tenía dos señas inequívocas: un lunar oscuro en la espalda con mucho vello y una notoria cicatriz en una nalga. Pero el sujeto en manos de las autoridades no mostraba ninguno de los dos rasgos.
Jaime Olvera Olvera, quien fue muy cercano al Señor de los Cielos, también habría dicho que ese cadáver no era de Amado Carrillo Fuentes. El colaborador del líder narco fue ejecutado en 1998 mientras era testigo protegido de la entonces Procuraduría General de la República (PGR).
Guillermo González Calderoni, comandante corrupto de la Policía Judicial Federal, también aseguró que el Señor de los Cielos gozaba de cabal salud en Estados Unidos. El agente que se refugiaba en el país norteamericano y que ayudó a crecer a Carrillo Fuentes fue ejecutado en 2003 en McAllen, Texas.
El sinaloense, al parecer, confiaba lo suficiente en la red de protección que había tejido, porque la prensa afirmaba en su momento que entre mayo y julio de 1997 viajó a Rusia, Cuba y Chile para expandir su imperio, y que entre sus planes para evadir a la justicia estaban la cirugía plástica y la liposucción, aprovechando lo poco que lo conocían.
En la serie de Netflix, en cambio, se hacen referencias a sus enemistades políticas que le habrían puesto el foco mediático y por lo cual recurrió a cambiar de rostro.
Otro de los misterios que rodean el caso es que el acta de defunción del sujeto a quien practicaron la cirugía estética salió a nombre de Antonio Flores Montes. Supuestamente ese fue el nombre falso con que el Señor de los cielos se registró en el centro médico para ser intervenido.
Además, la PGR nunca ofreció pruebas periciales ni de ADN que comprobaran la muerte del capo, según han consignado reportes de los medios.
El cuerpo fue mostrado públicamente una semana después, en el ataúd. De su rostro sobresalía el negro bigote que despertó las suspicacias: ¿acaso no tuvieron que afeitarlo para la cirugía?, se preguntaba la prensa. Surgieron las suposiciones sobre un doble. Era una de las estrategias de Carrillo Fuentes para evadir a las autoridades y a sus rivales, se decía.
Coincidió en esos días la desaparición de un comandante de la Policía Judicial, José Luis Rodríguez, el Chiquilín, a quien la prensa le adjudicó un sospechoso parecido con Amado Carrillo. Además, nada se sabía de él desde unos días antes de la muerte del capo.
Algunas versiones indicaron que luego de su presunta muerte, el Señor de los Cielos estuvo durante una larga temporada en Cuba y que el mismo Fidel Castro pidió a Carlos Salinas de Gortari que lo sacara de la isla, luego de que ambos políticos se distanciaron. Aquel año de su muerte, el Washington Post reveló que Amado Carrillo Fuentes tenía una segunda familia en Cuba.
También se ha acusado que el jefe criminal llegó a un acuerdo para colaborar con la DEA y mantiene otra identidad, jubilado del imperio criminal que construyó en la década de 1990. Al final, lo que sabe es que lo único que sigue vivo del Señor de los cielos es su leyenda en la narcocultura.
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