Este 9 de noviembre, el presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) presidirá el debate sobre corrupción, desigualdad, inclusión y conflictos armados al frente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, Estados Unidos (EE.UU).
Dicha participación es la segunda salida al extranjero que el mandatario realiza en lo que va de su sexenio ya que, cabe recordar, se ausentó a dos cumbres previas de relevancia mundial: el Grupo de los 20 (G20) en Roma, Italia, y a la Conferencia sobre el Cambio Climático (COP-26) en Glasgow, Escocia.
Por supuesto, la opinión pública cuestionó la decisión del Jefe del Ejecutivo de acudir a un encuentro donde - en comparación con las reuniones de Europa - sus palabras no tendrían el impacto que posiblemente busca; tal cual lo expresó Raymundo Riva Palacio, en su columna Estrictamente personal.
“¿Por qué no aprovechó estar frente a decenas de líderes del mundo en Roma y Glasgow y hablarle a ellos cuando tenía la oportunidad, en lugar de preferir una tribuna donde nadie sabe qué tanto caso le harán los líderes del mundo, o si incluso le prestarán atención”.
El columnista inquiere que la razón del dudoso actuar podría tener dos orígenes: el primero, que López Obrador no le interesara los reflectores para transmitir su mensaje; o el segundo, una anticipación del tabasqueño de que sus políticas irían en contra de las opiniones del resto de líderes mundiales.
Esto último, según Raymundo, refleja la renuencia del Jefe del Ejecutivo a los consejos de sus colaboradores y, por lo tanto, a las corrientes y decisiones que se han tomado internacionalmente: “Lo importante es lo que piense él, y no lo que pase en el mundo”.
Y es que por la propia naturaleza del Consejo - que la nación presidirá para el bienio 2021-2022 -, retomar las problemáticas de corrupción y desigualdad en el mundo no será un asunto novedoso; aún menos si el mensaje no es de carácter original, como lo habría anticipado Juan Ramón de la Fuente, representante de México ante la ONU.
Según el diplomático, menciona Riva Palacio, la oratoria de López Obrador evocará diversos conceptos que Antonio Guterres, secretario general del Organismo, había proclamado un año antes durante la presidencia de EE.UU en el Consejo.
“Sus palabras son una barra alta que tendrá que brincar López Obrador para no ser reiterativo. El mensaje del Presidente, se deduce, por lo que anticipó De la Fuente, no será original”.
A pesar de ello el tronco que une a los elementos que el tabasqueño retomará en su pronunciar aún chocan con sus posiciones políticas e ideológicas: “El presidente mexicano piensa otras cosas”.
De ahí que Raymundo determina que el planteamiento de AMLO será “un misterio”, especialmente porque “su récord en materia de lucha contra la corrupción es negativo” y por la errante elección de sus enemigos.
“Su árbol contra la corrupción carece de ramas, y sus enemigos no se encuentran entre los criminales, sino entre políticos que no son de su partido, empresarios que no son cercanos, la sociedad civil, los órganos autónomos y la prensa que los critica, a los que considera los verdaderos criminales.
Por esto, el discurso de López Obrador en el Consejo de Seguridad será fundamental para saber en dónde, a mitad de su sexenio, estamos parados”.
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